En Finlandia el inventario de lo inmaterial lo engloba todo: música, circo y mucho más

Los finlandeses han dado muestra de su originalidad a la hora de catalogar su patrimonio cultural inmaterial, haciéndolo de forma colectiva y continua. El inventario incluye muchos de sus singulares talentos e inimitables peculiaridades, algunos de los cuales podrían pasar a formar parte de la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.

Finlandia ha reunido recientemente un Inventario Nacional del Patrimonio Vivo. Mientras que la sauna, Papá Noel y el tango finlandés le parecerán elecciones obvias a cualquiera que haya tenido contacto con Finlandia, otras entradas de la lista tal vez no les resulten tan familiares.

La cultura finlandesa del circo y el estilo violinístico folk de Kaustinen —una ciudad situada a unos 450 kilómetros al norte de Helsinki— se encuentran entre los nuevos elementos del patrimonio. El Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia es el encargado de hacer la selección del inventario a la hora de presentar las candidaturas aspirantes a ser incluidas en la lista de Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.

La inusual manera en que la relación ha sido compilada le ha valido una valoración positiva. Todo comenzó cuando la Agencia del Patrimonio de Finlandia invitó a algunos de los actores principales en varios campos a que crearan paneles informales de expertos.

«Fue fantástico observar el enfoque inclusivo que se siguió en el proceso», nos dice Johanna Mäkelä, responsable de comunicación de CircusInfo Finland. La Agencia del Patrimonio de Finlandia abrió una plataforma wiki en la cual todo aquel que estuviera interesado podía dejar su sugerencia sobre lo que le gustaría que se incluyera en la lista. La plataforma recibió más de 130 propuestas en cinco idiomas diferentes, 52 de las cuales llegaron a ser incluidas en el Inventario Nacional.

«Como la cultura inmaterial misma, que vive de la interacción entre la gente, la plataforma permitió que la participación fuera a todos los niveles», afirma Johanna Mäkelä. «Esto llevó a que las decisiones se tomaran de manera horizontal, en oposición a como suele hacerse habitualmente, que es de arriba abajo».

Todo incluido, de todas las maneras posibles

Artic Ensemble, en una representación de “Korean Cradle” durante un espectáculo de Sirkus Finlandia, en 2018.Foto: Jukka Nuutinen

Otra de las virtudes que también recorre profundamente las venas de la cultura circense de Finlandia, es el fuerte espíritu de comunidad. Todos los que se dedican al circo, ya sean aficionados o profesionales, aprenden la necesidad de confiar y apoyarse los unos a los otros: ello forma parte integral de las actividades de un circo.

«Finlandia posee una fuerte cultura juvenil del circo, en la que la inclusión social juega un papel clave», afirma Mäkelä. «Hay cursos para grupos de todas las edades, cursos que también han sido utilizados como un medio de integración social con grupos específicos como los inmigrantes».

Todo el proceso de solicitar y obtener un lugar en el inventario ha reforzado la cooperación entre los grupos de circo a nivel nacional. «CircusInfo Finland, Sirkus Finlandia y Arts Promotion Centre Finland (Taike, por sus siglas en finés) invitaron a unirse a las conversaciones a todos los representantes del sector», dice Johanna Mäkelä. «El proceso ha unido aún más a los diferentes profesionales del circo, lo cual es maravilloso y supone un gran beneficio para todos».

Pueden apreciarse elementos similares en la cultura del estilo violinístico folk de Kaustinen, en la cual hacer música es un acontecimiento común que une al pueblo en su totalidad.

Es necesario un esfuerzo colectivo para lograr que un elemento patrimonial entre en la lista, ya se trate de la cultura circense, un estilo musical, o cualquiera de los demás participantes que conforman el inventario, desde el tejido artesanal de encajes, al vidrio soplado, y desde el vínculo de los finlandeses con el bosque, a la poco favorecedora “tacañería de la gente de Laihia”.

Otros elementos de la lista son la sauna; la proclamación de la Paz de Navidad; el poeta nacional Runeberg; la tradición de visitar los cementerios en Nochebuena; el renacido mölkky, un antiguo juego que se practica al aire libre; el Derecho de acceso común a la naturaleza, que permite que la naturaleza sea compartida por todo el mundo; el hecho de que Papá Noel sea finlandés; el tango finlandés, y la recolección de alimentos silvestres, por nombrar unos pocos. El proceso continúa, y aunque la ronda previa se cerró ya en 2017, una nueva oportunidad se abrirá en una fecha posterior, como muy pronto en 2019.

De las bodas a los festivales

En el escenario principal al aire libre del Festival de Música Folclórica de Kaustinen, el violinista y pedagogo musical Mauno Järvelä (centro-izquierda de la imagen) y otros profesores dirigen a varios centenares de niños y niñas ante una gran audiencia. Foto: Risto Savolainen/Festival de Música Folclórica de Kaustinen

Mientras que la cultura del circo es relativamente joven, la historia del estilo violinístico folk de Kaustinen es ya muy larga.

«La tradición proviene de la cultura secular de los pelimanni (los músicos folclóricos), con lo que supone una ventana a la cultura  musical de la Finlandia del XIX», nos explica Matti Hakamäki, director del Instituto Finlandés de Música Folclórica, cuya sede se halla en Kaustinen.

El estilo local de tocar el violín se las ha arreglado para mantener su equilibrio entre la historia y la modernidad y ha sobrevivido gracias al gran número de personas que se han dedicado a ello. El Festival de Música Folclórica de Kaustinen —un evento anual que se celebra cada verano y que festeja la música local y otras músicas y bailes folclóricos— lleva funcionando desde 1968. Según Matti Hakamäki, fue un éxito desde sus principios, y recibe cada año a unos 5000 artistas provenientes del mundo entero.

«Antes del festival, ya existía una arraigada tradición de pelimanni que animaban con su música los convites de boda, que podían durar hasta cuatro días», dice Hakamäki. «A causa de los cambios en la estructura social, la tradición entró en declive durante los años 60. Para preservarla, se les ocurrió la idea de construir un festival alrededor de ella. A día de hoy, el estilo violinístico folk de Kaustinen está más vivo que nunca».

Hakamäki nos cuenta que la música de la zona no está solamente reservada para las celebraciones. «Es también una parte fundamental del día a día de la gente de aquí. Se dice que si hay algo que no falta en los hogares de Kaustinen, es un violín».

Patrimonio cultural que vive en el escenario

Mauno Järvelä levanta el pulgar en señal de visto bueno antes de la actuación de los niños y niñas de Näppäri en el festival de Kaustinen, donde demuestran que la centenaria tradición musical continúa su andadura en el contexto de la modernidad.Foto: Festival de Música Folclórica de Kaustinen

En el Inventario Nacional del Patrimonio Vivo también está el kalakukko, una especie de empanada de pescado, originaria de la región de Savo; la tradición oral de las canciones de los roma de Finlandia y el característico diseño de los jerséis de lana de Korsnäs, una ciudad de la costa oeste de Finlandia. Muchos de los ejemplos del patrimonio cultural van asociados a un lugar concreto.

«Como en el pasado Kaustinen era un lugar tan alejado del mundo, la cultura musical fue desarrollándose a su propio ritmo, gestándose lentamente, con pocas influencias del exterior», nos explica Mauno Järvelä, un apreciado violinista y pedagogo, iniciador de Näppärit, toda una filosofía finlandesa en cuanto a la educación musical, basada en la música tradicional. Cada año cientos de niños participan en los talleres de Näppärit, así como en uno de los conciertos que se celebran en el Festival de Música Folclórica de Kaustinen, una forma de asegurar el futuro de este estilo de música.

«Lo que hace único el estilo violinístico folk de Kaustinen es su ritmo, que pone énfasis en la última parte del compás», explica Järvelä. «No hay un patrón claro, pero la música parece girar, precisamente. Como lo describió un violinista, ‘es como esos remolinos que hay en los rápidos y que te llevan consigo’».

Y lo mismo podría decirse de muchos de los elementos del Inventario Nacional del Patrimonio Vivo.

Por Mari Storpellinen, abril de 2018