Los finlandeses suelen tomarse bastante en serio el Día de la Madre y el Día del Padre. O, mejor dicho, lo que se toman en serio es la celebración en sí. A pesar del nombre concreto, se trata de una fiesta para toda la familia.
La mayor parte de las familias finlandesas con hijos – también aquellas en las que los hijos son ya adultos – suelen planificar sus agendas para tener tiempo libre y organizar algo especial el Día de la Madre (en Finlandia, el segundo domingo de mayo) y el Día de Padre (segundo domingo de noviembre). Es más que probable que si llamas a algún amigo para proponerle que os reunáis durante esos días, te diga que no le es posible. La conclusión es que deberías haberlo sabido. (Nota: Algunos de los enlaces del presente artículo están en finés).
Un poco de todo
La actitud de la sociedad finlandesa con respecto a las familias también queda patente durante otros días del año.
Anu Partanen es una periodista finlandesa que ha vivido diez años en Nueva York y que ahora reside en Finlandia con su hijo y su marido estadounidense. En su libro The Nordic Theory of Everything (La teoría nórdica sobre todas las cosas) repasa muchos aspectos de la vida en los Estados Unidos y los países nórdicos, como la sanidad, la conciliación de la vida laboral y privada, la educación y la construcción de una familia.
La periodista aborda ciertos aspectos de la sociedad nórdica que también ayudan a entender el modo en que Finlandia percibe y trata a los padres y a las familias. En el capítulo titulado “Valores familiares de verdad: Los individuos fuertes forman un precioso equipo”, Partanen menciona las numerosas prestaciones que los padres de niños pequeños reciben en los países nórdicos. En Finlandia los permisos parentales remunerados son muy generosos, las guarderías son muy asequibles y se recibe un lote de maternidad, una caja preparada con ropa y otros artículos que los padres necesitarán para los cuidados del bebé.
Partanen subraya que estas prestaciones ayudan a que los padres y las familias sean más independientes. Formar una familia nunca resulta sencillo, pero los permisos parentales y el hecho de que haya guarderías disponibles dan más flexibilidad a los padres para poder conciliar satisfactoriamente sus vidas, su familia y sus carreras. Y lo que es más importante, pueden pasar más tiempo con los niños durante sus primeros meses y años de crianza, sin sufrir un golpe económico irreversible ni caerse del tren profesional.
Sin embargo las prestaciones no son gratuitas, y los finlandeses suelen mencionar que las han pagado a través de los impuestos (en otro artículo, ThisisFINLAND pregunta a los finlandeses si los impuestos les hacen felices). El sistema ha cambiado con el tiempo y su siguiente actualización está prevista para 2022, con más meses de permiso parental, una terminología más igualitaria en cuanto al género y una mayor integración de la diversidad familiar.
Facilitar la vida familiar
Hemos charlado con varios padres y madres de niños pequeños para entender cómo organizan su permiso parental las familias finlandesas y de qué modo marcan la diferencia las prestaciones. (El término “baja parental” que utilizamos abarca varias categorías. Encontrarán más información en el recuadro al final del artículo).
Ann-Mari y Jaakko son una pareja de Helsinki – ambos rondando los 30– y en el momento de escribirse este artículo su hijo tiene algo más de dos años. «Lo hablamos muy pronto, cuando yo aún estaba embarazada, y Jaakko dijo que quería compartir el permiso parental», recuerda Ann-Mari.
La baja por maternidad comienza un mes antes de la fecha prevista para el parto, y tras el nacimiento de su hijo ambos estuvieron de baja las dos primeras semanas. «Fue muy bonito poder compartir esos días maravillosos durante un par de semanas», afirma Jaakko, que se dedica a la restauración arquitectónica.
Ann-Mari se quedó en casa durante casi nueve meses, hasta que cambiaron los turnos: Jaakko fue quien se quedó cuidando al niño y Ann-Mari volvió a su trabajo en una editorial. «La idea era que el niño se acostumbrara a tenernos a los dos cerca», dice Jaakko.
Cuando se le terminó el permiso parental, optó por reducir su jornada a seis horas al día, durante varios meses. Esta opción, disponible para las familias con niños menores de tres años, se conoce como “cuidado flexible”, y le dio a Jaakko cierto margen de maniobra para ayudar a su hijo a adaptarse a la guardería, al mes justo de cumplir su primer año.
Durante todos aquellos meses los empleadores de ambos se mostraron comprensivos y flexibles, ya que, por ley, están obligados a conceder los permisos, sin que ello repercuta en la situación profesional de los empleados. Los niños se benefician, lo cual influye positivamente en sus familias y en toda la sociedad.
En caso de gemelos
Aseidas, de origen estadounidense y padre de gemelos, está casado con una finlandesa y ahora trabaja como arquitecto técnico para una empresa de Finlandia. La Seguridad Social no le concedió el permiso parental, ya que se había mudado a Finlandia poco antes de que nacieran los niños, y por lo tanto aún no tenía derecho, pero afortunadamente la empresa internacional para la que entonces trabajaba le dio tres meses de permiso.
«Tener gemelos es un poco más trabajoso», dice intentando quitarle hierro al asunto, mientras al fondo los niños tiran alegremente su comida al suelo. «Ambos padres necesitan dejar de trabajar al mismo tiempo».
La familia recibe la prestación por hijo –unos 100 euros al mes por cada hijo menor de 17 años– como todas las familias finlandesas, y desde los 18 meses los gemelos van a la guardería que está justo al final de la manzana en la que viven. La mujer de Aseidas se acogió a la baja por maternidad, que para las familias con gemelos es de diez semanas más. Tras una ausencia de más de un año, volvió a su puesto en la ONG en la que trabaja.
Más tarde pudo acogerse al periodo de cuidados flexible, y durante cuatro meses trabajó el 80 % de las horas semanales. Cuando los niños cumplan los dos años y medio desearía repetirlo otros seis meses. «En Finlandia el sistema se ocupa de ti y de los niños, y se asegura de que tengas al menos el mínimo que necesitas», dice.
Compartir el tiempo
Virpi y Aki tienen una hija de dos años y viven en un barrio de Helsinki, a unos diez kilómetros del centro. Ambos trabajan en profesiones relacionadas con la salud. «Cuando nació la niña yo estaba estaba temporalmente en el paro, así que me quedé en casa un mes y luego volví a trabajar, pero me tomé un permiso parental más tarde», nos cuenta Aki.
Virpi estuvo de baja durante nueve meses y cuando volvió al trabajo, Aki se tomó otro par de meses de permiso. Cuando se le acabó, se quedó en casa con la niña unos meses más, durante los cuales recibió una pequeña asignación por cuidarla en casa.
Fueron varias las consideraciones de carácter práctico por las que era más lógico que Aki se quedara en casa durante aquella fase: Virpi estaba terminando sus estudios de posgrado, los cuales estaban integrados en parte con su trabajo, y su salario era también mayor que el de él.
La niña empezó a ir a la guardería al cumplir 18 meses, y Virpi y Aki estuvieron haciendo el 80 % de su horario semanal durante tres meses, con el fin de que la transición a la rutina de la guardería le resultase más fácil a toda la familia.
Siempre evolucionando
El sistema de prestaciones de Finlandia ha ido cambiando a lo largo de las décadas, aumentando paulatinamente la proporción de la baja parental que podían tomarse los padres. Pronto habrá otra importante reforma, prevista para agosto de 2022 (explicada el recuadro inferior y en el vídeo de más arriba).
Se aumenta la duración del permiso, y se revisa la terminología, utilizando el término “parental” en lugar de “materna” y “paterna”. También se equipara el tiempo asignado a cada progenitor. Los cambios fomentan la igualdad y la inclusión de ambos progenitores, independientemente de su género, y se ajustan a la evolución de la percepción y la definición de la familia.
Pero, ¿qué va a pasar con el Día de la Madre y el Día del Padre, tan importantes para las familias finlandesas? ¿Son realmente equitativos?
Veamos los factores externos que pueden influir en la respuesta. Estas son las estadísticas: El Día de la Madre (en mayo) en Helsinki suele haber más de 16 horas de luz, y la temperatura máxima media es de 14 ºC, mientras que el Día del Padre (en noviembre) suele haber poco más de siete horas de luz, y la temperatura media suele ser de sólo 4 ºC.
Decídanlo ustedes mismos, pero estamos convencidos de que hemos dado con un aspecto de ser padre que, por muchos beneficios que se le apliquen, nada puede cambiar.
El renacer de las prestacionesDurante la mayor parte de la historia del sistema de prestaciones parentales, las madres han podido disfrutar de una baja más larga que la de los padres. La normativa aprobada en 1917 –el mismo año en que Finlandia logró su independencia– especificaba un mínimo de cuatro semanas de permiso de maternidad, duración que fue aumentando gradualmente y a la cual se le añadió un subsidio en los años 60. Pero la introducción del permiso parental –del que podía hacer uso cualquiera de los dos progenitores– no se produjo hasta 1982. El sistema ha pasado por muchas actualizaciones desde entonces. Para agosto de 2022 se ha realizado una nueva revisión: aumenta la duración total del permiso, que se repartirá a partes iguales entre los miembros de la pareja (a excepción de las semanas de permiso por embarazo para la madre biológica, justo antes de la fecha del parto). Aumenta la duración total: unos 14 meses, frente a los 12 meses actuales. La terminología es más inclusiva y neutral desde el punto de vista del género: el permiso ya no será de “maternidad” o “paternidad”, sino “parental”. Las familias que hayan adoptado, las monoparentales y las pluriparentales también recibirán la misma cantidad total de permiso, a compartir entre los progenitores. Los niños de todas las familias podrán beneficiarse por igual de la posibilidad de que los adultos más cercanos a ellos les dediquen su tiempo.
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Por la redacción de ThisisFINLAND, mayo de 2021