En primer lugar, Finlandia está loca por el hockey. Os podemos asegurar que durante el verano hay finlandeses que se quedan contemplando los verdes campos y los azules lagos y se los imaginan cubiertos de hielo, liso y perfecto para patinar.
En segundo lugar, la NHL (Liga Nacional de Hockey de Norteamérica) —la mejor del mundo y en la que unas cuantas docenas de jugadores finlandeses se ganan la vida— suele celebrar la Stanley Cup en junio, pero la edición de 2020 se aplazó en marzo, al interrumpirse la temporada regular a causa del coronavirus. La organización anunció finalmente que las eliminatorias comenzarían el 1 de agosto y podrían prolongarse hasta principios de octubre. Así que este es el momento perfecto para un artículo sobre hockey.
En tercer lugar, pero no por ello menos importante, unos cuantos finlandeses y un canadiense (ninguna historia de hockey puede ser buena sin, al menos, un canadiense) han logrado un gran éxito organizando torneos de Save Pond Hockey, en los que se combina el hockey sobre hielo al aire libre con el activismo medioambiental. Además de en Helsinki, el evento ya ha tenido lugar en otras ciudades finlandesas, y en temporadas futuras los organizadores planean llevarlo también a Suecia y Canadá.
En el estanque
Save Pond Hockey quiere decir “salvad el hockey en estanque”, es decir, en cualquier pista al aire libre donde unos cuantos amigos se reúnan para jugar partidos informales. El torneo sirve para recaudar fondos y despertar las conciencias entre los miembros de la comunidad del hockey —o la “familia del hockey”, como suelen denominarla sus miembros— sobre la importancia de contrarrestar el cambio climático.
Porque sin un invierno en condiciones, no puede haber pistas de hielo al aire libre.
Mejor que en ningún otro sitio, tal vez sea en las pistas de los parques y vecindarios, y en los estanques congelados, donde mejor se plasma el espíritu y la esencia del hockey. Los críos pasan el rato en ellas y disfrutan del hielo todo lo que quieren, mientras sueñan que son estrellas de la primera división. Los padres pueden llevar a la familia y enseñar a sus hijos a patinar.
Tampere, una ciudad ubicada en lo que podría denominarse la parte centro-occidental del sur de Finlandia central, es la única ciudad que cuenta con dos equipos en la SM Liiga, la liga de hockey más importante de la nación. También alberga el Museo de Hockey sobre Hielo de Finlandia, el más grande de Europa. La fama de Tampere de ser una ciudad fanática del hockey —en un país ya de por sí bastante loco por este deporte— la convierte en el lugar perfecto para ir ver un torneo de Save Pond Hockey.
Cambios en el transcurso de la vida
El 7 de marzo de 2020, cuando tuvo lugar el evento de Tampere, el tiempo todavía era frío y los finlandeses aún no podían imaginarse que iban a tener que mantenerse a distancia de sus lugares de trabajo, de las escuelas, los restaurantes, y también de los demás. Dos semanas más tarde, el torneo de Save Pond Hockey programado para celebrarse en la ciudad de Oulu, en el norte de Finlandia, tuvo que ser suspendido a causa de las medidas implantadas para ralentizar la propagación del coronavirus.
En Tampere me reuní con Steve Baynes —el canadiense de esta historia— que llegó en 2010 a Jyväskylä, una pequeña ciudad del centro de Finlandia. Allí estudió sostenibilidad corporativa, para posteriormente trasladarse a Helsinki.
«La idea de Save Pond Hockey se nos ocurrió porque estábamos, por supuesto, leyendo y estudiando mucho sobre el cambio climático», cuenta Baynes, que creció en Vancouver. «Muchos de los chicos finlandeses de nuestro club de hockey también estaban apreciando cambios en sus propias vidas, desde que eran niños hasta el momento actual. Había un par de cosas que nos hacían sentir que había que hacer algo, aunque no sabíamos realmente qué era».
Save Pond Hockey vio la luz por primera vez un día de invierno de 2015. «Como éramos un puñado de chicos aficionados al hockey, nos pusimos a organizar torneos», dice Baynes.
Gusto por el hockey
Y así fue como nos encontramos frente a dos pistas al aire libre en Tampere, presenciando un torneo de un día en el que 12 equipos iban a competir en series de 18 minutos, en partidos de cuatro contra cuatro. Cada área de juego ocupaba un tercio de la pista y las porterías, sin guardametas, eran pequeñas y bajas.
Echándole un vistazo al programa, podían leerse nombres de equipos como “Pajusalmi Maple Leafs” (inspirado en los Toronto Maple Leafs de la NHL), “Lakikiekko” (Ley Puck) y algunos graciosos, como “Lihaa ja perunaa” (Carne con Patatas, inspirado probablemente en el plato favorito de alguno de sus fundadores), o “Hattrick Swayze” (un juego de palabras entre “hat-trick”, triplete, y el apellido de un famoso actor).
La pista de Koulukatu, donde se celebraba el evento, es también el lugar donde en 1956 se abrió la primera pista de hielo de Finlandia congelada artificialmente, aunque en el mismo lugar ya había habido pistas de hielo naturales desde 1934.
El invierno 2019-20 resultó lluvioso y relativamente cálido en Helsinki, con temperaturas medias que se mantuvieron cada mes por encima de los cero grados centígrados. Con un invierno tan templado, las pistas congeladas artificialmente son la única posibilidad disponible. Al haber solo unas pocas, el contraste se nota, en comparación a los inviernos verdaderamente fríos en los que los municipios mantienen pistas en numerosos parques durante meses. Los estadios cubiertos no son lo mismo, porque no ofrecen la posibilidad de reunirse de manera informal, ni de cultivar el espíritu de vecindad.
Atraer la atención
En Helsinki, Save Pond Hockey se ha ido expandiendo gradualmente desde sus inicios, en 2015, y más municipios han ido sumándose al fenómeno. En la lista de 2020 ya aparecen las ciudades finlandesas de Joensuu y Lappeenranta, en el este, así como Turku, en el suroeste, además de Tampere y Oulu.
«Nuestro deseo para el año que viene es expandirnos fuera de las fronteras de Finlandia», añade Baynes. «Lo que está sucediendo (en referencia a los inviernos más templados que el cambio climático está ocasionando) supone obviamente una amenaza para los jugadores de hockey de todo el mundo».
Todo esto fue a principios de marzo de 2020. Desde entonces, el coronavirus ha afectado la vida de los seres humanos en todo el mundo, y la situación cambia continuamente. En junio, el Gobierno finlandés elevó a 500 personas el aforo permitido en reuniones públicas. Baynes confirma que a partir de este verano (2020), siguen planeando acudir a Estocolmo la próxima temporada, y que también esperan poder ir a Canadá.
Save Pond Hockey ha logrado llamar la atención como marca de activismo climático. El presidente finlandés, Sauli Niinistö, se ha puesto los patines en más de una ocasión para jugar en el torneo de Helsinki, como en 2020, y se sabe que grandes figuras del hockey local también han participado. Saku Koivu, antigua estrella de la NHL, jugó en la edición de Turku de Save Pond Hockey, en febrero de 2020.
«De eso se trata precisamente, de reunir a toda la comunidad del hockey», dice Baynes. «Hemos logrado llegar a algunos de los jugadores legendarios, como Koivu, y afortunadamente hemos obtenido su apoyo en lo que estamos tratando de hacer».
¿Adónde va el dinero?¿Qué hace Save Pond Hockey con el dinero de las cuotas de sus socios y el que recauda de los patrocinadores? Pues aquí van algunos ejemplos: En el evento de Tampere se recaudaron 1500 euros, dinero que Save Pond Hockey donó al Club de Reconstrucción, cuyo objetivo es ayudar a la población local a emprender acciones positivas contra el cambio climático. Los 1750 euros de Turku fueron destinados a Power Shift una organización que organiza anualmente “un taller de fin de semana para proporcionar herramientas más eficaces a los activistas climáticos”, explica Baynes. En Joensuu fueron aportados 3000 euros para cofinanciar la restauración ecológica de un humedal de la zona que se había estado utilizando para la producción de turba. Tras el torneo de Lappeenranta, Save Pond Hockey repartió 2600 euros entre la Asociación para la Conservación de la Naturaleza de Finlandia y la Organización para la Educación Ambiental y Científica de Saimaa. Los 10 000 euros del evento de Helsinki fueron a parar a CO2Esto, una empresa que compra derechos de emisión del Sistema de comercio de emisiones de la UE (ETS, por sus siglas en inglés), eliminándolos así del mercado. «No se trata exactamente de una compensación, sino de evitar las emisiones de carbono», explica Baynes. «De esta manera, con las ganancias del torneo de Helsinki, evitamos el equivalente a 250 toneladas de CO2». Otros 4200 euros, procedentes de la subasta de camisetas durante evento, evitaron 113 toneladas más de emisiones. |
Por Peter Marten, julio de 2020