¿Han asistido alguna vez a un evento en el que los conferenciantes, los talleres o los músicos eran excelentes, pero al final de la jornada se han sentido consternados ante las papeleras rebosantes de residuos plásticos?
Algunos de los grandes eventos que anualmente se celebran en Finlandia ponen mucho empeño en garantizar que no representan una carga para el medio ambiente. Hemos conversado con los organizadores de Slush, del Flow Festival y del Nordic Business Forum para que nos lo cuenten.
Hay que compensar el impacto ambiental
“El Flow Festival es un evento libre de carbono”, nos explica Suvi Kallio, directora del festival urbano, que tiene lugar cada mes de agosto en Helsinki (84 000 asistentes en 2018). En sus cálculos de sostenibilidad el festival tiene en cuenta la producción de energía, el cáterin y el transporte. Los materiales son reutilizados y reciclados, y desde la organización se anima a los participantes a que hagan lo mismo.
“Es obvio que los eventos de este tipo son fuente de emisiones, especialmente a causa de los vuelos de los artistas internacionales que traemos”, dice Suvi Kallio. “Lo compensamos haciendo donativos a diversas iniciativas de energías renovables”.
En 2018, el Flow compensó sus emisiones apoyando económicamente a Kariba REDD, una iniciativa localizada Zimbabue que trabaja para reducir las emisiones causadas por la deforestación y la sequía.
El Nordic Business Forum (NBForum, con 7500 asistentes en 2018), que se organiza en el Recinto Ferial del barrio de Pasila, en Helsinki, ha tenido entre sus diversos ponentes a Richard Branson y a Barak Obama. Los organizadores están convencidos de que la mejor manera de influir en la sociedad en todo su conjunto es inspirar y preparar a aquellos líderes empresariales que desean hacer de nuestro mundo un lugar mejor.
Dar un buen ejemplo
“Es importante conseguir que los líderes empresariales entiendan la importancia que tiene dejarse guiar por valores sostenibles a la hora de dirigir”, nos dice Aslak de Silva, director general del NBForum.
El evento, que se celebra cada otoño, utiliza unos sistemas de cáterin y eliminación de desechos que no son sino el reflejo del deseo de servir de ejemplo. Tanto el material impreso como el montaje de los escenarios están diseñados para volver a ser utilizados de un año a otro. En 2018, el NBForum se comprometió a plantar 7500 árboles —uno por cada asistente— con el fin de compensar las emisiones de gases de efecto invernadero.
“La sostenibilidad está presente en todas y cada una de las decisiones relacionadas con la producción de Slush, su programación y actividades”, dice Anna Pakkala, directora de sostenibilidad de este congreso anual de empresas emergentes, el evento de este tipo con más envergadura del norte de Europa (con 20 000 asistentes, 2600 empresas emergentes y 1600 inversores).
Al igual que el NBForum, Slush se celebra en el Recinto Ferial de Helsinki y ha evolucionado desde sus humildes inicios locales hasta llegar a su actual rango internacional. Slush (en inglés, “aguanieve”) debe su nombre al tiempo que suele hacer a principios de diciembre, que es cuando la conferencia se celebra (del 4 al 5, en 2018).
Tanto Slush como Flow se guían por EcoCompass —un certificado finlandés de gestión medioambiental para pequeñas y medianas empresas— a la hora de monitorizar la sostenibilidad. “También trabajo con nuestros equipos para lograr una mayor integración de la sostenibilidad en el marketing, en la programación y en las ofertas de nuestra organización a lo largo de todo el año”, nos explica Anna Pakkala.
La comida es algo más que simple combustible
Estos eventos también confían en la educación y en el poder de lograr que las alternativas sostenibles resulten más atractivas al público que asiste a ellas.
“Ya que tenemos la posibilidad de influir en la gente, nuestra intención es hacerlo en todos los aspectos posibles”, afirma Suvi Kallio. Todos los vendedores de comida ofrecen opciones veganas o de alimentación sostenible, y participan en la iniciativa Sustainable Meal (Comida Sostenible), un conjunto de pautas que dirigen la atención al origen y la eticidad de los ingredientes, a la eficiencia energética de la producción alimentaria, a su logística y a los materiales de envasado. El festival prefiere la comida ecológica y la que ha sido producida localmente.
La empresaria de cáterin Minna Väisälä lleva siete años trabajando en el Flow Festival. Su puesto de comida, The Tasty Dogs, ofrece perritos calientes de cerdo, cordero y seitan, además de patatas fritas.
“Llevamos años desarrollado nuestro menú con el festival”, nos cuenta. Sus ventas se dividen proporcionalmente entre las tres variedades de perritos calientes. En 2018, el 46 por ciento de los asistentes al Flow prefirió comida vegetariana o vegana.
La sostenibilidad empieza con la organización
“La responsabilidad y el respeto hacia el medio ambiente siempre han sido valores importantes para el Flow”, dice Suvi Kallio, “pero al ver cómo crecía el festival, pensamos que sería bueno empezar a promover y monitorizar nuestra responsabilidad medioambiental de manera más sistemática. Nuestro público está muy concienciado, así que ha de haber transparencia en todo lo que hagamos”.
Aunque, por supuesto, siempre hay aspectos que se pueden mejorar. Para el Flow esto se traduce en aumentar el reciclaje de los residuos para abono y reducir la cantidad de residuos mixtos, que son incinerados en una central eléctrica para producir energía.
La sostenibilidad es también uno de los valores fundamentales de Slush. “Desde hace varios años nuestro objetivo principal es servir de ejemplo en el campo de la producción sostenible de eventos”, afirma Anna Pakkala, “incluso cuando ello significa que la dificultad o el coste de poner algo en práctica van a ser mayores. Además, nos hemos dado cuenta de que la gente que asiste al congreso lo valora muchísimo”.
Por Anna Ruohonen y Tim Bird, noviembre de 2018