La segunda edición de Generation (Generación) estará abierta al público hasta el 10 de mayo de 2020. La primera, que se celebró en 2017 en el Museo Amos Anderson, fue mucho más reducida que la de este año, que cuenta con los grandes espacios del nuevo museo.
El Amos Anderson se mudó a sus nuevas instalaciones en 2018, pasando a llamarse Amos Rex. Varias de las exposiciones han dado lugar a colas kilométricas, de esas que dan la vuelta a la esquina. La procedencia de los artistas que se presentan en Generation 2020 es tan variada como las técnicas que utilizan para profundizar en los temas de actualidad. El jurado recibió y revisó más de 1600 solicitudes, de las que resultaron seleccionadas algo más de 80.
La década comienza
«Ahora tenemos un panorama muy amplio de lo que los jóvenes artistas de Finlandia están haciendo actualmente», dice la comisaria, Anastasia Isakova. «Los jóvenes son el principal público objetivo del museo Amos Rex, y Generation es un ejemplo de que también se les da la gran oportunidad de hacer oír su voz, e incluso de ser incluidos en el programa».
Generation 2020 constituye un lugar de encuentro para los artistas y sus obras, que tocan toda una variedad de temas similares, desde ángulos completamente diferentes.
Hay varios temas sobresalientes que recorren la exposición: el cambio climático, las identidades cambiantes y la relación del ser humano con la tecnología. «Estos son algunos de los asuntos centrales de nuestro milenio y de la nueva década», comenta Isakova.
La última fiesta del plástico
La diseñadora Venla Huhtinen, una de las artistas presentes en Generation 2020, crea muebles únicos que navegan entre el arte y el diseño. Su obra, The Baltic Sea Afterparty (El Báltico después de la fiesta), es una declaración experimental sobre el mar Báltico y su carga plástica, a la que nadie ha invitado a la fiesta.
Está formada por tres piezas de mobiliario elaboradas con vasos de plástico que han sido recogidos por la artista en fiestas y festivales a los que ha asistido.
Venla Huhtinen comenta que la idea subyacente es abordar un tema de por sí negativo desde un ángulo positivo. «Personalmente, me parece que predicar no es el camino correcto a seguir, en estos tiempos de ansiedad climática», afirma. Por el contrario, ella prefiere «convertirlo en algo positivo». Su trabajo sería como una última fiesta para los vasos de plástico. «Les he dado una nueva vida, más agradable, por así decirlo».
La tecnología representa el tiempo
Emil Fihlman, estudiante de Informática de la Universidad Aalto, juega con las conexiones que la gente puede llegar a establecer gracias a la tecnología y con las posibilidades aún por realizar. El arte es al mismo tiempo un subproducto y un resultado deliberado del trabajo de este artista con la tecnología.
Fihlman desea que su obra anime a todos a hacer arte, especialmente aquel que implica tecnología, algo que él cree que está lejos de ser difícil. «Ya se trate de arte lumínico, arte del sonido, arte cinético, arte que juega con los sentidos, todos juntos o por separado, la tecnología posibilita tantas cosas, que es difícil concebir todas las formas en que puede ser utilizada para crear arte», afirma.
Timeline, la obra de arte tecnológico de Fihlman, es una pequeña historia sobre el paso del tiempo. En ella el universo se comprime en una sola línea, creando algo que el artista espera que el espectador encuentre interesante. «Es una pieza unidimensional, con un principio y un final», dice Fihlman. «Sin embargo, recordando el pasado también se puede tener una visión más amplia de los sistemas, desde un espacio angosto».
Métodos tradicionales, mensaje moderno
El tiempo está siempre presente en Generation 2020. Muchas de las obras revisan las tradiciones de la historia del arte y la memoria colectiva a través de significados actuales. La identidad de género también es un tema destacado.
La pieza de Anna-Karoliina Vainio es un mundo en sí misma. En la obra —un tapiz de tres metros elaborado según un método de tejido tradicional de Finlandia llamado ryijy— Vainio combina las técnicas artesanales tradicionales con imágenes de hoy en día. En la pieza, titulada Love is both Honey and Venom (El amor es miel y veneno a la vez), la artista plasma un mundo lleno de color, donde dos amantes pueden existir sin ser juzgadas, rodeadas de amor y protección.
«Es maravilloso sentir que formo parte de una tradición femenina de siglos, al tiempo que soy dueña por completo de lo que quiero expresar a través de esta técnica», dice Vainio. «A menudo los medios de comunicación, especialmente las películas y los programas de televisión, representan los temas LGBTQ+ de una forma triste o trágica. Quería proporcionarles a mis personajes su propio paraíso, lleno de paz».
Por Annika Rautakoura, febrero de 2020