Como ya sabrás, en finés Finlandia no se llama “Finlandia”, ni nada que remotamente se le parezca. “Finlandia” en finés es Suomi.
Según el Kotimaisten kielten keskus (Instituto para las Lenguas de Finlandia), sobre el origen de la palabra Suomi hay varias teorías que compiten entre sí. Casualidad o no, el vocablo contiene la partícula suo, que significa «ciénaga» o «pantano», un hábitat natural que predomina en muchas partes de Finlandia. Los terrenos pantanosos ocupan cerca de un tercio de la superficie del país, unos 8,9 millones de hectáreas, y son en su mayoría turberas cuyos materiales, procedentes de la descomposición de juncos y musgos, se han ido acumulando desde el final de la última Edad de Hielo, hará unos 12 000 años.
Aunque tal vez no sea el elemento más glamuroso para un ecosistema nacional, la regeneración y gestión de las turberas de Finlandia supone una contribución crucial a la salud medioambiental del país y a su célebre belleza natural.
La importancia de los pantanos
La importancia de los pantanos es tal, que han sido incluidos en el programa de hábitats Helmi, dirigido por el Ministerio de Medio Ambiente, y cuyo objetivo es el de “reforzar la biodiversidad y salvaguardar los servicios vitales del ecosistema” que proporciona la naturaleza, y ayudar en la lucha contra el cambio climático. En 2020, el Parlamento de Finlandia destinó 100 millones de euros adicionales a la conservación de la naturaleza, 42 de los cuales fueron asignados al programa Helmi. Helmi significa “perla” en finés.
«Más de la mitad de las turberas de Finlandia han sido desecadas con fines forestales, por lo que quedan unos cuatro millones de hectáreas sin desecar», nos explica Kaija Eisto, de Parks & Wildlife Finland (en español, “Parques y Vida silvestre”), la agencia encargada de las áreas protegidas de propiedad estatal. Parks & Wildlife Finland forma parte de Metsähallitus (que en español vendría a ser «Administración Forestal»), la empresa estatal a cargo de la gestión de las tierras y aguas de propiedad estatal en toda Finlandia.
«Las turberas se han drenado mediante la excavación de zanjas para mejorar las condiciones de cultivo de los árboles», dice Kaija Eisto. «Mi trabajo, entre otras cosas, consiste en ocuparme de la protección, restauración y gestión de hábitats en zonas protegidas».
Incrementar la regeneración
Las zonas protegidas de Finlandia, en las que se incluyen sus 40 parques nacionales, albergan unas 50 000 hectáreas de turberas que antes de ser designadas zonas protegidas habían sido drenadas. Unas 28 000 hectáreas de dicha superficie han sido rehabilitadas gracias a los trabajos llevados a cabo en las últimas tres décadas.
«Cuando esto empezó, la gestión se llevaba a cabo a pequeña escala», rememora Eisto, «pero ahora son varios cientos de hectáreas las que se regeneran cada año. Para mejorar el hábitat de los animales de caza también se han regenerado turberas en las zonas de propiedad estatal que no están protegidas».
Cuando se regeneran las turberas, el reto principal es lograr que el agua vuelva al lugar al que pertenecía de forma natural antes del drenaje.
Kaija Eisto nos explica que hay varias formas de llevar a cabo este trabajo: «Cuando empezamos a planificar la regeneración de una turbera, lo primero es tener una idea de cómo era antes del drenaje. Disponemos de buenas fotos aéreas con las que podemos comparar el antes y el después de la turbera. Lo más habitual para detener el flujo de agua es rellenar las zanjas con la turba acumulada en sus márgenes. También podemos bloquear las zanjas construyendo diques con madera, o con la turba que se retiró al excavar la zanja».
Dejar de drenar los pantanos
El objetivo principal es restablecer la calidad y la cantidad adecuadas del agua, devolviendo el nivel freático a su estado original. «También nos proponemos mejorar la biodiversidad», dice Kaija Eisto. «En las turberas que han sido drenadas, la falta de agua provoca que la biodiversidad sea habitualmente muy baja. La calidad del hábitat mejora cuando, tras la regeneración, muchas especies ¾pájaros, mariposas, plantas, musgos y comunidades biológicas¾ comienzan a florecer de nuevo. Además, la mitigación de las inundaciones mejora, ya que el agua queda retenida. Las turberas también son importantes para las especies cinegéticas».
La regulación del clima es otro aspecto de gran importancia, porque en su hábitat natural la turba sirve de sumidero de carbono, reteniendo el dióxido de carbono en lugar de liberarlo a la atmósfera. Los conservacionistas están reclamando que se desincentive la quema de turba como fuente de energía en Finlandia.
Por su parte, Kaija Eisto se muestra complacida por la financiación del programa Helmi. «Continuaremos con el programa hasta 2030», dice, «y nuestra primera meta es restaurar 12 000 hectáreas de pantanos drenados para 2023, tras lo cual determinaremos otros objetivos. La falta de financiación llevaba frenándonos muchos años, pero ahora tenemos un buen presupuesto».
Cuidar de la naturaleza de los pantanos
Por Tim Bird, febrero de 2021