Los adolescentes finlandeses se preparan para la vida en las clases de Economía doméstica

El aire se llena de deliciosos aromas mientras los alumnos de séptimo curso se concentran en la lección que toca hoy: nada menos que preparar un menú completo. (En este artículo encontrarás un par de recetas de sus postres).

El menú consiste en un wok de fideos salteados con pollo y verduras, seguido de una charlota de naranja como postre. Pero antes de empezar a cortar el jengibre, el ajo y los pimientos, tendrán que hacer unas cuantas cosas más.

Hoy, lunes por la mañana, la clase ha comenzado con un cuestionario sobre vitaminas en una plataforma de aprendizaje online basada en juegos. Luego toca repasar los deberes: había que limpiar un par de zapatos, reordenar algún armario en casa y preparar una comida sana.

Todo el mundo ha enviado ya las fotos y las descripciones de cómo han hecho los deberes a otra plataforma virtual.

Antes de llegar al plato fuerte de la clase de hoy, la cocina, los niños ven un vídeo sobre las proteínas y aprenden por qué son tan importantes para el organismo y qué tipos de alimentos las aportan.

Una asignatura integrada en el plan nacional de estudios

En la foto, un adolescente dobla servilletas sobre una mesa puesta para comer.

La elegancia ante todo: Poner la mesa es parte de la diversión.
Foto: Catarina Stewen

En Finlandia, la asignatura de Economía doméstica forma parte del plan nacional de estudios para todos los alumnos de séptimo grado, que en su mayoría tienen 13 años. También es una asignatura optativa para los alumnos de octavo y noveno.

El objetivo es que todos los alumnos adolescentes de Finlandia adquieran conocimientos básicos de cocina, lavandería, limpieza, salud, nutrición, higiene, derechos del consumidor, economía y sostenibilidad.

“Todas las clases se dividen en una parte teórica y otra práctica”, nos cuenta Eva Green, profesora de la escuela Strömborgska de Porvoo, una pequeña ciudad situada a unos 50 kilómetros de Helsinki, en dirección este. “Por ejemplo, los alumnos aprenden a utilizar ingredientes locales de temporada, a reciclar y a aprovechar las sobras en las comidas”.

Aunque cada profesor planifica sus propias lecciones y enfoques, el currículo básico nacional proporciona una base y un marco uniformes, garantizando que la educación sea igual en toda Finlandia.

Trabajo en equipo

Media docena de adolescentes están reunidos alrededor del mostrador de una cocina, picando y mezclando ingredientes.

Los estudiantes preparan la comida en pequeños grupos.
Foto: Catarina Stewen

Una vez que Green ha presentado las recetas y los métodos de cocina del día, los alumnos se ponen a trabajar en pequeños grupos. Primero preparan el postre, que requiere un tiempo de refrigeración antes de servirlo.

Alexander corta las naranjas en rodajas finas, mientras Liam remoja la gelatina. Nicholas y Jens montan la nata y mezclan los demás ingredientes. El equipo trabaja con eficacia y, en poco tiempo, la charlota de naranja queda lista para meter en la nevera. Después, los chicos lavan los platos y limpian.

«Aprendemos los fundamentos de la cocina y cómo limpiar, fregar los platos, poner la mesa y comer sano», explica Alexander. «Esta asignatura nos prepara para una vida independiente, para que el día que nos vayamos de casa sepamos cómo arreglárnoslas».

El aula especial alberga cuatro cocinas totalmente equipadas.

Cada una tiene dos fogones eléctricos, dos hornos, un fregadero, un lavavajillas, utensilios de cocina y superficies de trabajo recubiertas de granito, higiénicas y fáciles de mantener. También hay armarios llenos de vajilla y vasos, e incluso una lavadora y una secadora para la ropa.

Los cubos de basura facilitan la clasificación de los desechos, en sus seis contenedores independientes: reciclables de plástico, metal, papel y cartón, compost y otros residuos.

Clases prácticas y contenidos digitales

Los estudiantes cortan los ingredientes sobre unas tablas.

El plato principal: Hay que cortar bien el pollo y las verduras antes de sofreírlos.
Foto: Catarina Stewen

Stella, Jonathan y Jeremias señalan que las clases prácticas suponen un grato contraste con las otras, más teóricas.

“Aparte de la cocina, el mantenimiento de la ropa me ha parecido útil”, dice Stella. “En clase hemos aprendido a interpretar las instrucciones de lavado de la ropa y hemos utilizado la lavadora”.

Aunque el trabajo en clase es sobre todo práctico y se utiliza un libro físico, para el repaso la profesora se vale de herramientas digitales para los juegos educativos, los deberes y las presentaciones.

“En el plan de estudios local seguimos una ruta digital, que prepara a los alumnos para afrontar el futuro digital”, señala Green.

Cada semana, durante un año

Sentados alrededor de las mesas redondas de un aula de cocina, varios estudiantes examinan sus dispositivos móviles.

La clase de hoy empieza con un cuestionario sobre vitaminas en una plataforma de aprendizaje online basada en juegos.
Foto: Catarina Stewen

Tras un descanso, llega el momento de preparar el plato principal.

“¿Recordáis qué tiene de especial el hecho de manipular pollo crudo?”. pregunta Green a la clase.

“La tabla de cortar ha de ser solo para el pollo, hay que lavarse las manos antes y después, y hay que limpiar los utensilios nada más terminar de usarlos”, dice Emil.

Los equipos se ponen en marcha, cortan el pollo y las verduras, pican el jengibre y el ajo y hierven los fideos mientras charlan. Un miembro de cada grupo pone la mesa, con servilletas de colores. El ambiente es cálido y tranquilo, y Green se pasea por el aula dando instrucciones cuando hace falta.

“Llevamos casi un año de clase semanal y todos se están independizando”, dice. “Cuando empezó el trimestre de otoño, necesitaba darles más orientación en lo básico, pero ahora ya saben lo que tienen que hacer”.

Lo mejor de la clase

En una mesa redonda hay cuatro sitios dispuestos, cada uno con un plato de comida.

La comida está servida: La mejor parte del aprendizaje culinario consiste en sentarse con los amigos a disfrutar de la comida.
Foto: Catarina Stewen

El salteado de pollo con fideos ya está listo y el postre también tiene un aspecto delicioso. Los alumnos se sientan juntos a disfrutar de la comida.

“Esta es la mejor parte”, afirma Emil. “Comernos lo que hemos preparado”.

Antes de que acabe la clase, los adolescentes dejan la cocina limpia, llenan los lavavajillas y se aseguran de que todo esté impecable y listo para el siguiente grupo.

Por Catarina Stewen, mayo de 2023

Recetas por cortesía de Eva Green