¡Marramamiau! Bienvenidos a los cafés gatunos de Finlandia

Si tomamos una taza de café y le sumamos un gato mimoso, el resultado será una experiencia supermarramiau y ronroneante. Hemos visitado un par de cafés gatunos en Tampere y Helsinki y el resultado es esta completa galería de lindos gatitos.

«Los capuchinos, o “gatuccinos”, que hacemos en nuestro café son muy artísticos, decorados con su figura de espuma en forma de gato», nos cuenta Tiina Aaltonen. Ella y su marido son los dueños del Café Gatuno Purnauskis de Tampere, el primero de este tipo en Finlandia.

Para no quedarse atrás, Helsinki, la capital finlandesa, también cuenta con su propio local gatuno: el Café Helkatti. Los lectores del diario local Helsingin Uutiset (Noticias de Helsinki) lo eligieron mejor café de Helsinki en 2016. En Helkatti hay incluso yoga felino una vez a la semana, aunque a estas alturas aún no hemos logrado enterarnos de si nuestros informantes felinos prefieren la postura del gato o la del perro boca abajo.

Su visitas uno de estos cafés, comprobarás que los gatos son los auténticos amos del cotarro. Purnauskis es el reino de ocho felinos peludos cuyos nombres son Nurri, Micu, Evo, Viiru y Lumi (Nieve). Se pasean por la sala, se echan a descansar bajo las mesas, y a veces juegan con los cordones de los zapatos de los parroquianos. Aquí los clientes del café son solo invitados, todo se hace según las normas gatunas, y el personal cuida bien de los animales. (El artículo continúa después de la galería de fotos).

«Dormitar o no dormitar, esa es la cuestión», como dijo el famoso W. Catspeare Foto cortesía de Tiina Aaltonen / Café Gatuno Purnauskis

¿Eso qué ha sido, un rugido o un ronroneo? Foto cortesía del Café Gatuno Helkatti

«Mmm… me parece detectar cierto brillo de inteligencia detrás de esas pupilas», se dice Lumi mientras observa a un humano en el Café Purnauskis. “Lumi” quiere decir “nieve” en finés. Foto cortesía de Tiina Aaltonen / Café Gatuno Purnauskis

Nurri es un maestro en el arte de mantener la calma y la compostura. Foto cortesía de Tiina Aaltonen / Café Gatuno Purnauskis

Tómate un gatuccino o un caffè catte, con su figura de espuma en forma de gato. Foto cortesía del Café Gatuno Helkatti

Es probable que si visitas un café gatuno te encuentres con que alguno de los residentes del local se pasea por el reposabrazos de ese sillón que pensabas que era solo para ti. Foto cortesía de Tiina Aaltonen / Café Gatuno Purnauskis

Gatos en la repisa del escaparate, gatos en las cortinas: ¿cuándos gatos eres capaz de ver en esta imagen del Café Gatuno Helkatti? Foto cortesía del Café Gatuno Helkatti

En el Café Helkatti, Tyylilyyli parece estar de un humor un tanto púrpura… ¿Será que nadie consigue pronunciar su nombre? Foto cortesía del Café Gatuno Helkatti

Helmiina, una de las residentes del Café Helkatti, tiene fama de ser bastante pizpireta. Foto cortesía del Café Gatuno Helkatti

Ya vale por hoy: el Café Purnauskis después de la hora de cierre. Foto cortesía de Tiina Aaltonen / Café Purnauskis

Un catálogo de felinos finlandeses

«A los clientes les gusta acariciar a los gatos, acurrucarse en los sillones y jugar con ellos», dice Tina Aaltonen. «Hay padres que traen a menudo a sus niños para premiarlos por haberse portado bien en la consulta del médico, o como regalo de cumpleaños. Entre nuestros clientes también hay personas con discapacidades y nos hace muy felices verlos disfrutar abrazando y acariciando a los gatos».

Solo uno de los gatos del Café Purnauskis pertenece originalmente a los Aaltonen. Los demás no tenían hogar y llegaron al café a través de Kisu, una organización protectora dedicada a los felinos. Aunque a los clientes de la cafetería les encante tenerlos cerca, «Nos encanta ayudar a que estos gatos encuentren un nuevo hogar donde los quieran», afirma Tina Aaltonen.

El café Helkatti de Helsinki colabora igualmente con Kisu, ya que todos los gatos que viven allí, menos uno, estaban sin hogar cuando fueron acogidos. Responden a los nombres de Tuli (Fuego), Puu (Madera), Herkules, Nestori, Helmiina y —a ver si eres capaz de decirlo…— Tyylilyyli.

Por Anna Liukko y la redacción de Thisisfinland, marzo de 2018