Situadas a orillas del lago Pyhäselkä, las instalaciones del Laulurinne de Joensuu se convierten en un hervidero de actividad durante la semana que precede a la fiesta, con cientos de trabajadores construyendo sin descanso los escenarios de los conciertos y preparándolo todo para las decenas de miles de asistentes que acudirán al festival. Gran parte de estos entusiastas trabajadores son voluntarios que no reciben ningún sueldo a cambio.
Cada año, más de 2 000 voluntarios ayudan a poner en marcha Ilosaarirock. Es sencillo distinguirlos durante todo el evento, gracias a las camisetas distintivas que la organización les proporciona. Además, son muchos los que se quedan para ayudar a recogerlo todo y limpiar el desorden cuando el espectáculo toca a su fin.
La palabra para decir «voluntario» en finés es vapaaehtoinen, pero también hay un término especial, talkoot, que sirve para designar la circunstancia en que vecinos, gente del pueblo o compañeros de trabajo se reúnen voluntariamente para sacar adelante un trabajo de gran envergadura de manera colectiva. Puede tratarse de la limpieza de los terrenos que rodean un edificio de viviendas, de hacer mejoras en una escuela local o, incluso, de hacer posible que se celebre un festival de música. Además del Ilosaarirock, decenas de festivales de todo el país dependen de esta arraigada tradición finlandesa de los talkoot para que todo funcione sin problemas.
Echar una mano donde haga falta
Los asistentes al festival se encuentran con los primeros voluntarios nada más llegar a las
puertas de las instalaciones. Estos se encargan de tareas de responsabilidad, como la comprobación de las pulseras que se les entregan a los titulares a modo de entradas y de registrar los bolsillos y bolsos de los visitantes con el fin de evitar que estos introduzcan objetos cortantes o bebidas alcohólicas.
Ilosaarirock quiere ser un festival verde, por lo que los voluntarios también ayudan a los asistentes a clasificar los diferentes tipos de basura en los contenedores de reciclaje y desechos que para tal efecto existen en las instalaciones.
Ilosaarirock lleva organizándose desde 1971, por lo que es el segundo festival de rock de Finlandia en antigüedad. En él se presentan artistas de muchos géneros, además del rocká﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽arte de ten en. La lista incluye a estrellas finlandesas, como el cantante pop Antti Tuisku y el artista de hip-hop Cheek, mientras que muchas de las principales bandas de metal finlandés, como Stam1na, Viikate y Apocalyptica, son habituales del festival.
Durante sus años de existencia, el festival también ha atraído a bandas estelares como Alice in Chains, que encabezó el cartel de 2014, y Faith No More, que lo hizo en 2010. Es muy probable que a unos cuantos voluntarios del festival les haya tocado alimentar a alguna estrella de rock hambrienta, como el vocalista de Faith No More, Mike Patton.
La culminación anual del verano
Muchos voluntarios regresan a Ilosaarirock año tras año. Para Ada Eronen, que tiene 19 años y está estudiando para ser profesora de lengua finlandesa, este es su quinto festival. Este año le toca servir bebidas, pero anteriormente ha colaborado en las labores de limpieza. “Para mí esto es ya una tradición veraniega. Es divertido trabajar aquí, porque hay una cantidad enorme de gente”, nos cuenta Ada.
Andy Johansen, danés de 35 años, ha venido por primera vez a Ilosaarirock para echar una mano con la limpieza y el reciclaje. Habitualmente se dedica al trabajo social en Helsinki, pero se encuentra disfrutando de su permiso parental, lo cual le deja tiempo para llevar a cabo algún que otro trabajo voluntario. A pesar de que no se le pagará por sus esfuerzos, Johansen piensa que este tipo de trabajo tiene su recompensa si se tienen en cuenta ventajas como la entrada gratuita al festival, el alojamiento y la comida. “También te dan café y té gratis, siempre que no te olvides de traer tu propia taza”, comenta riéndose.
La pulsera gratuita del festival, y las demás ventajas, también han sido fuente de motivación para Ada Eronen, pero está convencida de que el voluntariado representa una buena experiencia de trabajo para ella. “Tengo una licencia para servir bebidas alcohólicas, pero para conseguirla sólo hay que saberse la teoría, mientras que aquí puedo poner en práctica lo aprendido”, dice. “Y también uno aprende a llevarse bien con gente nueva”.
Por Jarkko Böhm, agosto de 2016