Para frenar la propagación del virus Covid-19, el gobierno finlandés decidió a mediados de marzo de 2020 que las escuelas y universidades cerraran sus puertas. Sin embargo, eso no significó que el año académico hubiera terminado. Unos meses después, al comienzo del nuevo curso, los niños, los padres, los docentes y la Administración están preparados para una situación que puede cambiar rápidamente.
En marzo de 2020 los profesores finlandeses llevaron a cabo la titánica tarea de trasladar sus aulas al mundo virtual, en muchos casos en cuestión de tan solo unos días. La situación duró hasta mediados de mayo y, para algunas escuelas y determinados grupos de edad, se prolongó hasta finales del mismo mes. Ya se trate de aulas presenciales o virtuales, la escuela sigue siendo una parte importante de la vida.
En el momento de actualizar este artículo, a mediados de agosto de 2020, el año académico 2020-21 acaba de arrancar y el Ministerio de Educación ha establecido que la escolarización se llevará a cabo principalmente en aulas presenciales, aunque si la situación sufriera algún cambio, las escuelas de todos los niveles mantendrán la flexibilidad para volver a soluciones como la educación a distancia. Según la región, las diferentes situaciones del coronavirus pueden dar lugar a que los municipios promulguen medidas distintas, con el fin de seguir las pautas del Ministerio y del Instituto de Salud y Bienestar de Finlandia.
El abril de 2020, conversamos con una familia y varios profesores para saber cómo se estaba llevando a cabo la educación a distancia en Finlandia. (Tanto las edades como los grados escolares mencionados en este artículo corresponden a esa fecha).
Isabel, que tiene 10 años y está en tercer grado, continúa con su plan habitual de clases. La escuela comienza a las nueve en punto de la mañana y acaba a la una del mediodía, como siempre. Su maestra sigue el plan del curso, y diariamente sube las instrucciones de trabajo a una aplicación llamada Qridi, a la que Isabel accede desde su teléfono. La niña las lee y se pone manos a la obra.
Hoy lo primero que toca es Geografía: “Lee de la página 118 a la 121 sobre Dinamarca y responde a las preguntas de tu cuaderno de trabajo. Toma una foto de tus respuestas y súbela a tu diario».
Un aula virtual
A las 9:30 tiene lugar la reunión en línea del día, a través Google Meet. Isabel se conecta a Google Classroom en una tableta que le ha prestado la escuela. En la pantalla, iluminadas, aparecen las caras de todos sus compañeros.
La maestra les pide que silencien los micrófonos y que presten atención a las instrucciones que les va a dar. Ahora, cuando un estudiante quiere hacer una pregunta, en lugar de levantar la mano ha de mostrar el signo del «pulgar hacia arriba». Hay que respetar los turnos, exactamente igual que en una situación de clase convencional.
Los maestros finlandeses saben que para poder concentrarse en las clases, los niños necesitan tener pausas para hacer ejercicio y moverse. En una jornada normal, esto suele ocurrir a intervalos regulares durante los recreos de 15 minutos al aire libre. Muchos expertos creen que esto juega un papel importante en el éxito del sistema educativo finlandés.
Hoy, la profesora de Isabel ha puesto en las instrucciones diarias un enlace a un vídeo de baile, para que los alumnos lo vean por su cuenta. Además de lograr que se muevan y se diviertan, la canción sirve para que los críos practiquen su vocabulario en inglés y aprendan el concepto de patrón matemático.
Aprender a distancia
Mientras tanto, Joakim, el hermano mayor de Isabel, se conecta al canal en línea de su universidad y entra en una conferencia sobre desarrollo de software. Su universidad, la Åbo Akademi, situada en la ciudad de Turku, en el suroeste, utiliza regularmente este sistema de lecciones en la web durante el año, así que para él no supone un cambio tan grande.
«Las clases de idiomas no habían sido virtuales hasta ahora», dice. «El profesor usa Zoom para dividirnos en grupos más pequeños de conversación, y visita cada grupo para seguir lo que estamos hablando. A mí me parece que funciona muy bien».
Profesores muy duchos en tecnología
Y ahora, un pequeño intermedio: ¡Levántate y mueve el esqueleto! Los profesores finlandeses saben que los niños necesitan tener de vez en cuando un recreo y hacer ejercicio, también cuando el aprendizaje es a distancia. Para descansar del estudio, una profesora les recomendó a sus alumnos este vídeo producido en Estados Unidos. Además, también sirve para repasar el inglés y las matemáticas.Vídeo: GoNoodle
Trasladar de la noche a la mañana todas las clases a un entorno virtual, no es una tarea sencilla. Los profesores han trabajado sin descanso para familiarizarse con las herramientas digitales, aprender sus funcionalidades y configurarlas.
«Afortunadamente, la tecnología ya se utilizaba mucho en la enseñanza normal, y eso quiere decir que tanto los estudiantes como los profesores están familiarizados con bastantes de los programas y plataformas», nos cuenta un profesor de secundaria de la ciudad de Joensuu, en el este de Finlandia.
«También hay muchos ejercicios educativos divertidos que se pueden encontrar en línea de forma gratuita», nos dice Anders Johansson, que enseña Matemáticas y Ciencias en la Escuela Källhagen de Lohja, una pequeña ciudad situada a unos 50 kilómetros al oeste de Helsinki.
Muchas escuelas cuentan con apoyo informático, y los profesores comparan sus observaciones y comparten experiencias. Las escuelas han pedido a los padres que ayuden los estudiantes de menos edad para lograr poner las cosas en marcha. Los profesores están utilizando varias aplicaciones y herramientas para la enseñanza en línea, como Qridi, Classroom, Meet y Duo (de Google), Teams (de Microsoft), Zoom y WhatsApp.
La cuestión del acceso a Internet
Según el Centro Estadístico de Finlandia, la mayoría de los hogares finlandeses disponen de Internet y casi todos los niños en edad escolar tienen teléfonos móviles.
A los alumnos más pequeños que aún no tenían su propio teléfono inteligente, o bien se les ha dado uno prestado, o reciben las instrucciones de trabajo en los teléfonos de sus padres.
Los estudiantes siguen necesitando papel y lápiz: Los libros de texto —que siempre se distribuyen a principios de curso— se utilizan en el trabajo diario de clase, aunque las instrucciones lleguen por teléfono o estén disponibles en línea.
Sin embargo, hay familias que no tienen acceso a Internet, o que hablan en casa otros idiomas distintos a los oficiales (finés y sueco), lo que puede complicar el acceso a las soluciones en línea. «En algunos casos hemos invitado a la familia a la escuela para darles enseñanza práctica», dice Johanna Järvinen, directora de la escuela Ilpoinen de Turku.
Para la educación a distancia, las escuelas pueden prestarles a los estudiantes las tabletas y ordenadores portátiles normalmente reservados para el trabajo en clase. También la Agencia Nacional de Educación de Finlandia, en cooperación con la comunidad empresarial, está recogiendo portátiles usados para repartirlos entre aquellos estudiantes que no tengan acceso a un ordenador.
Horas extras
Dado lo excepcional de las circunstancias, las horas de trabajo habituales no están siendo suficientes para los profesores.
«Planificar, dar las instrucciones y evaluar el trabajo de cada estudiante lleva mucho más tiempo que en el escenario normal de una clase», dice Maria Kotilainen, de la escuela Kyrkoby de Vantaa, al norte de Helsinki.
«Los profesores hemos tenido que aprender muchas cosas nuevas en muy poco tiempo», dice Marica Strömberg, que trabaja en la escuela Solbrinken de Lohja. Otra área de preocupación para los profesores son los grupos de estudiantes que, incluso en condiciones normales, necesitan un apoyo extra para aprender.
Que fluya el aprendizaje
Los cursos siguen adelante con el plan de estudios nacional finlandés, aunque el gobierno ha aconsejado a los profesores bajar el listón de las pruebas, dado el carácter extraordinario de los tiempos que nos están tocando. No es el momento para que ni los profesores, ni los estudiantes, ni los padres se exijan a sí mismos la perfección, no en estas circunstancias.
La ministra de Educación, Li Andersson, aclaró en una conferencia de prensa celebrada a principios de abril que los maestros siguen teniendo la responsabilidad de verificar que los niños asistan a las clases, al igual que en un aula normal. La ministra también especificó que los docentes debían mantener abiertos los canales de comunicación con los estudiantes y sus hogares.
La garantía de una educación de alta calidad para todos los escolares sigue en pie. Ya sea en línea o de manera presencial, la asistencia a la escuela continúa desempeñando un papel importante en la rutina diaria, proporcionando a los estudiantes la sensación de seguridad que necesitan.
«Nuestro objetivo es mantenernos al día con las tareas escolares y seguir aprendiendo, como siempre hacemos», afirma Ann-Britt Sandbacka, maestra de escuela primaria en la escuela Kyrkoby.
Por Catarina Stewen, abril de 2020, actualizado en agosto de 2020