Cuando un finlandés te dice “liukasta Laskiaista”, te está deseando un “resbaladizo Martes de carnaval”, y eso es bueno, porque no hay finlandés que no quiera disfrutar de una buena bajada por una colina cubierta de nieve durante estos días festivos.
El carnaval tiene lugar unas seis semanas antes de la Pascua. En la tradición católica y ortodoxa cristiana se celebra durante los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, día que marca el inicio de la Cuaresma, el periodo de ayuno –o sin carne- cuarenta días antes de la Pascua. Sin embargo, tras la Reforma protestante, en Finlandia dejó de practicarse el ayuno, aunque muchas de las tradiciones del carnaval continuaron, ya que la gente pensaba que estas tenían una influencia positiva en sus vidas.
Durante el carnaval no se trabajaba con instrumentos afilados. Por la tarde apenas se llevaban a cabo tareas domésticas, o no se realizaban en absoluto. Las mujeres dejaban de hilar el lino. La gente se alimentaba a base de alimentos pesados y ricos en grasas. De hecho, estaba bien visto mostrar los restos de grasa en las manos y en las comisuras de la boca. Existía la convicción de que cuanto más grasientos eran los alimentos que uno comía, más engordaban los cerdos y más leche daban las vacas.
Como en los viejos tiempos
Otra tradición del carnaval era deslizarse en trineo. Cuanto más lejos llegase uno, más alto crecería el lino y más grandes serían los nabos y colinabos. Como no podía ser menos, siempre había una sauna lista para bañarse durante aquellos días, aunque era sumamente importante guardar silencio una vez en ella, porque de lo contrario uno se arriesgaba a atraer una plaga de moscas y mosquitos durante el verano. Además, había un viejo refrán sobre el tiempo: “Si el sol brilla en carnaval, será un buen año. Si nieva en carnaval, nevará todos los días hasta la Pascua”.
La comida tradicional de carnaval incluía platos contundentes, como el grasiento pan sin levadura con carne de cerdo, los blinis (pequeñas crepes al estilo de Rusia) rellenos de carne o pescado, las morcillas, la sopa de guisantes con jamón, las crepes al estilo finlandés con mermelada y una riquísima repostería.
La mayoría de estos platos siguen siendo populares hoy en día, aunque sin duda alguna la estrella del carnaval es el famoso laskiaispulla, un bollo relleno de mazapán o mermelada de fresa y nata montada. Son irresistibles para la mayoría de los finlandeses, que habitualmente repiten (una o dos veces). Y para bajar tanta y tan pesada comida, nada mejor que un buen café o un cacao caliente.
Diversión familiar y entre amigos
Durante estos días los finlandeses suelen celebrar dos días especialmente: el Domingo y el Martes de carnaval. El Domingo de carnaval es un día para divertirse en familia con el trineo, el patinaje sobre hielo, el esquí de fondo o el esquí alpino. ila gente acude después del trabajo o las clases a las colinas más cercanas. En ocasiones las escuelas organizan un día de diversión especial para los alumnos más pequeños.
Las organizaciones estudiantiles suelen unirse en un bullicioso programa en el que se mezclan las competiciones de trineo con la música, la barbacoa al aire libre, las bebidas y la marcha salvaje en la nieve. Incluso los ayuntamientos participan organizando carnavales invernales con juegos, desfiles, actividades para niños, meriendas y conciertos.
El carnaval es para gente de todas las edades y de toda condición, así que, si por casualidad estás en Finlandia durante estas fechas, me gustaría desearte un resbaladizo Martes de carnaval, ¡con mucha nieve y un gran cielo soleado! ¡Y que no se te olvide probar la sopa de guisantes y los bollos de carnaval!
Por Russell Snyder