El finés sin esfuerzo: aprende la jerga local

Una profesora nos desvela las claves para aprender el finés. La primordial: acercarse al idioma de manera valiente y positiva.

Los extranjeros que se mudan a Finlandia suelen pensar al principio que el finés es un idioma extraño e imposible. Pero con una actitud positiva y un profesor simpático, hasta el más tímido de los recién llegados puede llegar a familiarizarse rápidamente con el idioma.

Lo admitimos: el finés impone respeto la primera vez que uno se enfrenta a él. Pocas palabras resultan familiares, a menos de que tu idioma materno pertenezca al enigmático grupo lingüístico fino-úgrico.

Hasta al más valiente de los principiantes le entran ganas de tirar la toalla al constatar que las palabras finlandesas cambian radicalmente de forma según el papel que desempeñen en la oración. Algunas letras se duplican, desaparecen o se transforman en letras diferentes por razones que al no iniciado pueden parecerle incoherentes. Una palabra tan simple como “agua” se vuelve irreconocible cuando cambia de su forma básica en nominativo, vesi a veden, vettä, veteen o a alguna de las otras incontables formas o declinaciones.

Laura Hartikainen, coordinadora de los estudios de finés en el Centro de Educación de Adultos en Espoo, hace hincapié en que los estudiantes pueden hacerse entender en situaciones cotidianas con bastante rapidez. Aclara que, aunque finés les resulte extraño a casi todos los estudiantes extranjeros, excepto a los procedentes de Estonia, el idioma tiene su propia lógica, que no es necesariamente imposible.

“Por ejemplo, la pronunciación del finés es muy sencilla, ya que a cada letra le corresponde siempre y exactamente el mismo sonido. Vale la pena que los extranjeros hagan el esfuerzo de aprender el idioma, porque es la puerta para entender a fondo la cultura finlandesa y poder comprender lo que pasa alrededor de uno,” dice Hartikainen, cuyos estudiantes de la escuela nocturna de Espoo son inmigrantes de todos los rincones del mundo.

Habla el habla

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Un caso típico de partitivo remolón es capturado, domado y devuelto a su propio hábitat, en el capítulo de 15 páginas que “Gramática esencial del finés” le dedica a su especie.Foto: Laura Waris

“Para poder aprender bien el idioma, los estudiantes tienen que hacer deberes que a veces parecen aburridos. Pero también nos divertimos con juegos, trabajando en parejas y practicando diálogos,” dice Hartikainen. “Los estudiantes no deben ponerse nerviosos por cometer errores y nosotros les animamos a que salgan y se lancen a hablar con la gente en finés”.

Hartikainen tiene consejos útiles para los estudiantes con ganas de charla. Desde un principio ella los anima a practicar finés a través de sus propios intereses, haciéndose miembros de clubes locales y leyendo revistas y páginas web relacionadas con sus aficiones.

“El lenguaje claro y sencillo de las Selkouutiset, las noticias en finés “simple” que emite la Radiotelevisión Finlandesa (YLE), las emisiones de noticias en la radio y los libros disponibles en selkokieli (“lenguaje simple”) en las bibliotecas públicas, pueden ser también muy útiles para los extranjeros que están aprendiendo finés”, añade Hartikainen.

Hartikainen disfruta al máximo de su trabajo cada vez que sus estudiantes dan un paso significativo hacia adelante. Éstos se divierten mucho aprendiendo a reconocer palabras derivadas de otros idiomas, como tohtori (doctor), o pihvi (derivada de la palabra en inglés “beef”, por “filete”).

También se entretienen aprendiendo a escuchar y pronunciar las complicadas dobles consonantes o las vocales alargadas. Tales habilidades permiten a los extranjeros distinguir entre tuuli, tuli y tulli (viento, fuego y aduana), o ver la sutil pero importantísma diferencia entre Tapaan sinut! (¡Me encontraré contigo!) o Tapan sinut! (¡Te mataré!).

Por Fran Weaver, abril de 2010