Minna Canth (1844-1897) fue y sigue siendo una de las escritoras más influyentes de la nación finlandesa, que cada 19 de marzo celebra oficialmente su nacimiento.
La autora se hizo acreedora de la admiración de sus lectores por el realismo con que presentaba a las mujeres en sus obras y por cuestionar las normas patriarcales que limitaban sus oportunidades.
A lo largo de su vida publicó relatos, artículos y obras de teatro que exploraban las opresivas condiciones estructurales que gobernaban la vida de las mujeres de la clase trabajadora. Escribió en finés y sueco, las dos lenguas oficiales hoy en día.
Originalmente publicada en sueco en 1893, y poco después en finés, Sylvi, una de sus obras de teatro, trata sobre una joven que no puede divorciarse de su marido, más mayor que ella, para poder vivir con el hombre al que realmente ama. La mujer del trabajador (Työmiehen vaimo, 1885) cuenta la historia de Johanna, una mujer sometida cuyo marido alcohólico le controla el dinero que gana. Anna Liisa, (1895) relata el sufrimiento de una adolescente que da a luz estando soltera y se ve obligada a matar a su hijo.
Creer en lo que una hace
«Minna Canth se adelantó a su tiempo de muchas maneras», nos explica Minna Rytisalo, autora de La Señora C (Rouva C, publicada por la editorial Gummerus en 2018), un relato ficticio sobre el matrimonio de Minna Canth con su antiguo profesor, Johan Ferdinand Canth (1835-1879).
«Ella creía firmemente que las niñas tenían el derecho a recibir una educación, a aprender sobre las ciencias, la naturaleza y la economía», afirma Minna Rytisalo, que a su vez es profesora de lengua y literatura en un instituto.
Aunque desde la época de Minna Canth Finlandia haya dado pasos agigantados hacia la realización de la igualdad de género, todo lo que esta escribió sigue teniendo una gran relevancia. «Nunca hay que dar por sentado que los derechos sean inamovibles, como si estuviesen grabados en mármol», afirma Minna Rytisalo. «Establecer un derecho no lo garantiza para siempre».
La joven autora dice que el movimiento “Me Too” está propiciando que «ahora se hable de todo lo que a Minna Canth le hubiera gustado que habláramos».
Y añade, «Creo que ella fue la primera feminista de Finlandia».
El legado de Minna Canth ha servido de inspiración a la literatura feminista durante generaciones. «Se perciben las huellas de su pensamiento en la obra de Saara Turunen, una escritora que pide a los lectores que consideren las razones por las que clasificamos a las personas según el género», dice Rytisalo.
«Todos podemos aprender de la actitud de Minna Canth. Ella creía en lo que hacía, y en que lo correcto es hacer lo que el corazón te dicte, incluso cuando el mundo entero te dice que no puede ser».
Minna Rytisalo menciona a Tove Jansson como «otra escritora finlandesa que siempre supo cómo quería crear su arte». Pintora e ilustradora, Tove Jansson es conocida sobre todo por ser la creadora de la Familia Mumin, pero también escribió novelas y relatos para adultos.
Un matrimonio solidario
La igualdad social fue otro de los temas que preocuparon a Minna Canth. «Tenía el convencimiento de que la sociedad debía organizarse de manera que ayudase a los más pobres», dice Rytisalo. Hijos del infortunio (Kovan onnen lapset, 1888), una de las obras de teatro de Canth, es un compasivo retrato de las penurias sociales por las que pasan los desempleados. Las autoridades conservadoras de la época decidieron prohibirla nada más publicarse, por considerarla demasiado polémica.
Minna Rytisalo decidió escribir La Señora C tras leer Sensible, tierna, radiante (Herkkä, hellä, hehkuvainen, Ed. Otava, 2014), la biografía de Canth escrita por Minna Maijala, que pone en duda los recuentos históricos precedentes que sugerían que el marido de Minna Canth habría sido un hombre controlador. Por el contrario, Maijala presenta el retrato de un matrimonio sumamente solidario, hecho que posibilitó que Canth floreciese como escritora.
Rytisalo está encantada por el nuevo interés que la obra de Minna Canth está despertando en los jóvenes: «Estábamos acostumbrados a verla como una especie de estatua inamovible, sin pararnos realmente a pensar en lo que dijo».
«Pero ahora eso está cambiando».
Por Tabatha Leggett, marzo de 2019