“Los tres me vinieron enseguida a la cabeza”, dice Auri Ahola, refiriéndose a cómo decidió quién aparecería en su corto documental Bálggis, que presenta tres retratos de artistas, de unos cinco minutos cada uno.
Todos ellos, al igual que Ahola, son artistas sami. El sami es el único pueblo indígena reconocido dentro de la Unión Europea. Su territorio septentrional, llamado Sápmi, está dividido en cuatro partes por las fronteras de los Estados nación de Finlandia, Suecia, Noruega y Rusia.
Los protagonistas del documental trabajan en áreas poco convencionales del mundo del arte: Aleksi Niittyvuopio es artista de circo y malabarista, Sunna Kitti es una ilustradora y creadora de novelas gráficas, y Sámi Hustler (su nombre es un seudónimo) se dedica al grafiti. Ahola fue bailarina del Ballet Nacional de Finlandia y ahora es una artista regional sami en el Centro Finlandia de Promoción de las Artes, donde planifica y dirige proyectos que promueven y fomentan la cultura sami.
Bálggis significa “camino” en sami septentrional, una de las apenas diez lenguas sami que se mantienen vivas. La película retrata los lazos de sus protagonistas con los agrestes y vastos paisajes del norte de Finlandia. Aunque los tres artistas viven ahora en ciudades del sur del país, Ahola los conduce a Sápmi, a los lugares relacionados con su infancia y su legado. Durante el documental, los tres relatan los distintos caminos que han recorrido.
Objetos que quieren moverse
En el arranque del corto, vemos a cada uno de los protagonistas caminando por un paisaje septentrional de cumbres, ríos y bosques. Luego los vemos en acción mientras nos cuentan sus historias, uno por uno, empezando por Aleksi Niittyvuopio.
Una parte de su familia procede de las inmediaciones de Karigasniemi, en la frontera del extremo norte, entre Finlandia y Noruega, pero él se crio en el sur, y ahora vive en Tampere, una ciudad del centro oeste de Finlandia.
“Siempre me ha fascinado pensar cómo desearían moverse los objetos”, comenta su voz en off mientras le vemos haciendo giros y malabarismos con unas mazas en un paraje montañoso, tan elevado sobre la línea de árboles, que la única vegetación consiste en unas pequeñas plantas que parecen aferrarse a la tierra.
“Los cuernos de reno son algo tangible de la cultura sami y los he incorporado a mi trabajo”, explica. Con sumo cuidado, hace girar y mantiene en equilibrio unos enormes cuernos, buscando la manera de incorporarlos a uno de sus números.
Un foco sobre la cultura sami
Sámi Hustler aparece ante la cámara con un pasamontañas para proteger su identidad. Le vemos en una remota cabaña de pescadores en el río Näätämö, al norte del país. A continuación, la imagen cambia bruscamente y nos traslada a Helsinki, con tomas nocturnas de la Estación Central de Ferrocarril y del tráfico que avanza por la avenida de Hämeentie.
Le vemos realizar grafitis mientras su voz en off nos cuenta su historia. “En mi arte abordo la lengua y la cultura sami, son algo que quiero destacar”, señala.
Intenta “abordar algunos de los problemas y la discriminación a los que se enfrenta el pueblo sami”. Por ejemplo, su madre fue castigada en la escuela por hablar sami, una historia que desgraciadamente era muy común en la Finlandia de los años setenta. “Intento tocar todos los temas de actualidad y poner el foco en ellos”, dice.
Una narradora escapista
La dibujante de cómic Sunna Kitti creció en Tirro, en el extremo norte del país, y ahora vive a unos 1200 kilómetros, en Turku, una ciudad de la costa suroeste de Finlandia. «Como narradora soy un poco escapista», comenta mientras la vemos caminando por el bosque y yendo en bicicleta por un sendero. «Me gustan las historias de viajes a otros mundos».
La vemos dibujando en su cuaderno en el bosque, junto a un lago y luego en un iPad, en la mesa de la cocina. “Para mí, este entorno es un lugar donde puedo sumergirme en mis propios pensamientos”, dice sobre Tirro.
Los tres artistas comparten la idea de volver a sus raíces, reponer sus energías e inspirarse cada vez que visitan Sápmi.
Distintos senderos, distintas técnicas
Aquí podrán ver Bálggis, el cortometraje documental dirigido por Auri Ahola. (Subtítulos en inglés: si no están visibles, compruebe los ajustes del vídeo. Se puede acceder a otros idiomas abriendo el vídeo en YouTube y activando la función de traducción automática).Vídeo: Auri Ahola/Centro de Promoción de las Artes de Finlandia
En el estreno de Bálggis en Inari, una ciudad del extremo norte del país, Ahola y los protagonistas del documental subieron al escenario para una charla en la que hubo preguntas y respuestas. El acto tuvo lugar en Siida, el centro natural y museo de la cultura sami. Ese mismo fin de semana se celebraba el festival de música autóctona Ijahis Idja (Noche sin noche) del otro lado del río, en Sajos, el centro de cultura sami.
“Todos ellos representan formas de arte marginales que también son bastante inusuales dentro de la cultura sami”, dice Ahola de los artistas del filme. “Se valen de su tradición cultural, a la vez que hacen arte con los conocimientos y la tecnología modernos”.
Entre las observaciones del documental sobre la inventiva de los artistas, hay una que me llamó especialmente la atención: El comentario de Niittyvuopio sobre «pensar cómo desearían moverse los objetos” cuando los busca para utilizarlos en sus espectáculos. “Es algo que no paro de procesar”, comentó ante el público de Inari. “Puedes dar con un objeto de manera inesperada”.
“Pongamos que se trata de un objeto cotidiano, como una toalla. Entonces empiezo a pensar qué se puede hacer con una toalla, y qué se puede hacer con ella que no se pueda hacer con otros objetos. ¿Cómo puedo adaptarla para hacer con ella trucos y malabarismos? Entonces empiezo a encontrar diferentes caminos, diferentes técnicas para el objeto en cuestión”.
Aunque los tres artistas de Bálggis tienen sus propias técnicas y trayectorias, Ahola cree que volveremos a tener noticias de ellos. “Este documental no será el último”, asegura.
Por Peter Marten, septiembre de 2023