El otoño es una fiesta de color en los páramos de la Laponia finlandesa

Los colores del otoño no tardan en llegar a Laponia, en el lejano norte de Finlandia.

Las primeras heladas en los páramos que rodean el Saana —que con sus 1029 metros es el segundo monte más alto de Finlandia— pueden aparecer ya a finales de agosto o principios de septiembre.

Los cambios de color de los arbustos y del follaje de los árboles se aceleran al hacerse más frías las noches, sobre todo en los páramos más altos que rodean por el noroeste el lago Kilpisjärvi, donde el monte Saana está situado.

Hay una palabra en finés, ruska, que designa este fenómeno de páramos y bosques que se transforman en un despliegue de vívidos colores, rojos, naranjas y amarillos, en una especie de protesta ante la llegada inminente del invierno. Esta breve y deliciosa época, que no siempre es predecible, dura en toda la región poco más de quince días, durante los cuales los senderistas acuden en tropel a los albergues y chalets y salen a hacer agotadoras caminatas, o a recorrer largos trayectos por los terrenos más arduos.

Los días son fríos y a menudo claros y apacibles —el tiempo perfecto para hacer senderismo— , con la ventaja de que, además, uno puede encontrar hongos suculentos y los últimos mirtilos y arándanos rojos. Gracias a la tradición finlandesa del derecho de acceso común, todo el mundo puede recoger y quedarse con los tesoros comestibles que encuentre en la naturaleza.

Y si este espectacular telón de fondo otoñal en tecnicolor no les parece suficiente, es además muy probable que tengan la ocasión de culminar el día contemplando boquiabiertos una puesta de sol a la que seguirá —quién sabe— una aurora boreal.

A todo color: Echa un vistazo a los páramos del norte de Finlandia

Por Tim Bird, septiembre de 2019