Un alce macho con su imponente cornamenta es una visión impresionante. En la Finca del Alce, la primera y única atracción turística de Finlandia basada en estos cérvidos gigantescos, el visitante puede tocar, alimentar y acariciar a los animales antes de sentarse a la mesa para probar las especialidades locales, que incluyen carne de alce.
El majestuoso Jorma agita orgulloso su testa coronada de astas mientras trota sin prisa para internarse entre las frondas del bosquecillo privado armado detrás de la casa. Annikki, la hembra, es más cautelosa y tantea el terreno antes de conducir a Suvi, su retoño de patas largas, a un rincón apartado del recinto.
La Finca del Alce (Hirvikartano) es un emprendimiento familiar. Susanna es una excelente cocinera y dirige el restaurante, mientras que su hijo Paavo cuida de los animales y guía a los visitantes.
Personalidades individuales
Un alce come hasta 40 kilos al día. «Tenemos buenas relaciones con los granjeros vecinos, y les podamos el follaje de los sauces para obtener ramas para nuestros alces», dice Susana. «A veces también los alimentamos con manzanas, patatas o heno, reproduciendo su dieta estacional natural, y de esta manera nuestros animales se han mantenido sanos.»
El alce se acostumbra fácilmente a la gente, aunque su limitada capacidad de concentración hace prácticamente imposible entrenarlos para ningún trabajo. «Tampoco exigen cuidados muy sofisticados excepto en octubre, el período de celo, cuando los machos ni siquiera comen y… ¡sólo piensan en eso!», añade Paavo.
Los Partio están claramente encariñados con sus inusitadas mascotas y explican entusiasmados a los visitantes sus distintas personalidades. «Hace un par de años se escapó Matti-Esko, el mayor de los machos, pero no supo cómo comportarse en libertad con los alces silvestres. Cuando finalmente volvió a casa, cansado y demacrado, me lamió toda la cara «, recuerda Susana.
Alce en el menú
La Finca del Alce es un destino popular entre los turistas invernales que vienen a la cercana estación de esquí de Himos, entre los que hay muchos rusos, alemanes y holandeses. En verano la mayoría de los clientes son turistas finlandeses y rusos. «La atracción principal es la oportunidad de ver a los alces de cerca, pero casi todos se quedan a cenar en el restaurante», dice Susana.
«La cocina sirve platos tradicionales finlandeses como setas, frutas y hierbas de los bosques de la zona, pescado de los lagos, y también carne de alce que nos proveen los cazadores en otoño, durante la temporada de caza, y mantenemos congelada para el resto del año. Aunque nuestros animales jamás serán vendidos como carne, creemos que es natural comer carne de alce, y la gente debe entender de dónde vienen los alimentos que consume», dice Susana.
Después de saborear un asado de alce a las brasas con puré de patatas con mantequilla, salsa de arándano rojo y pepinos en vinagre, nos dirigimos al corral donde Anni, una niña finlandesa aficionada a los alces acaricia amorosamente el hocico de su nuevo amigo: «Matti-Esko es mi favorito. Aunque es tan inmenso es muy afectuoso, y su cornamenta luce tan linda cubierta de una suave y cálida pelusa», dice encantada.
Alces sueltos
• La población de alces de Finlandia ascendía a finales de 2010 a casi 100.000 individuos según el Instituto de Investigaciones de Caza y Pesca. Se estima que en la primavera de 2011 nacieron unos 60.000 terneros.
• Los lobos y otras fieras predadoras son escasos en Finlandia, en consecuencia las autoridades controlan la población de alces mediante licencias de caza. De esta manera se reducen los accidentes de tránsito y el daño que causan los alces en los bosques comerciales.
• Se han concedido licencias para cazar unos 60.000 alces en el otoño de 2011 (la temporada de caza comienza el 24 de septiembre).
• Hay 310.000 cazadores registrados en Finlandia. Unas 100.000 personas cazan alces, en general en partidas organizadas por los clubes de caza locales.
Fran Weaver, septiembre de 2011