Resulta peculiarmente adecuado que la historia que vamos a contarles tuviera lugar, precisamente, en una empresa dedicada a la gestión de publicidad online, porque parece uno de esos casos de visibilidad en las redes surgidos de manera natural, sin planificación ni algoritmos que valgan.
Todo comenzó en Smartly.io, una empresa con sede en Helsinki que se dedica a optimizar la publicidad online para marcas de diferentes campos de la industria, y que también es el lugar de trabajo de nuestra limpiadora.
A finales de enero de 2020, la trabajadora se encontró un billete de cinco euros en el suelo, y lo dejó sobre una mesa con un pósit azul que decía: “Me lo he encontrado debajo. La limpiadora”. El hecho dio lugar a una cadena de respuestas que se prolongó durante varios días.
Más tarde, un empleado de Smartly pegó un pósit amarillo debajo del azul: “Me parece que este billete ahora es tu propina. ¡Te la mereces!”. Otro colega añadió una nota por separado: “¡No puedo estar más de acuerdo!”. Los empleados de Smartly son finlandeses y extranjeros, así que el intercambio era en inglés.
“¡Gracias, chicos, pero no puedo aceptarlo! :-)”, escribió la limpiadora, que trabaja para una empresa llamada Laatutakuu (que en español significa “garantía de calidad”). Llegados a aquel punto, la gente de Smartly ya estaba publicando fotos del intercambio de mensajes en sus redes sociales. (Yo lo vi en un feed de Facebook de un amigo que trabaja en la empresa).
Nobleza y caridad
Apareció un comentario bajo la publicación de mi amigo en Facebook: “#onlyinfinland” (solo en Finlandia). Recientemente, Finlandia se ha clasificado primera en una evaluación de cuánto confía la gente de la UE en sus conciudadanos. Además, el Índice de percepción de la corrupción cita a Finlandia repetidamente como uno de los países menos corruptos del mundo.
Pero, volviendo a la oficina de Smartly, las cosas no habían hecho más que empezar. La cadena de pósits seguía sobre la mesa y se iba haciendo cada vez más larga.
“¿Y si te compramos un pequeño regalo? ¿Lo aceptarías?”, preguntó alguien. A lo que la limpiadora respondió: “Ya tengo mi regalo, que es vuestro reconocimiento. ¡Muchísimas gracias!”.
Unas cuantas notas más abajo, apareció otro billete de cinco euros, sujeto con un pósit que decía: “Alguien en la redes sociales ha visto la publicación de esta cadena de mensajes y ha querido duplicar el bote”. La nota que venía a continuación lo cambió todo: “¡Deberíamos donar este dinero a una organización benéfica! Limpiadora: ¿a qué organización?”.
Y la cadena sigue
La siguiente nota sugería que a Kympin Lapset, una ONG que ayuda a niños con cáncer y a sus familias. Entonces la misma limpiadora contribuyó con cinco euros. Aparecieron varias donaciones más en billetes de cinco y diez, seguidas de un pósit naranja: “Se puede donar a Kympin Lapset a través de MobilePay. ¡Yo acabo de hacerlo!”.
A un lado, apareció un último pósit azul: “¡Caso cerrado!”.
Pero no tan deprisa: Alrededor de las notas se ha ido desarrollando todo un ecosistema. La última vez que lo verificamos, había aparecido un bote de colecta con un pósit animando a la gente: “Deja aquí tu dinero”. Y ya había varios billetes en él.
Por Peter Marten, febrero de 2020