Hay que ver cuántas clasificaciones e informes internacionales hay … ¿Pero qué distingue al Good Country Index (que podría traducirse por “índice de aportación al bien mundial de los países”) del Índice de Competitividad Mundial, el Índice de Prosperidad, el Índice Global de Felicidad, el Índice de Desempeño Ambiental, por no hablar de otros?
El Good Country Index es una evaluación de 35 mediciones que muestran las contribuciones de los países en siete categorías diferentes: ciencia y tecnología, cultura, paz y seguridad, orden mundial, planeta y clima, prosperidad e igualdad, y salud y bienestar.
Además —y quizás sea lo más importante—, de lo que realmente trata el Good Country Index es de lo que las naciones hacen por el resto del mundo, y no de lo que sucede dentro de sus fronteras.
Tan solo una pista
«Prácticamente todos y cada uno de los demás índices observan el rendimiento interno de los países de una u otra manera», dice Anholt, «y por lo tanto ven el mundo como si este estuviera compuesto de islas de humanidad independientes, totalmente separadas, y sin nada que ver entre sí».
Simon Anholt, asentado en Londres, es un experto que lleva desde la década de 1990 asesorando a los líderes de más de 50 países en lo que ahora se conoce como posicionamiento “marca país”. En 2005 fundó el Anholt Nation Brands Index (índice Anholt de marca país). En 2014, al darse cuenta gradualmente de la necesidad de un nuevo tipo de estudio, creó el Good Country Index. (Finlandia obtuvo aquel mismo año el segundo puesto).
«Como vivimos en una era enormemente interconectada e interdependiente, en una era de globalización avanzada, nos pareció que tenía mucho sentido observar de qué forma los países se afectaban unos a otros y afectaban a todo el sistema», dice.
Aunque que el Good Country Index recopila una gran cantidad de datos —Anholt lo describe como «meter un dedo del pie en el agua»—, tiene sus limitaciones. «Reducir a 35 baterías de datos el impacto que un país ejerce en el mundo, solo nos da una ligera una pista, obviamente «.
Conversar y cooperar, mejor que competir
El índice también proporciona oportunidades: “Esperamos que represente el comienzo de un nuevo tipo de conversación, que motive a la gente a hacerse nuevas preguntas sobre los países ”.
Ello es cierto, independientemente de la posición que ocupe el país en el índice. De hecho, la palabra “índice” podría llevar a engaño. El Good Country Index tiene como objetivo fomentar la conversación, la colaboración y la cooperación, en lugar de la competitividad de ver quién «gana» la carrera de clasificación.
«Yo no juzgo», asevera Anholt. Ese es el motivo de que las diversas categorías de datos no se ponderen en los resultados generales. «Lo publico en forma de clasificación, porque es la forma más fácil de procesar todos esos datos y presentarle a la gente una visión de conjunto». Una lista comparativa le facilita a la gente discutir los resultados.
Tras el lanzamiento de la primera edición del índice, los activistas políticos australianos le contaron que habían utilizado la matriz de datos del Good Country Index para orientar las preguntas dirigidas a los candidatos electorales y saber cómo pensaban abordar ciertas categorías en las que el rendimiento del país había sido inferior. «Se trata de una herramienta», afirma Anholt. «Si la gente decide usarlo para pedirle cuentas a sus gobiernos, me parece genial, porque eso quiere decir que funciona”. Finlandia va a celebrar elecciones parlamentarias en abril de 2019, y las elecciones al Parlamento Europeo tendrán lugar en mayo de 2019.
Compartir inspiración y experiencia
Aunque el Good Country Index pretende fomentar el diálogo y la cooperación, no es contrario a la idea de competitividad. El que los países compitan por ser los «más buenos» es señal de salud
«Competir está bien», dice Anholt. «Es un propulsor muy eficiente, pero se convierte en un problema cuando es el único altar que adoramos, cosa que sucede en la mayor parte de los países, la mayor parte del tiempo». Él se muestra convencido de que “la cultura global de la gobernanza” podría pasar de ser fundamentalmente competitiva a fundamentalmente colaborativa.
Trabajar juntos un poco más, competir un poco menos: Esta es su sencilla sugerencia. Los países nórdicos, cuya historia de cooperación regional es larga, se encuentran a menudo en la cima del índice (los resultados más recientes sitúan a Suecia, Dinamarca y Noruega en el tercer, quinto y séptimo lugar, respectivamente).
Lo que es bueno para los vecinos y para el resto del mundo, con frecuencia también lo es para uno. «A menudo acabas haciendo un mejor trabajo a nivel nacional porque te inspiras y buscas la experiencia en otros países», dice Anholt. «O sea, que compartes las buenas ideas».
Los puntos fuertes de Finlandia
De las siete categorías del Good Country Index, Finlandia se sitúa en lo más alto en cuanto a prosperidad e igualdad, en concreto en el segundo lugar. Las 35 subcategorías incluyen la tasa de natalidad, la huella ecológica, las energías renovables, las donaciones benéficas, los Premios Nobel acumulados, las exportaciones de productos creativos, las donaciones para la ayuda humanitaria y el número de voluntarios de la ONU enviados al extranjero.
Los puntos fuertes de Finlandia son la libertad de movimiento, la libertad de prensa, el número de patentes, el número de artículos en publicaciones internacionales, la salida de inversión extranjera directa, la financiación de la ayuda alimentaria, el cumplimiento de los acuerdos ambientales y la ciberseguridad. Un área susceptible de mejora es la que se refiere a los estudiantes internacionales: Finlandia es famosa por su sistema educativo, pero las cifras indican que debería hacer más esfuerzos para atraer a estudiantes extranjeros.
«Mi mensaje para Finlandia es el mismo que le daría a cualquier país que encabezase el índice», dice Anholt. “No se trata de una recompensa —¿Quién soy yo para premiar a un país por su comportamiento?—, sino de un mensaje sobre sus obligaciones”.
Un buen resultado obtenido en el Good Country Index indica que una nación es buena en colaboración y que ha «descubierto unas cuantas cosas» que otras no han descubierto, dice Anholt. Hay que «seguir demostrando el beneficio nacional e internacional de una mayor cooperación y colaboración».
De lo que se trata es de que los países «tengan la voluntad y disposición de trabajar con otros países», afirma Anholt. «Así que es una oportunidad para que Finlandia comience a trabajar con otros países de una manera nueva».
La cuestión más palpable
“
«Trabajemos juntos» no ha sido precisamente un lema habitual entre los políticos durante estos últimos años. Por el contrario, la palabra que oímos constantemente en las noticias es «polarización».
«Si este no es el ejemplo más palpable de la necesidad de una mayor cooperación y colaboración, ¿entonces cuál es?», cuestiona Anholt. Se refiere a la cooperación entre quienes están preocupados por el mundo en general y los que se centran más en sus propios países. Ambas perspectivas tienen validez, afirma. «Es muy importante que el Good Country Index no se convierta en una pieza más del tribalismo».
Las mediciones del índice apuntan a preguntas difíciles sobre el cambio climático, la migración humana, la atención médica, la pobreza y otras cuestiones. ¿Cómo logra uno mantenerse positivo cuando su trabajo implica profundizar en estas estadísticas?
Pues creando un país. En su proyecto más reciente, Anholt y la estadounidense Madeline Hung han fundado el País Bueno, que sencillamente es un país virtual, «para demostrar que si los países aprenden a trabajar juntos, empezaremos a lograr un progreso real». Cualquiera que desee contribuir a la resolución de desafíos globales puede inscribirse en línea y convertirse en ciudadano de The Good Country.
Mientras tanto, en la vida real, Finlandia seguirá pensando en cómo contribuir a la humanidad con sus acciones. Por el momento, esto es lo «más bueno» que se puede hacer.
Por Peter Marten, January 2019