El fútbol es la lengua de todos

Son muchos los finlandeses que, por iniciativa propia, están ayudando a que los solicitantes de asilo se integren en los campos de fútbol. El deporte une a la gente: a todo el mundo le gusta jugar compartiendo una misma meta.

Unidos gracias a Facebook, un grupo de ciudadanos organiza desinteresadamente partidos de fútbol para ayudar a que los habitantes del centro de acogida de Kallio y la gente del barrio se conozcan.

El campo de deportes de Haapaniemi, en Helsinki, suele estar vacío por las tardes. Sin embargo, a tan sólo unos cientos de metros, en la calle Kaarlenkatu, hay un edificio donde el ajetreo es continuo, ya que allí residen los solicitantes de asilo que cada día van llegando a Finlandia desde zonas de crisis, a un ritmo antes nunca visto. En un país extraño e inmersos en una cultura que para nada les es familiar, los días pueden resultar muy largos para los recién llegados, que se aburren, e incluso llegan a angustiarse.

A principios de este otoño, una idea fue tomando cuerpo en Internet: ¿y si por las tardes la gente del barrio jugase al fútbol con los solicitantes de asilo?

“Queremos que la primera impresión de los recién llegados sea que los finlandeses somos buena gente”, nos dice Tiia Nohynek, profesora de baile y miembro activo del Meet the Neighbours Football Club (Club de Fútbol Conoce a tus Vecinos).

Lo primero fue asegurarse de que se podía utilizar el campo de fútbol de forma gratuita, ya que el grupo de voluntarios carecía de organización oficial y de fondos para el trabajo de asistencia. Sólo actuaban impulsados por sus ganas de ayudar a los solicitantes de asilo a que se integraran. La empresa que gestiona el campo de fútbol de Haapaniemi decidió apoyar la idea y permitirle al club utilizarlo para jugar cuando no estuviese reservado. Las botas de fútbol, las camisetas y los pantalones para los jugadores se consiguieron gracias a las donaciones de la gente.

“La gente del barrio quería hacer con los solicitantes de asilo algo que los uniese a todos. Después de todo, el fútbol es un lenguaje universal”, dice Nohynek.

“Disco disco”

Mustafá Abdelwahab está encantado de poder de jugar al fútbol, porque eso le ayuda a apartar de su cabeza su situación de solicitante de asilo, al menos por un rato.

Mustafá Abdelwahab está encantado de poder de jugar al fútbol, porque eso le ayuda a apartar de su cabeza su situación de solicitante de asilo, al menos por un rato.Foto: Antti Kivimäki

Aunque su padre era jugador de fútbol, Tiia Nohynek no juega en el Club, sino que se ocupa de acompañar a los solicitantes de asilo del centro al campo de juego y también de la intendencia: pone tanta ilusión en lavar y secar las camisetas de los jugadores, que a veces se le olvida su propia colada.

Su voluntad de ayudar no termina en el fútbol. Hace un par de semanas, Nohynek prometió a un par solicitantes de asilo que los llevaría a una fiesta de reggae que se celebraba en el Centro de Cultura Internacional Caisa de Helsinki.

“Cuando pasé a recogerlos por el centro de recepción, me encontré con cuarenta chicos esperando, que no paraban de decir: ’¡Vamos a la discoteca!’. Desde entonces, cada vez que me ven, no hacen más que llamarme ‘disco disco’ o ‘fútbol”, dice Nohynek riéndose.

La cosa queda clara en cuanto Nohynek y otro miembro activo de Meet the Neighbours, Mohamed Abdelgayed, van a recoger a un par de solicitantes de asilo iraquíes para ir a jugar al fútbol.

«¡Disco, disco!», la saluda con una amplia sonrisa Mustafá Abdelwahab, un animado chófer de Bagdad.

“Ha sido muy importante poder jugar al fútbol en Helsinki. Nos ayuda a todos a olvidar por un momento nuestra situación de solicitantes de asilo y a sentir que algo nuevo está empezando”, dice Abdelwahab, agradecido.

“En Irak la gente no juega mucho al fútbol debido a la violencia, pero aquí, ya he jugado tres veces”.

Abdelwahab trabajó durante mucho tiempo de chófer para el Ministerio de Agricultura, allí en Bagdad. Las dificultades de Abdelwahab, que es musulmán suní, comenzaron cuando el ministerio, que estaba bajo la autoridad suní, pasó a estarlo bajo la chiita.

“Dejaron de darme trabajo de chófer y me dijeron que limpiara los baños”.

Al poco tiempo, comenzó a recibir llamadas telefónicas intimidatorias, en las que lo amenazaban con el secuestro -es decir, con matarlo- si no renunciaba a su puesto de trabajo. Al ver que las presiones no hacían sino aumentar, decidió huir de Irak.

Otro de los hombres que se ha unido a ellos para jugar el fútbol es Alí Gazi, un hostelero de Mosul. Es más callado que Abdelwahab, y se le ve nervioso. Está preocupado por la salud de su esposa, embarazada de tres meses y la de su bebé de ocho meses, y por si van a recibir el tratamiento necesario en Finlandia.

Mohamed Abdelgayed, de Egipto, tranquiliza a Gazi en árabe, diciéndole que el sistema de salud finlandés cuida mucho a los niños y a las madres.

Deseosos de trabajar

Mohamed Abdelgayed (izquierda) y Tiia Nohynek organizan partidos de fútbol para los solicitantes de asilo y los finlandeses. En la portería vemos a Mustafá Abdelwahab, un solicitante de asilo iraquí.

Mohamed Abdelgayed (izquierda) y Tiia Nohynek organizan partidos de fútbol para los solicitantes de asilo y los finlandeses. En la portería vemos a Mustafá Abdelwahab, un solicitante de asilo iraquí.Foto: Antti Kivimäki

Los dos iraquíes quisieran trabajar en lo suyo lo antes posible: Alí Gazi en una cocina y Mustafa Abdelwahab tras un volante.

En primer lugar, van a necesitar un permiso para trabajar en Finlandia, algo que va a costarles varios meses. Un solicitante de asilo puede trabajar en el país antes de recibir el permiso de residencia, con la condición de haber residido en Finlandia durante al menos tres meses.

Mohamed Abdelgayed intenta calmar su afán y les recuerda que, antes de comenzar el trabajo, lo más útil sería aprender la lengua y la cultura finlandesas.

Alí Gazi regentaba un restaurante en Mosul, en el norte de Irak, pero cuando el control de la zona fue tomado por el Isis, la vida allí se hizo insoportable. Él es musulmán suní, pero su esposa es chiita, y esto no le pareció bien al Isis, cuyos activistas atacaron el restaurante, robando y destrozándolo todo, de manera que Gazi pensó que lo más prudente era huir del país con su familia.

Aunque no juega al fútbol, le gusta sentarse cerca del campo para tranquilizarse.

“Cuando era niño, no teníamos tiempo para divertirnos, porque había que trabajar. Me gusta ver a la gente jugando al fútbol”, dice.

La organizada cultura futbolística de Finlandia

El año pasado, el Club de Árbitros de Helsinki nombró “Rey de las Canchas de Grava” al egipcio Mohamed Abdelgayed.

El año pasado, el Club de Árbitros de Helsinki nombró “Rey de las Canchas de Grava” al egipcio Mohamed Abdelgayed. Foto: Antti Kivimäki

Mohamed Abdelgayed, uno de los miembros activos de Meet the Neighbours, vino a Finlandia en busca de trabajo con su esposa hace seis años -justo antes de la Primavera Árabe y de que Egipto entrase en la espiral de la violencia- y ahora trabaja como segundo de cocina en uno de los mejores restaurantes de Helsinki.

En Egipto, jugó al fútbol en la primera división juvenil y, ya en Helsinki, se unió con entusiasmo a la 3ª y 4ª divisiones de adultos.

“Eso me ayudó a integrarme en la sociedad. Conocí a finlandeses y me puse a hablar con ellos”.

Hace unos años, una lesión muscular acabó con la carrera futbolística de Abdelgayed. Decidido a no perder el contacto con el deporte, hizo un curso de arbitraje futbolístico y ahora pita los partidos de las ligas menores de Helsinki. El año pasado, el Club de Árbitros de Helsinki lo nombró “Rey de las Canchas de Grava”.

Abdelgayed valora la buena organización de la cultura del fútbol en Finlandia. Tanto los partidos como los entrenamientos se llevan a cabo con puntualidad, y el campo siempre queda libre a tiempo para el siguiente equipo. Además, los finlandeses respetan a los árbitros: Abdelgayed lo sabe, porque nunca ha tenido dificultades para arbitrar en paz.

“En algunos países, los árbitros reciben amenazas”.

Alivio para los síntomas de trauma

Mustafá Abdelwahab (izquierda), Tiia Nohynek, Mohamed Abdelgayed y Alí Gazi se juntan regularmente para jugar al fútbol. Mustafá y Mohamed suelen jugar, Tiia es la organizadora y Alí se entretiene viéndolos.

Mustafá Abdelwahab (izquierda), Tiia Nohynek, Mohamed Abdelgayed y Alí Gazi se juntan regularmente para jugar al fútbol. Mustafá y Mohamed suelen jugar, Tiia es la organizadora y Alí se entretiene viéndolos.Foto: Antti Kivimäki

También en otros lugares de Finlandia está siendo comprobada la gran importancia del fútbol en la creación de lazos de solidaridad entre solicitantes de asilo y finlandeses. En el centro de acogida de Ruukki, en el norte de Ostrobotnia, el fútbol es muy popular, y los solicitantes de asilo juegan entre ellos y con los residentes locales.

“Es tanta la gente que está viniendo en este momento, que hemos tenido que centrar nuestros esfuerzos en cosas básicas, como la organización del alojamiento. A medida que las cosas se calmen, podremos dedicarle más tiempo a las actividades de tiempo libre”, asegura la directora del Centro, Sirpa Kallio.

Kallio, que también ha trabajado como psicoterapeuta, hace hincapié en que las actividades son muy importantes en los centros de acogida. La mayoría de los solicitantes de asilo vienen dispuestos a trabajar, pero Ruukki, dada su alejada situación, no ofrece muchas oportunidades.

“La mayoría de los que llegan, trabajaban o estudiaban en su país de origen, pero de repente todo se detiene para ellos. Si una persona está sin trabajo, o sin nada que hacer, eso le repercute mucho”.

“A mucha gente los deportes les sirven para aliviar los síntomas de trauma. Incluso estando deprimidos y ansiosos, no deben descartar las cosas que son motivo de alegría”.

Por Antti Kivimäki

Finlandia y los solicitantes de asilo

El flujo de solicitantes de asilo desde el lejano Mediterráneo hasta Finlandia ha pillado a todos por sorpresa. Desde que empezó esta situación las manifestaciones, tanto a favor como en contra, se han sucedido, y el Primer Ministro se ha comprometido a alojar a solicitantes de asilo en su casa.

El número de solicitantes de asilo llegados a Finlandia ha aumentado

Durante los últimos diez años, Finlandia ha acogido a unos 3 500 solicitantes de asilo por año. La cantidad anual de solicitantes ha variado, pero ha estado entre los 1 505 y los 5 988.

Este año, y en concreto este otoño, la cantidad de personas en busca de asilo ha aumentado enormemente. Entre enero y agosto de 2015 fueron 7 015 los solicitantes, mientras que sólo en septiembre fueron 10.000 más.

Según las previsiones del Ministerio del Interior (14.10.2015), Finlandia recibirá un total de 30.000 a 35.000 solicitantes de asilo este año.

Manifestaciones a favor y en contra

Por toda Finlandia están teniendo lugar manifestaciones a favor y en contra de la acogida de solicitantes de asilo.

En las ciudades en las que se han celebrado, las manifestaciones contrarias a la acogida solo están teniendo, por lo general, unas cuantas docenas de participantes. Han tenido lugar, principalmente, en los municipios donde se han establecido nuevos centros de acogida, o en la frontera entre Finlandia y Suecia, en Tornio.

Como reacción a ello, se han celebrado numerosas manifestaciones a favor de la acogida de refugiados. En la mayor de ellas, que tuvo lugar en Helsinki a finales de julio, más de 10.000 personas se manifestaron en defensa de una Finlandia multicultural. Uno de los grupos, Finland says Welcome (Finlandia os da la Bienvenida), organizó un picnic de acogida en el que participaron 1 500 personas.

En septiembre se produjo en Lahti un suceso que conmocionó a todo el país. Un autobús que transportaba a solicitantes de asilo fue atacado con petardos por unos 30 manifestantes, uno de los cuales era un joven de 19 años ataviado con ropas del Ku Klux Klan.

Tras el ataque, Gobierno finlandés condenó enérgicamente cualquier protesta de carácter racista. Lea aquí la declaración.

La ciudad de Lahti decidió rechazar enérgicamente el racismo y el 30 de septiembre las empresas locales dieron la bienvenida a los solicitantes de asilo, patrocinando un evento futbolístico que se celebró en la ciudad deportiva de Hennala. El encuentro tuvo lugar en un campo de fútbol cercano al refugio de emergencia, bajo el lema “Let’s play bAll together” (Juguemos juntos a la pelota).

Además, los residentes locales se han manifestado este sábado (3.10.2015) contra el racismo y la violencia en la Plaza del Mercado de Lahti, bajo el lema “Avoin Lahti” (Lahti Abierta). Un gran número de residentes está ayudando activamente a la Cruz Roja en el refugio de emergencia. En la unidad de Hennala, que alberga a unos 500 refugiados, hay 150 voluntarios trabajando.

El proceso de solicitud de asilo se ralentiza

Solicitar asilo en Finlandia es un proceso que lleva tiempo. Puede hacerse bajo el temor justificado de persecución en el país de origen. Aquí se explica el procedimiento de solicitud de asilo en Finlandia.

Normalmente, la decisión sobre una solicitud de asilo suele tardar seis meses, pero ahora existe el temor de que el proceso se prolongue más de un año, debido a la cantidad inesperada de solicitantes que está llegando a Finlandia. El Ministerio del Interior está tratando de resolver la situación, proporcionando más recursos a la Policía y al Servicio de Inmigración Finlandés.

En toda Finlandia hay una necesidad urgente de viviendas para los solicitantes de asilo. La Cruz Roja Finlandesa cuenta con 48 centros de recepción a lo largo y ancho del país, pero debido al flujo actual de solicitantes, el país necesita más de 500 nuevas plazas de alojamiento cada día.

La gente desea ayudar a los solicitantes de asilo

El primer ministro finlandés, Juha Sipilä, está dando un ejemplo de hospitalidad a sus compatriotas, ya que ha ofrecido su segunda residencia para que, a finales de este año, los solicitantes de asilo puedan vivir en ella. La casa se encuentra en Kempele, su ciudad natal, situada en el norte de Finlandia.

Los finlandeses están siendo muy activos en el voluntariado. Si hablamos solo de la Cruz Roja Finlandesa, más de 4 500 aspirantes se han registrado en su página web para ofrecer su colaboración, y son muchas las personas que se presentan espontáneamente en los locales de la Cruz Roja para inscribirse como voluntarios.

Decenas de miles de personas están dando ropa de invierno, ropa deportiva y artículos para el hogar, todo ello destinado a los solicitantes de asilo. Tal ha sido la magnitud de las donaciones, que la Cruz Roja ha tenido que hacer una pausa en la recogida para poder organizar lo almacenado.

Este otoño se espera que para la tradicional Colecta del Día del Hambre que cada año organiza la Cruz Roja Finlandesa, se lleguen a recaudar cerca de tres millones de euros, el tercer mejor resultado en la historia del Día de Hambre. (Las donaciones pueden ser enviadas hasta finales de octubre.)

Algunos de los voluntarios ayudan haciendo, sencillamente, lo que mejor saben. Ejemplo de ello es el de un grupo de peluqueros que ofrecen cortes de pelo gratuitos para los residentes de los centros de acogida.