La Escuela Saunalahti en Espoo, al oeste de Helsinki, es una metáfora moderna de la educación finlandesa: las mejoras en la arquitectura permiten mejorar la experiencia de aprendizaje.
La Escuela Saunalahti ha sido construida recientemente por Verstas Architects, un galardonado estudio de Helsinki. En otoño de 2010 abrió sus puertas a 750 alumnos, desde preescolares hasta adolescentes. El edificio, de 10.000 m2, ha sido objeto de un fenómeno inesperado: se ha convertido en una especie de cuarto de estar para todo el barrio.
«El edificio se utiliza al máximo casi constantemente», explica la directora Hanna Sarakorpi. «Hay muchas sinergias de las que todos nos podemos beneficiar».
Esta escuela fue concebida como algo más que un centro donde estudiar arte, matemáticas y literatura. El objetivo era convertirla en un punto clave de la zona de Espoo, según relata Ilkka Salminen, quién diseño el edificio junto con sus socios de Verstas, Väinö Nikkilä, Jussi Palva y Riina Palva.
La biblioteca de la escuela abre al público por las noches y la cooperación entre la escuela, la guardería y el centro para los adolescentes cada vez es mayor.
El secreto del éxito
El sistema educativo finlandés, que acostumbra a encabezar el informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) de educación, ofrece más que un simple apoyo académico: en los centros del país, los alumnos tienen a su disposición servicios de salud, odontología y psicología que contribuyen a garantizar su bienestar.
Según un informe de la OCDE, desde la elaboración del primer informe PISA en el año 2000, «las escuelas finlandesas se han convertido en una especie de destino turístico» de los educadores y de los diseñadores de políticas de todo el mundo, que intentan descubrir «el secreto del éxito».
En los estudios PISA de 2000, 2003 y 2006, Finlandia encabezó el ránking en alfabetización, matemáticas y ciencia y, en 2009, conservó la primera posición pese a caer al sexto lugar en matemáticas, al segundo en ciencias y al tercero en comprensión lectora. (En el momento de escribir este artículo, aún no se han publicado los resultados de 2012, cuya difusión está prevista para el 3 de diciembre de 2013.)
Para ser profesor en Finlandia –incluso en una escuela primaria– hay que tener una licenciatura universitaria. Las titulaciones para impartir clases en las universidades finlandesas gozan de enorme popularidad y existe una gran competencia para acceder a ellas.
Aulas nada convencionales
La Escuela Saunalahti fue diseñada para integrar un aula no tradicional en la experiencia educativa a fin de generar nuevos modos de aprendizaje en los que se da una gran importancia a la colaboración. A modo de ejemplo, gracias a las paredes de vidrio que dividen las clases los alumnos pueden trabajar en grupo. «Se construyeron principalmente para contribuir a la idea pedagógica de la escuela», explica Salminen.
Pero los alumnos también tienen espacios donde relajarse. Sarakorpi señala que a los alumnos les encanta explorar los lugares recónditos del patio o simplemente sentarse a leer en las repisas de las ventanas.
«Hay alumnos que no se sienten cómodos en un aula [tradicional]», explica Salminen. «Cada espacio interior y exterior es un espacio potencial de aprendizaje».
Las aulas, concebidas para facilitar la realización de talleres, tienen puertas de vidrio que permiten acceder a los grupos de alumnos del aula situada al lado, y los pasillos son amplios y cuentan con espacios suficientes para sentarse, trabajar y estudiar. En otras palabras, el diseño fomenta el aprendizaje fuera de las aulas.
Una arquitectura estimulante fomenta el aprendizaje
El proyecto se inició en el año 2008, cuando 13 arquitectos de Verstas empezaron a diseñar la escuela. La construcción se inició en 2010 y se completó en 2012. Desde entonces, el edificio ha tenido un gran efecto en los ámbitos tanto educativo como comunitario.
En un lado de este edificio de tres pisos hay un muro de vidrio que cae en picado y tiene un tejado de madera curvado que recuerda a una pista de esquí. Los arquitectos tuvieron que asegurarse de que el edificio no hiciese sombra al patio de la escuela. La estructura de vidrio curvada alberga una guardería, el área de preescolar, la biblioteca pública y el centro para los adolescentes. En un muro ondulante hay ventanas cuadradas de varios tamaños que dan al patio.
Para la escuela, el principal reto fue respetar el presupuesto y los parámetros físicos, explica Sarakorpi. Por lo que respecta a los arquitectos, querían que en el edificio hubiese toda la luz posible para que los niños disfrutaran del máximo de horas de luz durante los oscuros inviernos finlandeses –caracterizados por la brevedad de los días, en un reflejo inverso de las noches blancas veraniegas.
Lo que importa es la luz interior. El hogar central del vestíbulo es el centro neurálgico de la escuela.
«Pensamos que una arquitectura inspiradora sería un estímulo positivo para crecer y aprender cosas», explica Salminen. «Y convertiría los momentos de aprendizaje en experiencias excitantes».
Por Nadja Sayej, septiembre de 2013