A la busca del tesoro en un bosque finlandés

Estamos a finales de septiembre, respirando la fresca y sencilla fragancia del otoño en un bosque al oeste de la capital de Finlandia. Acompañamos a una recolectora de setas que nos habla de su afición comparándola con la búsqueda de un tesoro.

«Es como saludar a viejos amigos», afirma Anna-Kaisa Asuja agachándose a mirar algunas de las setas que han aparecido en su habitual coto de “caza de hongos”.

Los bosques están repletos de setas, las cuales están a la libre disposición de todo el mundo. No hace mucho que la gente andaba recogiendo mirtilos por aquí, y la temporada del arándano rojo aún no ha terminado.

Mindfulness con setas

Sobre una mesa, junto a una cesta, hay setas de varios tipos.

Dos de las setas más habituales y deliciosas son los rebozuelos (los más pequeños, en la imagen) y los boletus.Foto: Jussi Nukari/Lehtikuva

El bosque más cercano está a tan solo 300 metros de su puerta, y su casa está a 20 minutos en coche del centro de Helsinki. En las cercanías hay gente caminando, corriendo y paseando en bicicleta por los senderos. A Anna-Kaisa también le gusta correr por aquí y esquiar cuando hay nieve, pero en esta época del año, sobre agosto y septiembre, prefiere centrarse en lo que le gusta denominar como “mindfulness con setas”.

Para ella, recoger setas silvestres es mucho más que recolectar ingredientes frescos para su cocina. Se trata de un placer multisensorial, repleto de formas, colores, texturas y aromas. Para una ocupada madre con tres hijos, una caminata de noventa minutos en busca de setas también supone una tregua para pensar en sus cosas.

«Pero sobre todo, es la alegría de explorar, un poco como salir a la búsqueda de un tesoro. Voy escudriñando el suelo, me fijo en los tipos de setas que aparecen, y no me importa volver a casa con la cesta vacía».

Setas fotogénicas

Una mano sujeta un rebozuelo.

Si se observa con atención, en las setas, como este rebozuelo, pueden apreciarse interesantes dibujos y texturas.Foto: Roni Rekomaa/Lehtikuva

Para apreciar lo que encuentra y aprender sobre diferentes tipos de setas, les saca fotos y luego las compara con otras que encuentra online. Los grupos en línea han llevado la pasión de Anna-Kaisa por las setas a otro nivel.

Ahora hace suavemente a un lado los tiernos lechos de musgo, dejando al descubierto un grupito de rebozuelos.

«Estos todavía son bebés».

Los disfrutará en una sopa, o en unas tostadas crujientes, fritos con cebolla y mantequilla, condimentados con sal y pimienta negra. Otras delicias que suele preparar con setas son la bruschetta, la pasta y el risotto.

Impaciente por explorar

Dos personas caminan por un sendero forestal.

Salir a buscar setas o bayas es, en parte, una excusa para disfrutar del aire fresco y caminar por el bosque, independientemente de la cantidad que uno recoja. Estos excursionistas están descubriendo el Parque Nacional de Seitseminen, a unos 75 kilómetros de Tampere en dirección norte.Foto: Laura Vanzo/Visit Tampere

Viéndola tan emocionada y relajada al mismo tiempo, es fácil estar de acuerdo con ella cuando afirma que hay algo sagrado en la experiencia de saludar a los primeros rebozuelos de la temporada.

«Estoy llena de gratitud por todo lo que el bosque nos ofrece».

Hace poco, estuvo vagando por el bosque con un par de amigos, uno de ellos de 80 años.

«Nos topamos con alguna que otra colina rocosa que había que escalar, y un par de veces nos preguntamos si nos habíamos perdido. Pensé que, cuando llegue a los 80 años, me gustaría estar igual de en forma y de entusiasmada por explorar la naturaleza».

Por Minna Takkunen, ThisisFINLAND Magazine 2022