Puede decirse que Helene Schjerfbeck (1862-1946) se convirtió accidentalmente en artista a la edad de cuatro años, al caerse por las escaleras y fracturarse la cadera. Durante su recuperación, Svante, su padre, le dio un lápiz y ella se puso a dibujar.
Svante Schjerfbeck murió cuando Helene tenía solo 13 años. Olga, su madre, se quedó sola criando a sus dos hijos.
Con tan solo 11, años Helene Schjerfbeck ganó una beca para la escuela de dibujo de la Sociedad de Arte Finlandesa, convirtiéndose en la estudiante más joven de la institución.
Siempre más allá
Tras su graduación, Helene deseaba desesperadamente poder ir a París, pero era demasiado joven para viajar sola. En lugar de ello, se quedó en Helsinki estudiando el plenairismo francés bajo la dirección de Adolf von Becker.
Por fin, a los 18 años, Schjerfbeck logró finalmente ir a París, gracias a una beca de viaje del Senado de Finlandia. Pasó casi diez años viajando, estableciendo contactos con las comunidades artísticas de Bretaña, Florencia y Saint Ives, en Cornwall.
A diferencia de la de muchos de sus contemporáneos, la pintura de Schjerfbeck no pertenece al estilo romántico nacional imperante. Por el contrario, la artista se inspiró en la cultura visual de su época, como la moda, las revistas y los catálogos, convirtiéndose en una figura importante en el movimiento modernista temprano.
Muestras con una amplia cobertura
En 2019 y a principios de 2020, la Royal Academy of Arts de Londres y el Ateneum de Helsinki organizaron conjuntamente dos exposiciones consecutivas de Schjerfbeck. La retrospectiva organizada por la Royal Academy, titulada simplemente Helene Schjerfbeck, sirvió para darla a conocer ante una amplia audiencia británica, dando pie a que el diario The Economist dijera de ella: «A menos que seas finlandés, seguro que nunca has oído hablar de esta enigmática artista. Precisamente eso es lo que la hace más importante».
La exposición del Ateneum, titulada Me hallé a través de mis viajes, se centró en la época que Schjerfbeck pasó en Saint Ives y en la inspiración que obtuvo de la moda contemporánea. «Como el público finlandés ya la conoce, teníamos que hacer algo diferente», nos explica la comisaria de la muestra, Anna-Maria von Bonsdorff.
«Hacía siete años de la última exposición de Schjerfbeck», continúa. «Como muchas de sus obras están en el extranjero, en lugares como Japón y Alemania, aquí teníamos relativamente pocas. Prácticamente cada semana recibíamos comentarios apremiándonos a dar a conocer más obras suyas».
Récord de visitantes
Entre el 15 de noviembre de 2019 y el 26 de enero de 2020, la muestra tuvo una media de 3102 visitas diarias, el mayor número en la historia del Ateneum, con un total de 186 112 visitantes. Por ejemplo, la exposición de Picasso que se llevó a cabo en 2009-10 tuvo un promedio de 2835 visitantes diarios, aunque duró dos meses más y reunió un mayor número de visitantes en total.
La exposición de la Royal Academy también fue muy visitada. El catálogo se convirtió en el tercero mejor vendido en la historia del museo, y von Bonsdorff espera que este sirva de ayuda a los conservadores para encontrar tres obras desaparecidas de Schjerfbeck, las cuales se cree que están en algún lugar del Reino Unido.
Atrevida y llena de talento
Al parecer, la pintora se enamoró en dos ocasiones, la primera de un artista cuya identidad permanece sin confirmar, y la segunda de Einar Reuter, quien más tarde sería su biógrafo. Precisamente alrededor de esta historia de amor gira la película Helene (2020), dirigida por Antti J. Jokinen y basada en la novela homónima de 2003 de la escritora finlandesa Rakel Liehu.
Jokinen se ha tomado la licencia artística de rodar el drama en finés, a pesar de que Schjerfbeck era finlandesa suecohablante. (En la actualidad el sueco y el finés son los dos idiomas oficiales de Finlandia).
El filme presenta a la artista como una mujer audaz, llena de talento y con una feroz determinación. Laura Birn, la actriz que da cuerpo a Schjerfbeck, pasó muchos meses estudiando con la artista Anna Retulainen para preparar el papel.
Arte, amor y amistad
«La observaba mientras pintaba y me enseñó a sostener el pincel y a trabajar con los colores», cuenta Birn. «Pintábamos juntas y hablábamos de arte, de Schjerfbeck, de lo que representa ser una mujer artista, del cine, de la interpretación y de la vida. Es uno de los procesos de preparación más interesantes que he vivido».
Helene cuenta la desafortunada historia de amor que Schjerfbeck tuvo con Einar Reuter (interpretado por Johannes Holopainen). Él era 19 años más joven que ella, y con el tiempo acabaron separándose. Con el corazón roto, Schjerfbeck encontró apoyo en su amistad con la artista Helena Westermarck (interpretada por Krista Kosonen) y logró a través del arte desviar su atención de la tristeza. La artista mantuvo finalmente su amistad con Reuter, relación que queda patente en las correspondencia que ambos mantuvieron hasta el final de sus días.
«Antes de estudiar el personaje, la imagen que tenía de Helene era la de una artista frágil», explica la actriz. «Para mi sorpresa, resultó que era apasionada, obsesiva, curiosa, ambiciosa, dramática y con un sentido del humor bastante mordaz».
Un nuevo público
Schjerfbeck, que se mantuvo activa en la pintura durante casi siete décadas, le debe gran parte de su fama a los autorretratos, de los que pintó cerca de 40, y que van desde su juventud hasta la vejez. «El hecho de que pintara tantos hace de ella una excepción a nivel mundial», dice von Bonsdorff.
Aunque la artista quedó a menudo eclipsada por sus colegas masculinos, como Akseli Gallen-Kallela, algo ha cambiado recientemente. «Helene tiene algo que ofrecer al nuevo público», afirma von Bonsdorff. «Es como si, de alguna manera, fuese contemporánea. El uso que hace de los materiales populares atrae al público más joven».
Helene Schjerfbeck está ganando nuevos seguidores. «Hace diez años, no se la consideraba realmente la pintora número uno (de Finlandia), pero ahora sí que lo es», concluye la comisaria.
Por Tabatha Leggett, julio de 2020
Las pinturas de Helene Schjerfbeck forman parte de las colecciones permanentes del Museo de Arte Ateneum y de la Villa Gyllenberg de Helsinki, del Museo Gösta Serlachius de Mänttä, en Finlandia central y del Museo de Arte de Turku, en el suroeste de Finlandia.