Sea cual sea su nombre, hay que ver lo ricas que están las galletas. La lengua finlandesa tiene varias palabras para designarlas, pero las más populares son keksi y pikkuleipä (esta última significa “pan pequeño”).
Gran parte de las recetas de las galletas finlandesas proceden de la Europa continental. Unas han evolucionado más que otras a lo largo de los años.
Viejas y nuevas tradiciones
Aunque sus ingredientes y las tradiciones locales varían según la región y la ocasión, en Finlandia la bollería y las galletas siempre son las invitadas de honor a la hora del café. Y ya sabemos que en Finlandia se toma mucho café (y té, claro…).
También puedes preparar todas estas galletas en su versión vegana. Los resultados variarán según el tipo de sustitutos vegetales de que dispongas. Las margarinas, leches, cremas y sustitutos del huevo de origen vegetal cambian de un país a otro, así que, si quieres que tus galletas sean veganas, te recomiendo que pruebes distintas variaciones, hasta que encuentres las que te resulten más adecuadas.
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Galletas de avena crujientes (kauralastu)
A estas finísimas galletas se les puede dar forma nada más hornearlas. En cuanto las saques de la bandeja, colócalas sobre un rodillo de amasar mientras se enfrían. También puedes darles forma de cesta adaptándolas al tapón de corcho de una botella de vino, y después rellenarlas de algo rico para obtener un postre bonito y delicioso. Eso sí, ten cuidado al darles forma, no sea que te quemes. Si las quieres tal cual, basta con que las dejes enfriar en la bandeja del horno.
- 100 g de azúcar
- 85 g de mantequilla
- 35 g de copos de avena
- 70 g de harina de todo uso
- 1 cucharadita de bicarbonato de soda
- 2 cucharadas de nata
- 2 cucharadas de sirope dorado
- una pizca de sal
Precalienta el horno a 180 °C.
Mezcla todos los ingredientes secos. Pon a calentar la mantequilla en una sartén en la que también quepan los ingredientes secos y, una vez derretida, añádelos. En una bandeja para hornear, ve vertiendo cucharadas de masa, dejando unos 15 centímetros entre galleta y galleta, ya que se aplanarán y se extenderán con el calor. Hornéalas durante unos siete u ocho minutos, hasta que los bordes se pongan dorados.
Eses de canela (kaneliässä)
Estas galletas se llaman así por su forma de letra S. Hay dos maneras de hacerlas: a mano con un rodillo, o con una manga pastelera. Si vas a hacerlas a mano, tendrás que dejar la masa en la nevera durante dos horas para que se enfríe. A continuación, haz con ella tronquitos finos y dales forma de S. La receta que viene a continuación es para hacerlas con manga pastelera, directamente en una bandeja de horno. Es mucho más rápido y pulcro y, además, podrás hacer otras letras si quieres.
- 275 g de azúcar
- 125 g de mantequilla (a temperatura ambiente)
- 3 huevos
- 1-2 cucharaditas de canela
- 1 cucharadita de levadura en polvo
- 350 g de harina de todo uso
- una pizca de sal
Para la cobertura:
- 30 g de azúcar
- 1 cucharada de canela
La mantequilla debe estar a temperatura ambiente cuando empieces a hacer la masa. Lo mejor es dejarla fuera de la nevera toda la noche, o al menos durante seis horas. Si no dispones de ese tiempo, puedes atemperarla en el microondas, pero siempre con cuidado de no derretirla. Pon la mantequilla y el azúcar en un bol y bátelos con una batidora hasta que la mezcla adquiera un color pálido.
Añade los huevos uno a uno, mezclando bien. Mezcla los ingredientes secos y tamízalos sobre la mezcla de mantequilla batida y huevo. Mézclalo todo cuidadosamente con una espátula.
Introduce la masa en una manga pastelera. Si lo deseas, puedes utilizar una boquilla, pero no es necesario. Precalienta el horno a 200 °C. En una bandeja para hornear, forma eses de unos cinco centímetros de alto. Cuando estén todas listas, mezcla la cobertura de canela y azúcar y espolvoréala sobre las galletas. Hornéalas de 12 a 14 minutos y déjalas enfriar en la bandeja.
Bocaditos señoriales (galletas de los señores, herrasväen pikkuleivät)
Tradicionalmente, estas galletas dobles llevan un relleno de mermelada de frambuesa, pero puedes cambiarlo según la temporada. ¿Cómo quedarían con mermelada de ruibarbo y jengibre en primavera, o con caramelo de leche condensada y un toque de cardamomo y sal para las Fiestas navideñas? Como decoración, también puedes practicar un pequeño agujero con un cortapastas diminuto en una de las tapas, para dejar entrever lo que contienen estos deliciosos bocaditos. ¡Acuérdate de hacer de sobra, porque tienden a desaparecer rápidamente!
- 200 g de mantequilla
- 150 g de azúcar, y un poco más para la cobertura
- 1 huevo
- 3 cucharadas de nata
- 70 g de fécula de maíz o de patata
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 1 cucharadita de levadura en polvo
- 200 g de harina de todo uso
- una pizca de sal
- 200 g de mermelada
La mantequilla debe estar a temperatura ambiente cuando empieces a hacer la masa. Lo mejor es dejarla fuera de la nevera toda la noche, o al menos durante seis horas. Si no dispones de ese tiempo, puedes atemperarla en el microondas, pero siempre con cuidado de no derretirla. Pon la mantequilla y el azúcar en un bol y bátelos con una batidora hasta que la mezcla adquiera un color pálido.
Bate el huevo, la nata y el extracto de vainilla hasta obtener una mezcla homogénea. Mezcla todos los ingredientes secos y tamízalos sobre la mantequilla batida. Mézclalo todo con cuidado.
Cubre la masa con film transparente y guárdala en el frigorífico durante una o dos horas. Precalienta el horno a 180 °C. Hay dos maneras de dar forma a las galletas. Con la masa muy fría, puedes darle forma de tronco de unos seis centímetros de diámetro e ir cortando discos con un cuchillo, o puedes extender la masa con un rodillo y utilizar un cortapastas de seis centímetros. Los discos deben tener unos cuatro milímetros de grosor. Colócalos en una bandeja de horno preparada y hornéalos durante ocho minutos.
Con las galletas aún calientes, cubre una mitad con una pequeña cantidad de la mermelada que hayas elegido y coloca la otra tapa encima para formar los bocaditos. Si les has hecho agujeros decorativos, usa esas galletas como tapas. Ya solo te queda espolvorearlas con azúcar y disfrutarlas.
Galletas de Wilhelmiina
Estas galletas son bastante sencillas y existen muchas variantes. Puedes utilizar distintos tipos de azúcar o hacer una mezcla. Prueba con azúcar blanco normal o sustituye la mitad de la cantidad indicada por azúcar mascabado o azúcar moreno. Condimenta con las especias que prefieras, por ejemplo canela o jengibre molido. También puedes añadir una cucharada de café, como hace mi hermana. La masa es bastante quebradiza, así que hay que tener paciencia al darles forma.
- 200 g de mantequilla
- 170 g de azúcar
- 2 cucharadas de sirope oscuro o melaza
- una yema de huevo
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla
- 2 cucharaditas de bicarbonato
- una cucharada de café (facultativo)
Precalienta el horno a 175 °C.
La mantequilla debe estar a temperatura ambiente cuando empieces a hacer la masa. Lo mejor es dejarla fuera de la nevera toda la noche, o al menos durante seis horas. Si no dispones de ese tiempo, puedes atemperarla en el microondas, pero siempre con cuidado de no derretirla. Pon la mantequilla y el azúcar en un bol y bátelos con una batidora hasta que la mezcla adquiera un color pálido.
Añade la yema de huevo y el sirope (y el café, si lo deseas). Mezcla todos los ingredientes secos (y las especias molidas) y tamízalos sobre la mantequilla batida.
Mezcla hasta obtener una masa quebradiza. En una bandeja de horno, forma con la masa dos o tres troncos de unos dos centímetros de diámetro, dejando al menos diez centímetros de separación entre ellos para que se expandan. Hornéalos de 15 a 20 minutos. En cuanto saques la bandeja del horno, corta los troncos en rodajas de tres centímetros de grosor, sujetando el cuchillo ligeramente en diagonal. Déjalas enfriar, y a comer.
Bocaditos finlandeses “de cuchara” (lusikkaleipä)
El nombre ya da una pista sobre la característica forma ovalada de estas galletitas, que se logra presionando la masa con una cuchara. Pueden rellenarse con distintos tipos de mermelada, pero las más típicas son las de manzana o frambuesa. Asegúrate siempre de que la mermelada que utilices sea lo suficientemente firme, para que no rebose. Consejo: si quieres darles un “toque finlandés”, puedes añadir un poco de regaliz en polvo al azúcar que utilices para espolvorear las galletas. Va muy bien con la mermelada de frambuesa o de grosella negra.
- 200 g de mantequilla
- 140 g de azúcar, y un poco más para la cobertura
- 260 g de harina de todo uso
- 1 cucharadita de levadura en polvo
- una pizca de sal
- 150 g de la mermelada que prefieras
En una sartén, derrite la mantequilla a fuego moderado, removiendo sin parar hasta que tome un color ligeramente dorado. Enfría la mantequilla en un bol resistente al calor. Precalienta el horno a 175 °C. Mezcla todos los ingredientes secos y luego añádeles la mantequilla dorada. Continúa hasta obtener una masa firme, pero quebradiza.
Cubre una bandeja de horno con papel de hornear o con un tapete de silicona. Con una cucharilla, toma una cucharadita colmada de la masa y elimina el exceso presionándola boca abajo y arrastrando contra el borde del cuenco. Sobre la bandeja para hornear, con el dedo, presiona suavemente para extraer la masa moldeada, con la parte plana hacia abajo. Repite la operación hasta acabar toda la masa.
Hornea durante 12 minutos y deja que las galletas se enfríen un poco. Prepara un plato hondo con un poco de azúcar para rebozarlas. Con las galletas aún templadas, pon un poco de la mermelada que hayas elegido en la parte plana de una y cúbrela con otra, presionando suavemente. ¡Ya puedes rebozarlas con el azúcar!
Galletas de jengibre bañadas en chocolate
La masa de las galletas de jengibre es muy entretenida para trabajar con los niños. A todos nos gustan las galletas, pero con esta receta vas a ganar en sabor y texturas, además de pasártelo bomba decorándolas.
Las galletas o la masa puedes comprarlas ya hechas o, mejor aún, hacerlas tú mismo [aquí tienes la receta, en la página del recetario navideño de ThisisFINLAND]. A mí me gusta bañarlas a medias en chocolate negro, pero puedes usar el chocolate que más te guste. Se trata de llevar las galletas a un nivel superior. Prefiero que el chocolate sea de alta calidad, porque la diferencia en el sabor es evidente. Para decorarlas, elige lo que prefieras. Van bien con piel de naranja confitada o con chispas de chocolate blanco. Puedes fundir el chocolate al baño María, o en el microondas a baja temperatura.
- 20 galletas de jengibre
- 200 g de chocolate negro de buena calidad
- Jengibre confitado y pistachos
- Bastones de caramelo machacados y regaliz del blando
- Frambuesas liofilizadas y escamas de sal
- Papel de hornear
Si es necesario, corta los aderezos en trocitos más pequeños. Trocea el chocolate toscamente y échalo en un bol que encaje bien sobre un cazo, en el que pondrás una pequeña cantidad de agua a calentar. Coloca el bol sobre este y calienta el agua sin dejar que hierva. Deja que el chocolate funda sin moverlo demasiado. Una vez derretido, retira el cazo del fuego.
Ve mojando las galletas hasta la mitad en el chocolate fundido y colócalas sobre papel de hornear. Espolvorea los aderezos que más te gusten sobre la parte con chocolate y deja que las galletas se enfríen completamente.
Por Timo Lepistö, enero de 2023