A finales de 2018 se inauguró Oodi («oda»), la monumental y elegante biblioteca central de Helsinki, un edificio que no deja de atraer la atención internacional, tanto por la variedad de sus servicios e instalaciones, como por su majestuosa arquitectura.
Por muy orgullosos que estén de este nuevo punto de referencia arquitectónico, a los finlandeses no parece haberles sorprendido demasiado que el concepto de la biblioteca abarque además las máquinas de coser y las impresoras 3D, ahora disponibles para su uso en Oodi.
Oodi es el ejemplo más llamativo de una tradición establecida de las bibliotecas finlandesas: ampliar los horizontes de los préstamos públicos. Y es que hay una nueva e imaginativa opción de préstamo que no deja de ganar fuerza, dentro y fuera de la capital: nada menos que abonos de temporada para eventos deportivos y culturales.
Las personas que invierten en abonos de temporada y que reservan los mismos asientos para cada partido o concierto, suelen prestárselos a los amigos o a sus contactos empresariales, pero ahora se pueden pedir prestados en la biblioteca y ser el titular durante una semana o dos.
Todo comenzó con los Seagulls
El pionero de esta idea fue Toni Leppänen, director deportivo del club de básquet Helsinki Seagulls, quien la puso en marcha en otoño de 2019. Su iniciativa, que resultó todo un éxito, consistió en poner a disposición del público varios abonos de temporada para los partidos de los Seagulls en la biblioteca del barrio de Töölö. En estos momentos las bibliotecas de toda la capital y del resto del país ya están ofreciendo opciones de préstamo similares, para todo tipo de eventos.
«Hasta donde yo sé, la cooperación entre los Seagulls y la Biblioteca de Töölö fue la primera de esta clase», afirma Rauha Maarno, secretaria general de la Asociación de Bibliotecas de Finlandia, y añade que, al parecer, esta idea de préstamo de abonos de temporada solo se ha dado en Finlandia.
«Se extendió por todo el país de una manera muy natural. La gente se entusiasmó y comenzó a ver que además se podía hacer a nivel local».
Democratizar el acceso a los eventos atrae a espectadores que normalmente no se gastarían —o no podrían gastarse— dinero en comprar entradas. Y también es una manera de que los los equipos lleguen a todos los barrios, ya que normalmente los abonos de temporada están en bibliotecas cercanas a sus recintos deportivos.
«El concepto ha ido más allá de los eventos deportivos, y ya se está utilizando para eventos culturales y conciertos», dice Rauha Maarno. «Me parece una innovación excelente, porque llevarla a cabo es bastante sencillo. Las bibliotecas tienen la infraestructura necesaria para gestionar los abonos y se puede hacer en cualquier lugar de Finlandia».
Entre los equipos de hockey sobre hielo que utilizan el sistema de préstamo de abonos en las bibliotecas están el JYP de Jyväskylä, los Jokerit de Helsinki y los dos equipos de Tampere (los Ilves y el Tappara). En Vaasa se pueden pedir prestados abonos para el Estadio de Hockey, la Sala de Conciertos o el Teatro Municipal. La oferta de Oodi incluye también a la Orquesta Filarmónica de Helsinki y a la Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa.
A la cabeza del juego
El debate sobre si las bibliotecas finlandesas debían ampliar su oferta habitual más allá de los libros, la música y las películas quedó resuelto ya a principios del milenio. El sorprendente catálogo de artículos que ya están a disposición de los prestatarios en varias bibliotecas abarca desde taladros eléctricos y raquetas de nieve, hasta equipos de jardinería o un bote de remos (que se guarda en la playa más cercana, en lugar de en una estantería).
La ley finlandesa exige que haya una biblioteca pública en cada municipio, cosa que también ayuda. Aunque algunas regiones puedan enfrentar desafíos demográficos como la caída de los ingresos fiscales en las comunidades rurales que envejecen, los proyectos imaginativos ayudan a mantener una saludable tasa del 60% en la utilización de las bibliotecas, porcentaje que se registra en todo el país.
«Las bibliotecas finlandesas son famosas por estar siempre en la vanguardia, innovando y probando nuevas ideas», afirma Rauha Maarno. «Los bibliotecarios son muy abiertos: quieren desarrollar los servicios y se adaptan bien a los nuevos conceptos. Puede haber ocasiones en que las bibliotecas tengan poco personal, lo cual puede resultar un desafío, pero creo que el servicio de abonos es bastante fácil de ofrecer ».
Por Tim Bird, enero de 2020