En Finlandia no solo se celebran los cumpleaños una vez al año, sino que cada día se le hace honor a un nombre específico, una tradición que viene de tiempos medievales.
Los finlandeses son famosos por su eficiencia y su gran capacidad de organización, por lo que seguramente no es ninguna sorpresa que cada año se impriman y publiquen en Finlandia unos catorce millones de calendarios y agendas. La costumbre de los “nombres del día”, u onomásticas, según la cual a cada día se le asignan uno o varios nombres, tiene largas raíces en el pasado cultural finlandés.
“Basta un vistazo a nuestro calendario para darse cuanta de que en él se concentra la historia de Finlandia”, nos dice Minna Saarelma-Paukkala, directora de la Oficina de Almanaques de la Universidad de Helsinki, encargada de la coordinación de las onomásticas.
“La costumbre nos viene de la Edad Media. Nuestro calendario incluye también algunos nombres cuyo origen es anterior al cristianismo, como Väinö. Luego están los nombres católicos, los de origen sueco y algunos de origen ruso. Con posterioridad, en la época del despertar nacional, se incorporaron los nombres finlandeses y, ya más recientemente, todo tipo de nombres nuevos de influencia internacional”.
Un vistazo al calendario
Mientras la importancia de la onomástica iba variando a lo largo de los siglos, también lo iban haciendo las tradiciones asociadas a ella. Los finlandeses ya no ponen un árbol onomástico sobre la mesa con la intención de que les dejen regalos bajo él, ni levantan un mástil adornado en sus patios, aunque la tradición siga siendo de gran importancia para mucha gente.
“En nuestros días se trata más bien de una celebración sencilla, con café y tarta”, nos dice Minna Saarelma-Paukkala. “Está muy bien porque, aunque hay gente a la que no le resulta agradable envejecer y no desea celebrar su cumpleaños, siempre pueden celebrar su onomástica”.
El calendario finlandés contiene 834 nombres y es puesto al día cada cinco años. La condición para que un nuevo nombre sea incluido es que haya al menos 500 niños que lo lleven.
La lista de 2015 contiene cierta cantidad de nombres nuevos, y hasta el momento ninguno ha sido retirado del calendario. Según Saarelma-Paukkala nos explica, a causa de su popularidad fluctuante a lo largo de los años, muchos vuelven a ponerse de moda. Además, nombres como Matti, Juhani, Anna y Maria siguen disfrutando de una gran popularidad entre los padres.
Para todos los gustos
Algunos finlandeses tienen más de tres nombres y Emma y Onni (este último quiere decir “felicidad” y es un nombre masculino) parecen ser los favoritos, ya que ambos estuvieron a la cabeza de los impuestos a los niños nacidos en Finlandia en 2013.
Para los finlandeses suecohablantes, los nombres más populares del año fueron Ellen y Emil (Finlandia es oficialmente un país bilingüe y un 5,5% de su población considera el sueco su lengua materna). De hecho, los suecos de Finlandia tienen su propio calendario onomástico.
“En el caso de los suecohablantes, tienen que ser cincuenta los que compartan el mismo nombre para que su inclusión en el calendario sea tomada en consideración”, nos explica Leila Mattfolk, responsable del calendario sueco de onomásticas. “Tienen que haber nacido en 1965 o más tarde, una condición que también se exige a los finohablantes”.
El pueblo sámi, originario de Finlandia, también dispone de su propio calendario onomástico. Además, el calendario ortodoxo incluye los nombres de los santos de la Iglesia Ortodoxa, a la que pertenece el 1% de la población.
Pero las celebraciones de las onomásticas finlandesas no se quedan ahí: “También tenemos calendarios de gatos y perros”, indica Mattfolk. “Se pueden comprar en las tiendas de animales. Y también los hay de caballos”.
Dos meses sin nombre ¿Sabías que es habitual que los niños finlandeses carezcan oficialmente de nombre durante los dos primeros meses de su vida? Los padres disponen de dos meses para inscribir a sus hijos en el Registro Civil y muchos eligen esperar un tiempo tras el nacimiento antes de ponerse de acuerdo en el nombre que mejor le conviene al nuevo miembro de la familia. Minna Saarelma-Paukkala, directora de la Oficina de Almanaques de la Universidad de Helsinki, nos aclara que dicha costumbre proviene de tiempos ancestrales, cuando la población habitaba en lugares aislados de los bosques y se necesitaba mucho tiempo para llegar hasta un lugar donde el recién nacido pudiese ser bautizado. |
Por James O’Sullivan, junio de 2014