En Finlandia las personas mayores activas están a la vista en todo tipo de eventos sociales y culturales, y tampoco es raro verlos al aire libre, pasando veloces sobre sus esquíes, o en sus bicicletas. Los mayores de 60 años son ya el 27% de la población de Finlandia, y su número aumenta con rapidez a medida que la generación del baby boom de la posguerra va alcanzando la edad de la jubilación. Las autoridades finlandesas son muy conscientes de que en un futuro el costo del cuidado de la creciente población que se acerca a la tercera edad representará un desafío significativo. Sin embargo, mantener a los mayores físicamente activos y socialmente involucrados puede ser de gran ayuda en la solución del problema.
“En Finlandia, la población está envejeciendo a mayor velocidad que en cualquier otro lugar del mundo, exceptuando Japón”, nos explica Eeva Päivärinta, especialista en servicios sociales y de salud del Fondo Finlandés de Innovación Sitra, organización que recientemente ha finalizado un programa de dos años centrado en la necesidad de servicios dirigidos a la tercera edad. “En 2030 habremos superado la capacidad de nuestra economía para proveer a los hogares de todos los servicios para la tercera edad acordes con nuestro modelo tradicional de atención a los mayores, así que es urgente hallar nuevas formas de ofrecer a las personas mayores que viven en sus casas atención sanitaria online y a domicilio, además de otros servicios”.
La esperanza de vida de una persona de 60 años en Finlandia es actualmente de 84 años. Eeva Päivärinta insiste en que la longevidad debe ser vista como un regalo, aunque su realización depende de que la persona pueda disfrutar de una buena calidad de vida en sus últimos años. “Es más importante prestar atención a los deseos de los mismos ancianos. Nuestra investigación muestra que, además de la garantía de que haya plazas suficientes de atención residencial para los más necesitados, los mayores apreciarían enormemente todo apoyo que les permitiera vivir en sus propios hogares el mayor tiempo posible”.
Redes de servicios en el hogar para los mayores
Finlandia ocupa el puesto 14 del Índice Global de Envejecimiento 2015 (Global Age Watch Index 2015), cuyo fin es monitorizar el bienestar de las personas de la tercera edad. Los finlandeses puntuaron especialmente bien en cuanto a garantía de ingresos y entornos propicios. Según nos dice Eeva Päivärinta, tanto las innovadoras pensiones nacionales financiadas por el Estado, como el régimen de la seguridad social, garantizan que los pensionistas no tengan que vivir en la pobreza, mientras que las administraciones locales proporcionan instalaciones accesibles y descuentos que facilitan a las personas mayores el disfrute del transporte público, el ejercicio en piscinas, gimnasios y parques, y las visitas a museos, bibliotecas y teatros.
“En Finlandia es frecuente que los mayores también participen activamente en alguna de las numerosas asociaciones locales de jubilados que existen, disfrutando de eventos sociales y viajes programados, y cada vez se están involucrando más en sistemas de voluntariado a través de los cuales pueden conocer y ayudar a otros pensionistas o a niños en edad escolar”, añade. En todos los pueblos, ciudades y suburbios hay centros de servicios municipales subvencionados y abiertos, cuyos locales e instalaciones están a disposición de todos los residentes de la tercera edad de la zona. Algunos de estos edificios incluyen viviendas asistidas convencionales para las personas mayores, con todos los servicios.
Sin embargo, Eeva Päivärinta considera que ayudar a los mayores en el hogar hace necesaria la creación de nuevos servicios. “En Tampere hemos puesto a prueba un proyecto de punto de información dotado de personal, al que hemos llamado Palvelutori (Mercado de Servicios)”, nos cuenta. Palvelutori proporciona a los pensionistas un centro neurálgico para la obtención de información y consejos prácticos sobre los diferentes tipos de ayuda que pueden obtener a través de los sistemas de salud, servicios sociales y otras iniciativas. “Existen muchos servicios útiles y a menudo sólo se trata de poner a la gente en contacto con ellos. El sistema se ha hecho muy popular y ya está ampliando sus fronteras, extendiéndose a Tampere y otros municipios”. En Turku se está poniendo a prueba un sistema paralelo de servicios online en un proyecto también financiado por Sitra.
Viviendas colaborativas, innovadoras y autosuficientes
El mercado finlandés de la vivienda tiene que adaptarse también al envejecimiento de la población, proporcionando hogares accesibles que también satisfagan las necesidades sociales de los residentes jubilados. Las experiencias de alojamiento de personas mayores junto con estudiantes han demostrado ser de gran utilidad, tanto para los jóvenes como para los ancianos.
Los sistemas de viviendas colaborativas, en los cuales los propietarios de estas comparten instalaciones y pueden relacionarse en los espacios comunes, representan una opción que atrae muchas personas mayores. En 2015, la asociación Aktiiviset Seniorit (Mayores Activos) abrió su segundo proyecto de viviendas colaborativas, llamado Kotisatama (Puerto de Amarre), en uno de los barrios de Helsinki con más rápido crecimiento, llamado Kalasatama.
“Kotisatama no es la habitual residencia para personas de la tercera edad, sino un nuevo tipo de sistema autoservicio de viviendas colaborativas”, nos explica Marjut Helminen, una de las residentes. “Además de cuidar de nuestros propios pisos, nosotros, los residentes, nos agrupamos en unos equipos de trabajo doméstico que se turnan para limpiar los espacios comunales y preparar las comidas que elijamos disfrutar juntos cada día de la semana. Esta manera de vivir atrae a personas que desean seguir manteniendo el control de sus propias vidas, pero que además quieren disfrutar del sentido de pertenencia a la comunidad y de las actividades organizadas junto con sus vecinos.
Planificar un retiro activo
Además de 63 confortables apartamentos, el edificio de Kotisatama, totalmente adaptado para personas en silla de ruedas, dispone de instalaciones compartidas, como un taller de artesanía y bricolaje, un pequeño gimnasio, una biblioteca y sala de juegos, una lavandería, una pista de petanca, un jardín en la azotea y, como no, dos saunas bien equipadas. En el vestíbulo de entrada, junto al amplio comedor comunal y la cocina, hay una pantalla electrónica en la que aparecen las últimas noticias sobre actividades, acontecimientos y turnos de trabajo doméstico.
“Todo el mundo aprovecha al máximo las instalaciones y tenemos un montón de grupos de residentes que comparten intereses, desde el canto, el cine, la literatura o las habilidades informáticas, a los juegos de cartas, ajedrez, los bolos o el Pilates”, nos cuenta Marjut Helminen, que constituye en sí misma el ejemplo de lo que es una persona mayor activa: no solo es una piragüista entusiasta, sino que también acaba de publicar su primera novela. Muchos de los residentes de Kotisatama montan en bicicleta habitualmente y algunos incluso practican durante el invierno el avantouinti en la bahía cercana: nada menos que bañarse en un agujero practicado en el hielo.
Todo en Kotisatama ha sido meticulosamente planeado con antelación a través de la asociación Aktiiviset Seniorit por los propios residentes, cuya media de edad es de 67 años (están entre los 54 y los 80 años). “La asociación ya ha comenzado a elaborar su tercer proyecto de viviendas colaborativas y el interés por parte de los futuros residentes es enorme”, afirma Marjut Helminen. “No cabe duda de que van a necesitarse muchos más proyectos como el nuestro, también para pisos de alquiler”.
“Ha sido maravilloso mudarme a una comunidad de vecinos ya lista, como una gran familia, donde una puede hacer vida por su cuenta si lo desea, pero donde también hay siempre gente con quien estar”, nos dice Maj-Len Törnqvist, otra de las residentes de Kotisatama. “No quisiera resultar una carga para mis hijos en el futuro. Ellos también están muy felices de que yo haya encontrado un hogar como este”.
Por Fran Weaver, agosto de 2016