El repetido éxito de Finlandia en el estudio PISA (Programme for International Student Assesment) atrae amplio interés internacional al sistema educativo del país y su apoyo al aprendizaje permanente.
Las capacidades de los adolescentes finlandeses en matemáticas, ciencias y lectura encabezaron la comparación entre los estudiantes de casi sesenta países evaluados por el proyecto PISA (Proyecto Internacional para la Producción de Indicadores de Resultados Educativos de los Alumnos).
La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) organiza cada tres años la evaluación PISA, que compara los resultados del aprendizaje de los jóvenes de 15 años de los principales países industrializados. En las pruebas cuyos resultados fueron publicados en el año 2007 participaron en Finlandia un total de 4.714 estudiantes de 155 escuelas.
La evaluación PISA del 2006 puso el énfasis en las ciencias naturales, en las que los quinceañeros finlandeses obtuvieron las mejores calificaciones superando con creces a los de Japón, Hong Kong y Corea. Los 563 puntos que obtuvieron fueron también la mejor puntuación histórica de la encuesta.
En comprensión lectora los jóvenes finlandeses fueron segundos detrás de los de Corea del Sur y en matemáticas sólo fueron superados por un punto por los chinos.
Comprender las necesidades de los jóvenes
De acuerdo con la evaluación, la fortaleza del sistema escolar finlandés radica en que garantiza iguales oportunidades de aprendizaje independientemente de la posición social de los alumnos. En vez de establecer comparaciones entre los jóvenes, la escuela finlandesa se concentra en apoyar y guiar a los que tienen necesidades especiales. Muy pocos alumnos se ven obligados a repetir un grado.
El personal de las escuelas finlandesas está altamente cualificado. Los docentes de todos los niveles deben tener una licenciatura que incluya amplios estudios de pedagogía y asignaturas especiales.
Se procura incrementar la sensación de seguridad y la motivación de los más pequeños manteniéndoles el mismo maestro durante varios años y prescindiendo de las notas en las evaluaciones. La escuela finlandesa procura construir relaciones naturales y cordiales entre maestros y alumnos.
La escuela básica
La prestación de la escolaridad primaria está a cargo de cada ayuntamiento en su área. Los municipios poseen una densa red de escuelas. La instrucción y todos los útiles y textos escolares básicos son gratuitos. Los servicios incluyen un almuerzo caliente cada día, enfermería y transporte gratis para los alumnos que viven lejos de las escuelas.
A los niños de seis años de edad se les ofrece educación preescolar. Aunque no es obligatoria, casi todos participan en ella.
La instrucción se imparte en las dos lenguas oficiales, el finlandés y el sueco. En las grandes ciudades también hay posibilidades de estudiar en otros idiomas. Existen escuelas especiales para niños discapacitados u hospitalizados. En la práctica todos los finlandesitos van a la escuela.
El bachillerato y la formación profesional básica
Aproximadamente la mitad de los alumnos que completan la educación básica continúa en el bachillerato. El currículo, que incluye una gran cantidad de asignaturas obligatorias y optativas, se completa en un promedio de tres años. El bachillerato culmina con un examen nacional, que otorga el título de bachiller y la capacidad para continuar estudios superiores.
Además del bachillerato, los jóvenes pueden acceder a una formación profesional de tres años de duración, a la que ingresan casi todos los que no siguen el bachillerato: sólo el 7% de los adolescentes eligen no continuar estudiando. Los graduados de la formación profesional básica pueden continuar en escuelas superiores profesionales u otras instituciones de altos estudios.
Instituciones de la educación superior
El sistema de educación superior se compone de las escuelas superiores y las universidades. Aquéllas proveen educación y capacitación para adquirir las competencias profesionales de alto nivel que requiere el mercado laboral, mientras que las universidades realizan investigación científica e imparten la educación académica tradicional.
Dependiendo de cada institución, la selección de alumnos se basa en las calificaciones de los estudios anteriores o una combinación de éstas y pruebas de admisión. La estrategia nacional de Finlandia apunta a que hacia el año 2020 el 42% de los jóvenes adultos tenga un título universitario o de escuela superior profesional.
En Finlandia la educación abarca un largo período. Una gran cantidad de estudiantes del ciclo superior no completa sus estudios antes de cumplir los veinticinco años. El objetivo es el aprendizaje permanente, con numerosas oportunidades de capacitación y actualización para adultos ya empleados, apoyadas por el sector público.
Todos los niveles de la educación son gratuitos para los alumnos. El estado también aporta fondos para varios beneficios sociales como las asignaciones de estudios, comedores estudiantiles, vivienda y atención médica. Las instituciones educativas son predominantemente de propiedad del estado o de las administraciones locales.
Debido a su amplio y excelente sistema de educación pública, en Finlandia no hay un mercado privado de educación y capacitación en los ciclos básicos. En otros niveles y sectores, la participación del sector privado también es relativamente pequeña en comparación con otros países occidentales.
La escuela finlandesa por dentro
Cada clase tiene alrededor de 30 alumnos, en general menos entre los más pequeños. Durante los primeros seis años de la educación básica, la instrucción es impartida por un maestro o maestra de grado. En los tres cursos siguientes ya hay profesores por asignatura. Los alumnos también reciben instrucción especial si tienen algún defecto del habla, problemas en la lectura o la escritura u otras necesidades individuales.
Las materias de la escuela primaria son lengua materna (finlandés o sueco) y literatura, otros idiomas, medio ambiente, instrucción cívica, religión o educación ético-filosófica, historia, sociología, matemáticas, física, química, biología, geografía, educación física, música, artes plásticas, manualidades y economía doméstica. Los objetivos de la enseñanza y el currículo troncal son similares en todo el país, pero las autoridades locales y las escuelas elaboran sobre esa base sus propios planes de estudios.
Énfasis en los idiomas
La escuela finlandesa pone un énfasis especial en los estudios de idiomas extranjeros. El primero de ellos se comienza en el tercer grado, y la segunda lengua oficial (sueco para los finoparlantes y finlandés para los suecoparlantes) en el séptimo.
Los alumnos pueden optar por hasta seis diferentes idiomas hasta completar el bachillerato. Los más populares son el inglés, el alemán, el francés, el ruso y el español.
Los inmigrantes cuya lengua materna no es el finlandés ni el sueco reciben clases especiales de finlandés como segundo idioma. Tienen clases de su lengua materna financiadas por el ayuntamiento dos veces a la semana.
Religión respetando los valores familiares
La mayoría de los finlandeses son miembros de la iglesia evangélico-luterana y sus hijos participan en las clases de esa religión. Los miembros de otras comunidades religiosas pueden recibir instrucción sobre su confesión si existe un mínimo de tres alumnos para formar un grupo de estudio.
Los que no pertenecen a ningún grupo religioso están eximidos de la instrucción en religión. Tienen en cambio una asignatura que comprende ética, estudios comunitarios y los fundamentos de las distintas religiones.
Opciones para alumnos y maestros
Muchas municipalidades tienen establecimientos del segundo ciclo de la enseñanza básica y del bachillerato en cuyos programas de estudios tienen una alta ponderación áreas como música, artes o deportes.
El elevado nivel de educación de los maestros les permite planificar su propio trabajo y elegir independientemente sus métodos de enseñanza. El sistema escolar finlandés está basado en una cultura de la confianza y la ausencia de controles, y los maestros tienen un papel activo en el desarrollo de su propio trabajo. Por medio de este trabajo proporcionan un ejemplo de aprendizaje permanente.
Por Salla Korpela, marzo de 2009