Un trauma revestido de heroísmo

Setenta y cinco años después del comienzo de la Guerra de Invierno, la joven generación de historiadores finlandeses nos ofrece los hechos desde una perspectiva nueva.

En 2014 se cumplió el 75 aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. En Finlandia, la conmemoración se centró en el estallido de la Guerra de Invierno. Conversamos con el historiador finlandés Antero Holmila sobre la perspectiva desde la que hoy se contemplan aquellos hechos.

«¿Guerra en Finlandia?», rezaba el título del editorial del New York Times del 27 de noviembre de 1939. Y la respuesta fue sí. Al día siguiente, la Unión Soviética iniciaría la ofensiva contra Finlandia de manera contundente. La batalla se prolongaría 105 días, pero, para gran sorpresa de muchos, Finlandia conservó su independencia, si bien tuvo que ceder a la Unión Soviética aproximadamente el nueve por ciento de su territorio y el veinte por ciento de su capacidad industrial.

Como en el resto del mundo, el resultado del conflicto dejó una fuerte impronta en la nación. “Siempre sale a relucir el tema de la Guerra de Invierno cuando se habla de la timidez y la reserva de los finlandeses”, dice Antero Holmila, investigador de la Universidad de Jyväskylä con años de estudios en Gran Bretaña a sus espaldas, y editor de una reciente obra titulada Talvisota muiden silmin (La Guerra de Invierno en ojos de otros).

“El recuerdo de la guerra conlleva una visión nostálgica sobre Finlandia”, dice el joven investigador. “El esfuerzo bélico confirmó la solidez de ciertos valores morales que tenían entonces y aún tienen gran importancia aquí, como el patriotismo y el trabajo en común por una causa elevada”. Parece ser que aquellos que no se sienten felices en la sociedad pluralista actual, acuden a un modelo de sociedad que supuestamente existió alguna vez. Cabe preguntarse, sin embargo, hasta qué punto tal visión está justificada.

Más allá de una perspectiva nacional

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“Mis primeros contactos con la Guerra de Invierno los tuve hojeando libros ilustrados, leyendo novelas y viendo películas”, dice el historiador Antero Holmila. “Los libros de historia vinieron mucho más tarde”.© Atena Publishing

Holmila no busca provocar ni desafiar a nadie, sino que su intención es, más bien matizar, el relato y dotarlo de tonos más variados y sutiles. La guerra sigue anclada firmemente en la cultura y sociedad finlandesas, y el joven investigador se propuso desmontar y ampliar la visión tradicional sobre Finlandia, este país pequeño y heroico. “Quería dar cabida, sobre todo, a lo que se escribió en el extranjero”, dice. “La deconstrucción de los mitos nacionales no es sólo una tendencia entre los historiadores, sino que también marca la dirección a seguir”.

Holmila ve la Guerra de Invierno como parte integral de la historia europea y como una de las piezas del gran puzzle de la Segunda Guerra Mundial. “La memoria de nuestra guerra no es tan diferente de la memoria de la Segunda Guerra Mundial en su conjunto en el resto de Europa. Los últimos veteranos de guerra y los recuerdos de los últimos testigos presenciales aportan una dimensión adicional a este aniversario, y también una oportunidad de utilizar la historia para la política. La importancia que se da a la guerra es también una manera de honrar a los veteranos que lucharon en ella”, dice Holmila.

¿Relato heroico o trauma?

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Primer ataque aéreo de los soviéticos: El 30 de noviembre de 1939, los bombarderos soviéticos destruyeron numerosos edificios de Helsinki, matando a noventa y una personas e hiriendo a más de doscientas.© SA-Kuva

Según Holmila, la versión aceptada en Finlandia es que el estallido de la guerra fue el resultado de algo que hicieron otros. Los culpables fueron los arquitectos del pacto Molotov-Ribbentropp, es decir, la Alemania nazi y la Unión Soviética. Evidentemente, esta visión también influye en la manera en que se recuerda el conflicto y se habla de él. Ha habido muy poco lugar para el arrepentimiento, al contrario de lo que ocurre por ejemplo en Alemania, lo que no significa, sin embargo, que la memoria de la guerra no sea fuente de conflictos.

“Personalmente me gustaría caracterizar la guerra como un trauma contemplado como acto de heroísmo. Evidentemente, es ambas cosas a la vez, pero con más énfasis en el trauma”. La guerra tuvo sus efectos ocultos, y sólo ahora se está incorporando al debate el tema del trauma. “La controversia en torno a las excavaciones de Huhtiniemi, una supuesta fosa común de desertores de guerra finlandeses, es un ejemplo reciente sobre el enorme poder de los sentimientos que ésta despierta, aún 70 años después”. Los incidentes silenciados siguen causando angustia.

“Hemos tenido dificultades para aceptar que el sufrimiento y el trauma forman parte de nuestra historia de éxitos”, explica Holmila, a la vez que destaca que no sólo es difícil, sino también peligroso, tratar de generalizar cuando se habla a nivel colectivo: “Para algunos la guerra fue, a pesar de todos sus aspectos terribles, una buena experiencia, algo que dio sentido a sus vidas. Para otros, en cambio, no representó más que sufrimiento”.

Una unidad digna de admiración y un escenario exótico

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Inspección de un bombarero soviético, en diciembre de 1939: Las Fuerzas Aéreas y Antiaéreas finlandesas derribaron cerca de 600 aviones soviéticos durante la Guerra de Invierno.© SA-Kuva

La Guerra de Invierno captó la atención internacional en toda su amplitud. El trabajo de Holmila analiza la visión de la prensa extranjera sobre el conflicto, con ejemplos de diez países y tres continentes. Los artículos griegos, japoneses, húngaros y británicos demuestran que la unidad de la nación finlandesa causó un gran asombro entre la prensa extranjera.

Con todo, Holmila quiere matizar el tema: “Es importante entender que destacaron la unidad de los finlandeses, sobre todo por sus propios objetivos nacionales y, frecuentemente, políticos”. La inminencia de la guerra se hacía sentir en el mundo entero, y todos los países se preparaban ya para el conflicto.

A los corresponsales extranjeros les fascinaba también la dimensión ártica de la guerra y sus escenarios. La nieve, las bajas temperaturas y los soldados subidos en sus esquís, con sus uniformes blancos de camuflaje, constituyeron experiencias nuevas y exóticas para los corresponsales. Este aspecto no se aleja mucho de lo que también hoy seduce de Finlandia a los extranjeros. Muchos corresponsales optaron por informar de las batallas que tenían lugar en Laponia, a pesar de que el choque principal se estuviese produciendo en el istmo de Carelia, en el sudoeste de Finlandia.

Los corresponsales extranjeros no fueron enviados a Finlandia inmediatamente después del estallido del conflicto. Se pensaba que Finlandia iba a caer muy pronto, siguiendo el ejemplo de Polonia y Checoslovaquia. “La llegada masiva de corresponsales de guerra que luego se produjo, demuestra que había un interés auténtico por el desarrollo de los acontecimientos”, dice Holmila.

Todas las agencias principales enviaron a sus corresponsales de guerra y Gran Bretaña, por ejemplo, envió nada menos que treinta. El hecho de que el conflicto tuviera lugar en un tiempo en que las agencias de noticias habían invertido esfuerzos y dinero en establecer extensas redes de corresponsales mientras que los otros frentes estaban en calma, fue una razón adicional para la magnitud de la atención dedicada a Finlandia.

La importancia de la participación extranjera

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Cargados con sus escasas pertenencias, los evacuados de Carelia se reúnen en la estación de ferrocarriles de Elisenvaara, el 18 de marzo de 1940.© SA-Kuva

Algunos corresponsales de guerra se comprometieron personalmente con la situación a nivel emocional. El ejemplo más destacado es el del prolífico periodista británico John Langdon-Davies, famoso sobre todo por haber fundado la organización de ayuda humanitaria Plan Internacional, así como por sus reportajes sobre la Guerra Civil Española. “El título de sus memorias, Finland: The first total war, es muy elocuente”, dice Holmila. La obra resultó también una grata contribución internacional a la historia finlandesa.

“La historiografía finlandesa se ve muy limitada por el hecho de estar escrita por finlandeses, ya que el idioma impone unas barreras muy grandes. ¿Cómo habría sido la historia de la Francia de Vichy, si sólo la hubieran estudiado los propios franceses?”, se pregunta Holmila. “La contribución extranjera ha beneficiado a los grandes poderes de manera importante”, continúa. “Por suerte, también una parte de la historia finlandesa como la Guerra de Invierno, puede ser analizada a través de fuentes rusas y soviéticas”.

Setenta años después, el legado de la Guerra de Invierno está cerca y lejos, a un tiempo. Es sobre todo un legado complejo e interconectado con una historia mucho más amplia. La Guerra de Invierno es un ejemplo más de que, independientemente del resultado final, el costo de la guerra resulta siempre inmenso y sus consecuencias son duraderas y muchas veces impredecibles.

Holmila sugiere como introducción a la Guerra de Invierno:

1. Diplomacy of the Winter War, Max Jakobson (1961)

  • Un clásico importante. Aunque escrito en los años cincuenta todavía se mantiene a la corriente.
2. The Soviet Invasion of Finland 19391940, Carl van Dyke (1997)

  • Una cuenta más detallada. Proporciona el punto de vista soviético y también cubre la historia operacional del Ejército Rojo.
3. Finland: The First Total War, John Langdon Davies (1940)

  • Una cuenta vívida, analítica y personal del fundador de Plan Internacional y uno de los periodistas de guerra más aclamados en su tiempo.

Por Jens Alderin, noviembre de 2009, actualizado septiembre 2016