Todo el mundo sabe que a los finlandeses les encantan los deportes al aire libre y caminar por los bosques. También disfrutan con los juegos contundentes, como el hockey sobre hielo. Pero, ¿sabes cuánto les gustan las bibliotecas?
Finlandia se toma muy en serio las bibliotecas. Ejemplo de ello es la grandiosa Oodi (que en finés significa “oda”), la nueva Biblioteca Central de Helsinki. La ciudad ha hecho una inversión de 98 millones de euros en sus gentes. Los organizadores han elegido el 5 de diciembre de 2018 para la gran inauguración, enlazándola estratégicamente con el Día de la Independencia, que se celebra el 6 de diciembre.
A los finlandeses les encantan los libros. Ocupan los primeros puestos mundiales en habilidad lectora y son usuarios entusiastas de las bibliotecas, de las que se calcula que cada residente toma prestados una media de 16 títulos al año.
“Históricamente, las bibliotecas siempre han tenido una gran importancia para los finlandeses”, nos explica Katri Vänttinen, directora de los servicios bibliotecarios de la Ciudad de Helsinki. “Desde principios del siglo XIX, cada pueblo tenía su escuela y su biblioteca, por lo que el acceso a la alfabetización y a una educación básica era igualitario.
Una plataforma para el futuro
“La biblioteca solía representar el acceso igualitario al conocimiento, pero en la actualidad se puede acceder a la mayoría de ese conocimiento a través de un teléfono inteligente”, prosigue Katri Vänttinen. “Las bibliotecas de hoy necesitan ser pensadas como un espacio físico, una plataforma para actividades como la lectura, el aprendizaje y el debate público. También deben facilitar el acceso a herramientas, a redes de datos o al conocimiento. Incluso disponemos de instructores de lectura, que trabajan igual que un entrenador personal, pero para ayudarte a leer”.
El diseño de Oodi refleja los nuevos roles de la biblioteca. El tercer piso respondería a lo que se considera una biblioteca tradicional, con zonas de lectura denominadas “oasis” y 100 000 libros. El segundo piso está dedicado a la creatividad, y en él hay estudios, salas de música, salas multimedia y un espacio de trabajo colaborativo con impresoras 3D, máquinas de coser y otros aparatos. El primer piso está pensado para la interacción. Hay una cafetería, un restaurante, un cine, puntos de información y un espacio comisariado por la UE.
“La mayor innovación técnica, con diferencia, es el “Cubo”, una sala con paredes inteligentes”, nos explica la directora. “Se pueden usar las enormes pantallas táctiles para transformar el espacio en prácticamente cualquier cosa, gracias a la realidad virtual en 3D. Hay artistas que están planeando utilizar el Cubo para hacer exposiciones de arte digital inmersivo, y a los estudiantes de medicina les gustaría estudiar cirugía en ella, usándola como quirófano virtual”.
Incluso la logística aplicada a los libros es extremadamente innovadora. Cuando el usuario devuelve un libro, el sistema lo escanea, y luego un vehículo autodirigido lo transporta a través de la biblioteca, llevándolo hasta la estantería correspondiente para que los bibliotecarios lo terminen de colocar en su sitio.
Una pieza única de todo un sistema
Oodi forma parte de HelMet (abreviatura de Bibliotecas del Área Metropolitana de Helsinki), una plataforma de bibliotecas que abarca Helsinki, Espoo, Vantaa y Kauniainen, todas ellas ciudades de la zona de la capital. Cada biblioteca es dueña de sus propios fondos y datos, pero todas los comparten en HelMet. Un residente de cualquiera de las ciudades puede solicitar un libro propiedad de otra biblioteca de cualquiera de los municipios y recibirlo en la biblioteca más cercana.
En cierto modo, Oodi es tan solo una de las 37 bibliotecas de Helsinki. Y sin embargo es única. Oodi posee su propia marca y su propia página web, y está considerada como una división administrativa aparte dentro del sistema. Su espectacular ubicación también la distingue: en el corazón de Helsinki, formando parte de una constelación en la que ya están la Casa Finlandia, el Museo Kiasma de Arte Contemporáneo, el Parlamento, la Casa de la Música, la Estación Central de Ferrocarriles y el Edificio Sanoma, sede del periódico nacional más grande de Finlandia.
Katri Vänttinen nos cuenta que Oodi está obteniendo una enorme visibilidad internacional gracias a su ubicación y dimensiones. En el momento de escribir este artículo, el sistema de bibliotecas de Helsinki recibe anualmente unos 6,3 millones de visitantes; para el primer año tras la apertura de Oodi la cifra total pronosticada para Helsinki es de ocho millones, de los cuales 2,5 millones corresponderían solamente a Oodi.
¡Nos vemos en Oodi!
“El rol de Oodi es especial, al tratarse de una biblioteca insignia”, afirma su directora. “Estamos ante un enorme fenómeno arquitectónico cuya ubicación es, además, simbólica. Su función interactiva con la sociedad también la hace especial, y no solo para los residentes, sino también para los turistas. Va a venir gente desde muy lejos para experimentar este edificio, y eso será para ellos el punto de partida para llegar conocer las bibliotecas de Finlandia”.
El usuario puede tomar prestados de Oodi libros, películas y archivos de sonido, instrumentos musicales y maquinaria especializada. Sin embargo, la biblioteca también puede jugar un papel importante en la sociedad moderna sirviendo de nexo de unión para la comunidad, creando interacciones y logrando que sucedan cosas.
“Estoy segura de que por su naturaleza de espacio libre y abierto, Oodi va a convertirse en el lugar de encuentro más popular, abierto siete días a la semana, ubicado en pleno centro y adecuado a todas las condiciones meteorológicas que se dan Finlandia”, afirma Katri Vänttinen. “Y lo sencillo que es decir, ‘¡Nos vemos en Oodi!’”.
Por David J. Cord, diciembre de 2018