Helsinki acoge con entusiasmo su primera escuela bilingüe finés-español

Abriendo caminos: En los pasillos de la escuela de Käpylä se puede oír a los estudiantes hablando en español y finés.

El objetivo de la Escuela de Käpylä, en Helsinki, es el bilingüísmo funcional finés-español. La enseñanza va destinada a niños entre los 7 y los 16 años de edad. Los alumnos son admitidos después de haber superado una prueba de aptitud.

La idea de empezar a desarrollar la enseñanza bilingüe en finés y español vino del Ayuntamiento de Helsinki, concretamente de su Alcalde, Jussi Pajunen, como parte de la estrategia de internacionalización de la ciudad. Las dependencias de la escuela de Käpylä fueron elegidas por su buena ubicación y fácil acceso y en ellas se imparte enseñanza básica general, desde el primer hasta el noveno grado.

El desafío de un nuevo proyecto

Los alumnos se acostumbran a que algunos cursos sean en finlandés y otros en español, como las matemáticas y las ciencias naturales.

Los alumnos se acostumbran a que algunos cursos sean en finlandés y otros en español, como las matemáticas y las ciencias naturales.Foto: Carina Chela

Y todo comenzó en otoño de 2009. «Ha sido un proceso laborioso, y todavía lo es, ya que no teníamos ningún modelo que nos sirviera de apoyo para la planificación y el diseño de nuestro programa de enseñanza. La ayuda de la Consejería de Educación de la Embajada de España en los preparativos y los primeros meses de funcionamiento de la sección ha sido fundamental.» explica Virve Vakiala, coordinadora de la enseñanza finés-español en Käpylä. «Cada cultura y cada idioma es diferente y no nos era posible usar como modelo otras escuelas bilingües de Finlandia.»

Los alumnos de la sección bilingüe siguen el currículo oficial del sistema educativo finlandés. Una de las cosas más destacables del sistema educativo finlandés es que se ubica entre los más exitosos del mundo. Uno de los desafíos más interesantes para Vakiala y sus colegas ha sido el material de enseñanza. «Nosotros hemos hecho un currículo para el español como lengua materna que, por supuesto, no existía antes. Los profesores también tienen que elaborar personalmente parte del material y crear temas específicamente para nuestro marco de trabajo. Afortunadamente, los estantes de nuestra biblioteca están repletos, ya que necesitamos libros de consulta, literatura, etc. Algunos libros nos han llegado desde España y otros han sido donados por la embajada de México en Helsinki.» Las clases de español en Käpylä representan entre el 40% y 60% del total.

Los jóvenes aspirantes

Disfrutando del ambiente bilingüe: Virve Vakiala y sus alumnas Samantha, Marja-Leena y Alma.

Disfrutando del ambiente bilingüe: Virve Vakiala y sus alumnas Samantha, Marja-Leena y Alma.Foto: Carina Chela

La selección de los estudiantes para la educación bilingüe da prioridad a los candidatos residentes en Helsinki. Pero si se supera la prueba de aptitud con una puntuación suficiente y la escuela tiene plazas libres, entonces pueden ser admitidos también los aspirantes de Espoo, Vantaa o Kerava, todos ellos municipios independientes, situados en las cercanías de la capital.

«Todos nuestros alumnos tienen historias diferentes,» dice Vakiala.»Hay niños finlandeses que han vivido sus primeros años en algún país hispanohablante, después hay alumnos de familias bilingües que siempre han vivido en Finlandia. Tenemos una alumna que vino desde Venezuela y entró en el primer grado de primaria sin saber una palabra de finés. ¡Realmente tenemos un grupo cultural muy variado!»

Aunque en estos momentos la sección bilingüe de la Escuela de Käpylä tiene menos de 20 alumnos, el futuro que se abre ante ella es prometedor, ya que los datos así lo auguran. Sin ir más lejos, según el Centro de Estadísticas de Finlandia, el número de hispanohablantes en 2009 era de 4.252. El incremento desde 2005 ha sido significativo, ya que los datos de ese año hablaban sólo de 2.937. Indudablemente, veremos y oiremos a muchos más jóvenes bilingües en los patios de la Escuela de Käpylä.
 

Por Carina Chela, abril de 2010