Cada cuatro años, Finlandia celebra elecciones a su Parlamento —que es unicameral y cuenta con 200 escaños—, casualmente, siempre un año antes de las elecciones presidenciales estadounidenses. Esto quiere decir que, mientras el invierno se convierte en primavera y los políticos finlandeses se preparan para las elecciones de abril, los aspirantes norteamericanos a la presidencia se hallarán en pleno anuncio de sus candidaturas.
Aunque los votantes finlandeses —y muy probablemente también los políticos— suspiren aliviados por la brevedad de la temporada electoral (solo un par de meses), ello no significa que la política finlandesa sea para nada aburrida.
El 8 de marzo de 2019, cinco semanas antes de las elecciones, el primer ministro Juha Sipilä decidió disolver su gobierno de coalición conservadora, aduciendo como causa su fracaso a la hora de lograr la aprobación de la largamente debatida reforma del sistema social y sanitario.
Sin necesidad de semejantes jugadas, dignas del ajedrez, el espectro de partidos y candidatos que se presentan a estas elecciones es de tal amplitud, que los votantes van a tener que pensárselo con detenimiento. A falta de varias semanas para los comicios, aparte de la publicidad de pago, en los espacios públicos proliferan las filas de carteles que muestran a los candidatos de los diferentes partidos. Sin ir más lejos, en la capital los votantes tienen que hacer recuento nada menos que de 17 carteles diferentes.
Malabarismos multipartidistas
Hay tres grupos que actualmente ocupan escaños en el Parlamento, pero que realmente se presentan por primera vez a unas elecciones. Se preguntarán cómo es posible, pero el motivo es que los tres se han formado durante la legislatura anterior por escisión de otros partidos.
Futuro Azul se creó con la salida de 19 miembros del grupo parlamentario populista Verdaderos Finlandeses, grupo que abandonaron insatisfechos por la elección de un nuevo líder. Movimiento Ahora (Liike Nyt) —que como su nombre indica, no es exactamente un partido, sino un movimiento— tiene como líder al conocido empresario y diputado Harry Harkimo, que abandonó el conservador Partido de la Coalición Nacional. Con muchos años de veteranía en la política, Paavo Väyrynen ha formado el Movimiento Siete Estrellas (Seitsemän tähden liike) después de que se le pidiera que abandonase el Partido de los Ciudadanos (Kansalaispuolue), partido que él mismo había fundado con anterioridad, tras cortar los lazos con el Partido de Centro.
Además de los ya mencionados, entre los partidos actuales en el Parlamento se encuentran la Alianza de la Izquierda, los Verdes, el Partido Socialdemócrata, el Partido Popular Sueco y el partido Demócrata Cristiano. Este año el Partido Feminista figura por primera vez en las listas.
Elegir a uno entre los muchos candidatos
En una competición en la cual diez de los doce partidos tienen una posibilidad viable de ganar escaños en el Parlamento, ¿qué puede hacer uno si no logra decidirse por un candidato? Hay quien prueba alguna de las “máquinas electorales”, que no son precisamente “máquinas para votar”. Helsingin Sanomat, el diario de mayor tirada de Finlandia, e Yle, el ente de radiodifusión nacional, llevan ya años ofreciendo a los votantes estos cuestionarios interactivos online para ayudarles a seleccionar con más precisión y buscar información. Hay otros medios y organizaciones que también publican sus propias versiones, más reducidas, al centrarse en conjuntos menos amplios de temas o, simplemente, en una sola región del país.
La máquinas electorales se han hecho inmensamente populares. Yle tiene su propia versión, la Brújula Electoral, que además de los dos idiomas oficiales de Finlandia, el finés y el sueco, tiene versiones en inglés y ruso.
Aunque el nombre de “máquina” haga que la cosa suene complicada, en realidad es muy sencilla. Los editores les piden a los candidatos que contesten con antelación a una lista de preguntas, e introducen sus respuestas en el sistema. Los lectores que lo deseen pueden entrar en la página y responder a las mismas preguntas, con solo hacer clic en la lista.
He aquí varios ejemplos del sitio web de Yle: ¿Cree que Finlandia debería ser precursora en la lucha contra el cambio climático? ¿Debería el Estado Finlandés animar a los ciudadanos a comer menos carne por medio de medidas como los impuestos indirectos? ¿Debería permitirse que los menores de 18 años reciban tratamientos de reasignación de género? ¿Cree que el permiso parental debería repartirse entre los padres de manera equitativa? ¿Cree que la pertenencia a la OTAN reforzaría la seguridad de Finlandia? ¿Le parece que la ciudad de Helsinki debería implantar una sobretasa por circular durante las horas punta?
El votante puede comprobar con cuál de los candidatos comparte valores y puntos de vista, ya sea pregunta por pregunta o en total. Los resultados sorprenden a veces a los usuarios. Además, con solo hacer clic en los candidatos, pueden saberse sus respuestas en profundidad.
¿Esto es lo mismo que utilizar la inteligencia artificial para votar? Más bien no, pero es una manera de poner en orden lo que uno piensa e investigar un poco antes de acudir a depositar el voto.
Sal, y di lo que tengas que decir
Efectivamente, la gente sale a votar. La participación electoral en las pasadas elecciones generales fue del 70,1%, una cifra nada despreciable. Todos los ciudadanos de 18 años o más son registrados automáticamente para votar, y reciben una notificación por correo antes de cada elección. El voto anticipado se lleva a cabo alrededor de dos semanas antes del día de las elecciones y representa casi la mitad de los votos (el 46,1% de los votos emitidos en las elecciones generales de 2015 lo fueron durante el periodo de votación anticipada).
Combinemos todo esto con la afición finlandesa a tomar café —los finlandeses son los mayores consumidores del mundo, con más de diez kilos por habitante—, y tendremos todo lo que hace falta para instaurar una tradición: el café de las elecciones. La gente convierte el hecho de ir a votar en un paseo con parada incluida en alguna de las cafeterías locales. De hecho, antiguamente la gente solía ponerse sus mejores galas para salir a votar. En la actualidad la cosa no es tan formal, pero la tradición de votar se mantiene vigorosa.
Los padres suelen acudir a los colegios electorales con sus hijos con el fin de despertar su interés y transmitirle la tradición a las siguientes generaciones. El proceso de votación no dura más que unos minutos. Uno muestra su DNI y, una vez comprobado que el nombre está en la lista, recibe una papeleta doblada, tras lo cual debe ir tras un biombo y escribir el número de su candidato en ella. A continuación le sellarán la papeleta y ya podrá introducirla en la urna.
Y ya está. Luego toca ir a tomar café con los amigos o la familia. Si hay suerte, puede que tiempo de abril permita sentarse en alguna terraza. Y aunque uno vote por anticipado, también puede ir a tomarse un café, sea el día que sea.
Con tantos partidos, es poco probable que alguno logre la mayoría absoluta. Habitualmente, el partido que obtiene mayor cantidad de escaños en el Parlamento se junta con varios partidos para formar un gobierno de coalición, con la idea de lograr sacar adelante los asuntos. Por este motivo, la mayoría de los votantes eligen el partido antes que el candidato, porque aunque este no logre entrar, el voto servirá de ayuda para que al menos el partido gane escaños.
Abril de 2019