¿Cómo se combinan el reconocido sistema educativo de Finlandia y el programa mundial del Bachillerato Internacional (IB) cuando en una misma escuela se aplican ambos programas? Visitamos la Escuela Ressu en Helsinki para averiguarlo.
Desde 2007 la educación en la Escuela de Enseñanza Primaria Obligatoria Ressu (con alumnos de edades entre los 7 y 16 años) se ha basado en una combinación del currículo nacional de Finlandia con los currículos de PYP (Primary Years Programme) y de MYP (Middle Years Programme) de la Organización del Bachillerato Internacional, IBO. Con 430 alumnos, 44 profesores fijos, 38 nacionalidades y dos profesores de educación especial a tiempo completo, Ressu está orgullosa de sus 120 años de historia y de su misión y estrategia como colegio de IB en Helsinki.
“Es bueno que nuestro currículo, redactado por nuestros propios profesores, contenga los dos programas, porque el currículo nacional finlandés ya es excelente de por sí”, explica Erja Hovén, directora de Ressu. “Ahora tenemos un currículo que abarca ambos programas. ¡No podemos pedir más!”.
Finlandia tiene un total de 17 colegios IB –de enseñanza primaria obligatoria y de enseñanza secundaria superior- de los cuales 2 son privados y el resto son colegios públicos. Ressu y 5 otras escuelas están situadas dentro del área metropolitana de Helsinki.
Procesos del aprendizaje, modos de vivir
El sistema educativo finlandés ya ha sido elogiado por estimular y desarrollar en los alumnos la interacción y la destreza para resolver problemas. “La resolución de problemas es un punto importante, que ya era parte del currículo nacional de Finlandia, y lo que nosotros hacemos es poner énfasis en ello”.
“Desde que empezamos con el programa IB en nuestra escuela hemos tenido que hacer hincapié en ciertos aspectos. Por ejemplo, tenemos más trabajos prácticos y de investigación. Ahora nuestros estudiantes trabajan con proyectos más grandes o trabajos individuales que pueden durar todo un invierno”. Hovén recalca el “enfoque holístico” en su educación, especialmente en PYP, los grados de primaria.
La meta de Ressu es fomentar el que los estudiantes se conozcan a sí mismos mediante el aprendizaje y animarlos a que tomen un papel activo y responsable dentro de la sociedad. Esto concuerda con el objetivo original del programa de IB, cuya misión es “desafiar a las escuelas para que animen a sus estudiantes a adoptar una actitud activa en el proceso de su educación, de manera que durante toda su vida sean personas ávidas de conocimiento a través del entendimiento intercultural”.
Además, Ressu se centra en las habilidades del aprendizaje y en el trabajo de equipo, que son “tan importantes como el resultado”, dice Hovén. “Lo que queremos es que nuestros estudiantes sean críticos, capaces de analizar y valorar la información que reciben. A veces es más importante saber cómo procesar cierta información, que la información en sí misma”.
Sobre los idiomas
Como en muchas escuelas IB, la enseñanza es en dos idiomas: en inglés y en el idioma oficial del país, que en el caso de Ressu es el finés. A menudo los estudiantes que asisten a las clases en inglés residen en Finlandia temporalmente, o son finlandeses que han estado viviendo en el extranjero.
Los excelentes resultados que el sistema educativo nacional ha logrado en estos últimos años, les ha dado a los finlandeses motivos más que sobrados para celebrarlo. En el último informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de la OCDE, publicado en diciembre de 2010, Finlandia pasó del primer puesto en comprensión lectora al segundo de entre los participantes de la OECD, y al tercer puesto de entre todos los países participantes, situándose después de Corea del Sur. Aunque en estos momentos haya cierto descontento entre los finlandeses por haber perdido su estimado primer lugar, el resultado es excelente, teniendo en cuenta que el informe PISA 2009 abarcaba a los 33 miembros de la OCDE y los 32 no miembros. De entre todos ellos, Finlandia quedó en segundo lugar en conocimientos científicos y en sexto lugar en matemáticas.
“Claro que nos gusta que nos den puntuaciones altas”, dice Hovén. “Eso también nos motiva en el trabajo. Los resultados son importantes, pero nunca son cuestión de vida o muerte!”.
Por Carina Chela, mayo 2011