Un tercio de Finlandia se halla al norte de Círculo Polar Ártico, y la ciudad de Rovaniemi está a tan solo seis kilómetros de él.
El encuentro ministerial del Consejo Ártico, que tuvo lugar en Rovaniemi el 7 de mayo de 2019, ha sido el colofón de los dos años de presidencia de Finlandia, que será sucedida por Islandia en la tarea, de 2019 a 2021. El mandato finlandés ha resultado un gran éxito. El Consejo ha logrado amplios avances en las cuestiones señaladas por Finlandia en 2017, centrándose en cuatro áreas: protección medioambiental, conectividad, cooperación meteorológica y educación.
En el Consejo hay seis organizaciones de Participantes Permanentes en representación de los pueblos indígenas de la región ártica (la Asociación Internacional Aleutiana, el Consejo Ártico Athabasca, el Consejo Gwich’in Internacional, el Consejo Inuit Circumpolar, la Asociación Rusa de Pueblos Indígenas del Norte, y el Consejo Sami).
También han estado presentes los ocho países árticos (Finlandia, Canadá, Dinamarca, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y los EE. UU.). Asimismo, y en categoría de observadores, a la reunión también acudieron 13 países no árticos y 25 organizaciones no gubernamentales e intergubernamentales.
Los ministros de Asuntos Exteriores de los ocho países árticos acudieron a la Laponia Finlandesa para participar en la reunión de Rovaniemi, algo que en sí representó un gran éxito, ya que se trataba de la segunda vez que los ocho estaban presentes en la reunión bianual de ministros. Ello también es señal de la creciente importancia de la región del Ártico y del Consejo.
Un Ártico que sea viable
«El desarrollo de una región ártica viable ha sido esencial para Finlandia», afirma Timo Koivurova —director del Centro Ártico de la Universidad de Laponia en Rovaniemi— en un artículo en el que resume la presidencia de Finlandia, aparecido en el diario Kaleva tras la reunión ministerial (fue publicado más tarde en inglés en el sitio web del Cetro Ártico).
Entre los logros, menciona «las inversiones en la capacitación de profesores, la mejora de las comunicaciones digitales, el estrechamiento de la cooperación meteorológica y el desarrollo de las valoraciones de impacto medioambiental», todas ellas cuestiones importantes para el Consejo y la región ártica.
El destino del mundo está estrechamente ligado al futuro del Ártico. El presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, ha dicho en numerosas ocasiones que, «Si perdemos el Ártico, perderemos el planeta». Durante el periodo de presidencia finlandesa del Consejo Ártico ha convertido el carbono negro en uno de los puntos de atención, en su intento de crear una mayor concienciación y reducir las emisiones de este contaminante que tanto afecta al clima. Los esfuerzos finlandeses han logrado que el carbono negro se convierta en el primer punto del orden del día, que haya una mayor concienciación sobre cómo controlarlo. Al tomar el relevo, Islandia se centrará en el medioambiente marino del Ártico, lo cual incluirá los deshechos plásticos.
Son seis los grupos de trabajo que actúan en apoyo del mandato del Consejo. Sus nombres forman una breve lista de las áreas principales del Consejo: Programa de Actuación sobre los Contaminantes del Ártico; Programa de Seguimiento y Evaluación del Ártico; Conservación de la Flora y la Fauna Árticas; Prevención de Emergencias, Preparación y Respuesta; Protección del Medioambiente Marino del Ártico; y Grupo de Trabajo por el Desarrollo de la Sostenibilidad.
La situación actual del mundo
Desde su fundación en 1996, el Consejo se ha posicionado como un foro basado en el consenso, concentrándose en las cuestiones medioambientales y de desarrollo sostenible del Ártico. Con el fin de avanzar en dichas áreas, los participantes suelen dejar fuera los conflictos políticos.
En las reuniones ministeriales siempre se ha hecho una declaración en reconocimiento del trabajo que ya se ha llevado a cabo, declaración en la que también se fija la agenda a seguir en el futuro. En Rovaniemi, las partes no lograron ponerse de acuerdo en el contenido. Entre otras cosas, los EE. UU. no aceptaban que figurase el término “cambio climático”, mientras que al resto de los participantes les parecía indispensable. En lugar de una declaración, los ocho países árticos acabaron firmando la Declaración Ministerial Conjunta de Rovaniemi, cuyo texto abarca tan solo una página, en comparación con las 13 de la Declaración de Fairbanks de 2017.
El espíritu del Consejo Ártico sigue siendo el de la cooperación constructiva, cosa que quedó patente en Rovaniemi. Manteniendo las ideas que la declaración hubiera debido contener, Finlandia hizo pública una Declaración separada de la Presidencia, un texto largo dividido en categorías como medioambiente y clima, los mares, la gente, y el fortalecimiento del Consejo Ártico. El documento le servirá de guía al Consejo durante los próximos dos años.
En el texto figura la frase, «La mayoría de nosotros consideramos el cambio climático como un reto fundamental con el que se enfrenta el Ártico, y reconocemos la urgente necesidad de emprender actuaciones de mitigación y adaptación, y de reforzar su resiliencia. ha logrado de Timo Koivurova, del Centro climente, y araciocosas, los EE. UU. ambiciosos niveles de reduccidos.te
En palabras de Timo Koivurova, del Centro Ártico: «Teniendo en cuenta la situación actual del mundo, Finlandia tenido el mayor éxito que se podía tener».
Lo que está sucediendo
Los discursos de los delegados durante la reunión ministerial también sirvieron para garantizar que el mundo no quitara ojo a los objetivos del consejo, aun a falta de una declaración formal. Muchos de ellos usaron un lenguaje incisivo.
James Stotts, presidente del Consejo Inuit Circumpolar, declaró: «Ya es hora de poner las cosas en su sitio. El cambio climático global existe, y los seres humanos somos responsables de la mayor parte de lo que sucede. Esa es la pura verdad, y no entendemos a quienes dicen lo contrario».
Así describió la perspectiva inuit: «Lo tenemos todo: un mar que se deshiela, el permafrost que se funde, tormentas cada vez más violentas y frecuentes, que causan la erosión de nuestras costas… El clima del Ártico ha cambiado y su ecosistema no deja de transformarse ante nuestros propios ojos».
En representación del Consejo Gwich’in Internacional , Edward Alexander, se remitió al simbolismo de la lengua y a la cosmovisión del pueblo Gwich’in para hacerse entender: «Tenemos que cuidarnos los unos a los otros como nuestro mundo, como nuestra familia», dijo. Los gobiernos de hoy no deben inclinarse por «valorar el beneficio provisional, por encima de nuestras familias y nuestras relaciones, que nos han sostenido desde tiempos inmemoriales».
Asimismo, hizo un especial llamamiento para acabar «con todos los intentos por lograr permisos para extraer gas en el Refugio Ártico Nacional para la Fauna y la Flora» en el noreste de Alaska, con el fin de preservar la naturaleza salvaje, las manadas de caribús de la zona y la forma de vida de los Gwich’in.
Lo-Que-Debe-Ser-Nombrado
Margot Wallström, ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, afirmó: «Sí, las conclusiones a las que han llegado los científicos son demoledoras y la crisis del clima en el Ártico no es algo que vaya a suceder en un futuro: es algo que está teniendo lugar en este mismo momento».
Habló de Greta Thunberg, la jovencísima activista climática sueca, iniciadora de un influyente movimiento huelguista en las escuelas para exigir que se actúe contra el cambio climático. A continuación, Wallström miró a todos los delegados presentes en la asamblea y les animó a preguntarse por qué los adolescentes se han visto obligados a decirles a ellos lo que hay que hacer.
Åsa Larsson Blind es la presidenta del Consejo Sami, cuyo territorio de extiende a lo ancho del norte de Finlandia, Suecia y Noruega, además del extremo noroeste de Rusia. Para explicar la situación, echó mano de un ejemplo que hasta un niño puede entender, refiriéndose a Lord Voldemort, el diabólico hechicero de los libros de Harry Potter, cuyo solo nombre inspira tanto miedo, que la gente teme decirlo voz alta y prefiere referirse a él como “El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado”.
Larsson Blind dijo: «Si llamamos al cambio climático por su nombre, podremos luchar contra él y reducir su impacto si necesidad de magia alguna».
«Los presentes en esta gran sala tienen entre sus manos el poder de ponerse de acuerdo y llegar a ambiciosos niveles de reducción en las emisiones, de establecer unas normas para el resto del mundo», dijo, añadiendo que “vivimos tiempos de gran urgencia”.
Por Peter Marten, mayo de 2019