Bacterias del bosque que curan a los humanos

Dos investigadores de la Universidad de Oulu han descubierto que ciertas bacterias halladas en los brotes del pino pueden ser la clave de nuevos tratamientos para enfermedades como el Alzheimer y la degeneración macular.

Eran las cuatro y media de la madrugada y Janne Koskimäki llevaba toda la noche trabajando en su laboratorio de la Universidad de Oulu, donde había pasado la mayor parte de las dos últimas semanas. De repente se oyó una risa estridente y contagiosa proveniente de la radio: el DJ había puesto una canción cómica del artista finlandés Vesa-Matti Loiri. Por un momento las carcajadas distrajeron a Janne Koskimäki de lo que estaba haciendo y se dio cuenta de lo tarde que era.

“Fue una situación tan absolutamente absurda, que me hizo preguntarme si realmente había algo de sentido en lo que estábamos haciendo”, nos cuenta Janne Koskimäki, recordando la dureza y la larga duración de su ahora ya concluida investigación.

Sorpresas al acecho en los brotes de pino

Anna Maria Pirttilä y Janne Koskimäki llevan estudiando los brotes del pino casi una década, durante la cual han realizado 132 experimentos y 160 borradores de su artículo, antes de que este se publicara.Foto: Universidad de Oulu

Parece ser que los brotes del pino albar —una conífera que crece de manera extensiva en Finlandia— están llenos de maravillosas posibilidades para el descubrimiento de innovaciones médicas. 600 kilómetros al norte de Helsinki, en la Universidad de Oulu, Anna Maria Pirttilä y Janne Koskimäki llevan casi una década dedicados a la investigación de las bacterias de las yemas o brotes del pino y han publicado recientemente un artículo que supone un gran avance.

Todo comenzó con el trabajo de investigación para el doctorado de Anna Maria Pirttilä, una microbióloga que se ha dedicado al estudio de la clonación del pino albar a partir de sus brotes. “Mi trabajo reveló, entre otras cosas, la evidencia de que las bacterias y levaduras presentes en las yemas del pino producían ciertos compuestos que beneficiaban a las plantas, así que me propuse averiguar cuáles eran los compuestos en cuestión”, nos explica.

Anna Maria Pirttilä se procuró el apoyo de Janne Koskimäki, que acababa de terminar sus estudios de postgrado, y los dos científicos se pasaron los siguientes ocho años aprendiendo todo lo que pudieron sobre las yemas de los pinos. Pero, como suele suceder en investigaciones como esta, su trabajo cambió de dirección tras ciertos hallazgos inesperados.

El trabajo de Pirttilä y Koskimäki revela el funcionamiento de las bacterias dentro de las plantas. Respecto al cuerpo humano, estamos acostumbrados a la idea de que, por ejemplo,  las bacterias del ácido láctico benefician a nuestro sistema digestivo, pero sabemos mucho menos sobre lo que hacen realmente las bacterias que viven dentro de las plantas.

“Tenemos mucho que aprender acerca de los microbios hallados en las plantas; el que los microbios existan también dentro de las plantas es un concepto bastante nuevo y poco conocido aún”, nos cuenta Janne Koskimäki.

“La gente se pone bastante histérica solo con oír hablar de microbios, pero hay multitud de ellos a nuestro alrededor y sólo una minúscula parte causa enfermedades”, añade Anna Maria Pirttilä.

Células huésped y bacterias en armonía

“Para los investigadores, hacer ciencia nueva es una pasión, como lo es la creación de una nueva obra de arte para un artista”, afirma Anna Maria Pirttilä.Foto: Universidad de Oulu

A Anna Maria Pirttilä le gusta caminar por el bosque en su tiempo libre. Además de que le ayuda a relajarse, observar el entorno natural le añade perspectiva a su investigación. Janne Koskimäki también disfruta alejándose de todo, ya sea caminando o pasando unos días en alguna cabaña en el bosque.

“Una cosa que siempre me ha fascinado de la naturaleza es la forma en que todo está interrelacionado, con diferentes especies viviendo juntas de manera interdependiente, en simbiosis”, dice Anna Maria Pirttilä. Estas relaciones también son evidentes dentro de los brotes del pino, donde las células huésped y las bacterias interactúan de manera beneficiosa.

Las células vegetales y las células humanas se defienden contra las bacterias dañinas de manera similar, produciendo radicales de oxígeno en el área inflamada. A menudo, cuando el organismo o cuerpo quiere impedir que las bacterias se introduzcan más y más en el tejido, este proceso conduce a una reacción desproporcionada.

Los radicales de oxígeno son un mecanismo rudimentario de defensa, ya que también dañan las células del organismo huésped. Sin embargo, la investigación de Pirttilä y Koskimäki ha revelado que las bacterias son capaces de defenderse, incluso contra los radicales de oxígeno más tóxicos, mediante la generación interna de ácidos grasos de cadena larga denominados polihidroxibutiratos. Cuando hay una inflamación, las bacterias pueden descomponer estas cadenas de ácidos grasos en secciones más pequeñas, las cuales pueden usarse para combatir los radicales de oxígeno.

Su proyecto de investigación ha sido financiado por la Academia de Finlandia, que depende del Ministerio de Educación y Cultura. Los hallazgos del estudio han sido publicados en la revista Nature Chemical Biology, en marzo de 2016.

Años de investigación médica por delante

En medio de un bosque de pinos, Janne Koskimäki nos muestra un bigote de musgo.Foto: Universidad de Oulu

Los daños causados por los radicales de oxígeno son el enemigo oculto detrás de afecciones tan graves como el Alzheimer y la degeneración macular, una enfermedad del ojo. Sin embargo, las bacterias encontradas dentro de las yemas o brotes del pino son capaces de generar compuestos que pueden combatir eficazmente los radicales de oxígeno tóxicos causantes de estos problemas. El descubrimiento podría ofrecer posibilidades para el desarrollo de nuevos medicamentos.

En estos momentos, Pirttilä y Koskimäki están intentando dar con innovaciones médicas para tratar la degeneración macular relacionada con el envejecimiento y otras enfermedades que afectan al fondo del ojo, a través de una investigación en colaboración que reúne a las Universidades de Oulu y Finlandia del Este. Tekes, la Agencia Finlandesa para la Financiación de la Tecnología y la Innovación, que funciona con fondos públicos, ya ha destinado 368 000 euros para el proyecto.

La degeneración macular es la enfermedad de la vista más habitual en los países más ricos, de modo que, mientras la población continúe envejeciendo, es de esperar que el problema no haga sino aumentar. Harán falta unos cuantos años, o tal vez incluso una década de investigación, antes de que un nuevo medicamento esté disponible. Pero los científicos siguen adelante, inaccesibles al desaliento. “Para los investigadores, hacer ciencia nueva es una pasión, como lo es la creación de una nueva obra de arte para un artista”, afirma Anna Maria Pirttilä. “Como un emocionante viaje de exploración”.

Échale un vistazo a este vídeo de la Universidad de Oulu sobre ciencia al estilo ártico.

Por Susanna Ekfors, enero de 2017