La inteligencia artificial — una rama de las ciencias informáticas— ya es capaz de llevar a cabo tareas exigentes bajo el entrenamiento y la enseñanza de los humanos.
En el futuro, las máquinas inteligentes podrán aprender como humanos, actuar como humanos y pensar como humanos. Estas máquinas pueden liberarnos de engorrosas rutinas y nos permitirán concentrarnos en tareas más creativas que proporcionen un valor añadido.
Las tres fases de la IA
“La primera fase de la IA, en los años sesenta, requería la codificación y programación de normas, de manera que el software y los algoritmos pudieran resolver problemas específicos”, nos explica Harri Valpola, experto científico de computación y director general de The Curious AI Company.
“Esto permitió crear procesos automatizados, como la planificación de rutas, que se han convertido en una parte integral de la tecnología actual”, continúa.
“Hoy en día, cuando hablamos de IA, nos referimos a su segunda fase, basada en el aprendizaje supervisado de la máquina. El reconocimiento de imagen y voz, la traducción automática, la búsqueda y el procesamiento de datos, y otras aplicaciones de la IA, se basan en la segunda fase de esta”.
Valpola indica que la tercera ola de la IA, la inteligencia artificial autónoma, es la que está surgiendo en la actualidad. Todavía no hay tecnologías de tercera fase en los productos actuales de IA, pero los laboratorios de investigación llevan cierto tiempo mostrando prototipos de trabajo.
Pueden pasar varias décadas antes de que la inteligencia de las máquinas supere a la de los seres humanos.
“Pero pronto tendremos compañeros de trabajo digitales, que utilizarán una forma más simple de IA”, indica Valpola.
Resolución de problemas complejos
“Los sistemas de IA que identifican patrones en grandes cantidades de datos, permiten la solución de problemas complejos. Podemos acceder a conocimientos que nunca antes habíamos tenido a nuestra disposición”, dice Maria Ritola, la cofundadora finlandesa y directora de marketing de Iris AI, que recientemente cerró una ronda de financiación de dos millones de euros. La startup ha presentado un asistente científico de I+D impulsado por IA, que ayuda a los investigadores a realizar el seguimiento de los artículos de investigación relevantes sin necesidad de saber las palabras clave exactas.
“Pero hay que decir que uno de los riesgos de los sistemas de IA es que aprendan los prejuicios humanos, debido a las tendencias en los datos de entrenamiento que se les introducen para ser utilizados en la toma de decisiones”, advierte.
Impacto social de la IA
“Otro riesgo es que los gobiernos no participen lo suficiente en el desarrollo de los sistemas de IA”, añade Ritola.
“Como consecuencia, no logramos entender el impacto social de unas máquinas que son cada vez más inteligentes. Una de las áreas que hay que entender y gestionar es el gran cambio en los mercados laborales relacionados con la automatización”, indica.
Los finlandeses tienen una visión global.
“El gobierno finlandés es perfectamente consciente de que la IA cambiará nuestros trabajos y nuestras carreras, y quiere entender cómo afectará a cada individuo y a nuestra sociedad”, dice Pekka Ala-Pietilä, que preside el grupo de planificación que diseñó el plan para el programa finlandés de IA.
“Finlandia tiene un gran potencial para convertirse en uno de los países líderes a la hora de aprovechar las ventajas de la IA. La idea es facilitar a las empresas su utilización, y apoyar al sector público en la construcción de servicios predictivos digitales de IA basados en los sucesos vitales más importantes de cada persona. Queremos mantener el bienestar de nuestro país, que nuestros negocios sean competitivos, que nuestro sector público sea efectivo y que nuestra sociedad funcione bien”, indica Ala-Pietilä.
HITOS DE LA IA
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Por Leena Koskenlaakso, ThisisFINLAND Magazine 2018