Henrietta Kekäläinen se hizo scout a los seis años. Aprendió a respetar la naturaleza y a no dejar rastros, y también lo que era el derecho de acceso público a la naturaleza (o “derecho de todo hombre”), el concepto finlandés que establece formalmente que todo el mundo es libre de transitar por los bosques y el campo.
Incluso en la ciudad de Espoo, al oeste de Helsinki, Henrietta encontró formas de disfrutar del mundo natural, trepando por las rocas y construyendo fortines de nieve.
«La naturaleza te tranquiliza la mente y hace que te sientas como en casa», dice Kekäläinen. «Está en las raíces de la cultura finlandesa. Solo tienes que fijarte en qué es lo primero que hacemos en cuanto salen los primeros rayos de sol, en mayo. Los finlandeses nos apresuramos a salir a retozar y jugar, igual que las vacas que se han pasado todo el invierno encerradas en el establo».
El afán por secuestrar el carbono
Debido a lo importante que el medio ambiente es para ella, Henrietta Kekäläinen comenzó a preocuparse por su constante destrucción.
«La voluntad política para luchar contra el cambio climático no es mucha, que se diga, pero es un problema que hay que resolver terminantemente», afirma. «Nuestro reto fundamental es secuestrar el carbono de manera exponencial».
Convencida de ello, Kekäläinen fundó Carbo Culture, una empresa que produce biocarbón. Este material, rico en carbono y semejante a copos de carbón, puede sobrevivir en la tierra por espacio de miles de años, aumentando la productividad en la agricultura. Carbo Culture ha creado una planta en California en la que los residuos agrícolas son transformados en biocarbón, destinado tanto al medio agrícola como al urbano.
En Finlandia el clima es una ventaja
Anu Pousi, de Avanto Ventures, está acostumbrada a ver muchas ideas similares en su vida profesional, e igual de buenas. Trabaja con jóvenes empresas emergentes especializadas en tecnologías limpias. Su interés por el medio ambiente viene de muy atrás y es anterior a su actual trabajo.
«Crecí pasando los veranos en una cabaña en el bosque, y más tarde estudié Geografía y Ciencias Medioambientales en la universidad», nos cuenta. «Mi interés siempre estuvo presente, pero necesitaba una profesión que se ajustase a él».
Ahora ayuda a que las jóvenes empresas de tecnologías limpias crezcan. Opina que Finlandia es un lugar excelente para llevarlo a cabo, ya que los nórdicos pelean en una categoría superior en lo que se refiere a tecnologías verdes.
«Una de las ventajas que tenemos es nuestro clima», reconoce Pousi. «Los inviernos en Finlandia son largos y fríos, y por eso muchas empresas emergentes se centran en la eficiencia y la gestión energéticas. El reto consiste luego en llevar las soluciones al resto del mundo».
Maximizar el impacto positivo
Pero no todos los niños finlandeses juegan en el bosque soñando con detener el cambio climático. A Antero Vartia le llevó algún tiempo darse cuenta de la gran importancia del medio ambiente.
«Claro que pasaba las vacaciones en una cabaña de verano, pero me limitaba a divertirme», dice. «El medio ambiente no me preocupaba para nada».
Cuando finalmente Vartia entendió la importancia del mundo natural, decidió poner manos a la obra. Su sentido de la responsabilidad lo llevó a meterse en la política, siendo elegido diputado por el partido de los Verdes. Pero al cabo de una legislatura dejó el Parlamento finlandés, convencido de que fuera de la política podría hacer cosas con mayor impacto.
«La política refleja cómo piensa en general la gente en general», dice. «Por eso la gente ha de cambiar primero, y los políticos la seguirán».
Finlandia puede ser el ejemplo
La idea que Antero Vartia ha tenido para fortalecer el poder de la gente que desea cambiar se llama Compensate, una fundación sin ánimo de lucro que te permite compensar tus emisiones de gases de efecto invernadero en el momento de abonar una compra. Por ejemplo, si te compras un almuerzo vegetariano por 9,60 €, en la caja puedes pagar 9,70 €, es decir, diez céntimos más, que serán utilizados para cultivar árboles que compensen las emisiones de carbono que tu almuerzo ha producido.
«Estamos en conversaciones con muchas empresas finlandesas, pero para tener un impacto Compensate necesitaría hacerse global», explica Vartia. «Lo más bonito de todo esto es que no se trata de astrofísica. Queremos mostrarle a la gente lo que cuestan sus emisiones y lo que pueden hacer para compensarlas. Creo que Finlandia puede ser un gran ejemplo para el resto del mundo».
Por David J. Cord, octubre de 2019