¿Cómo es la Navidad en Finlandia si no eres cristiano?

Navidad en Finlandia: ¿Cómo es para los que no son cristianos? Todos están invitados, pero tampoco hace falta ser Scrooge para no participar en ella.

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La Navidad tiene significados diferentes según la persona, y no hay que ser un Scrooge para decidir que la cosa no va con uno. Por otro lado, tampoco hace falta ser cristiano para participar en ella.

En Finlandia es imposible ignorar la Navidad. Las primeras felicitaciones y cajas de bombones se adelantan cada vez más cada año y los pikkujoulut (las fiestas privadas prenavideñas) se siguen celebrando, incluso después del acontecimiento principal. Cuando por fin este llega, pasamos por alto la desolación de nuestra cuenta corriente diciéndonos que solo un tacaño como Scrooge se negaría a gastarse una pequeña fortuna en comida, bebida y regalos.

Eso es lo que la mayoría de nosotros hacemos, y a veces cuesta recordar que hay gente que realmente ha decidido no participar, como los aproximadamente 40 000 musulmanes que viven en Finlandia. Muchos de ellos son descendientes de los musulmanes tártaros que vinieron aquí cuando el país era gran ducado bajo el Imperio Ruso, mientras que otros, llegados más recientemente, provienen de Kosovo, Bosnia, Somalia y otros países.

“La Navidad no es una festividad islámica, así que los musulmanes suelen pasarla haciendo lo mismo que los finlandeses, descansando y tratando de compartir su tiempo con la familia, aunque algunos trabajan”, nos explica Anas Hajjar, presidente del Consejo Islámico de Finlandia. “Como para los musulmanes los natalicios no son fiestas religiosas, la Navidad no se celebra, pero se respeta porque conmemora el nacimiento de un gran profeta”.

Las diferencias no son un problema

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Cuando el Hotel Radisson fue construido en 1991, se proyectó de manera que la Sinagoga de Helsinki siguiera siendo una referencia visible en el barrio de Kamppi.Foto: Peter Marten

“Al tratarse del nacimiento de Cristo, se puede decir que la Navidad es el momento en que el cristianismo de separa de la religión judía”, nos explica Dan Kantor, director ejecutivo de la Comunidad Judía de Helsinki. La mayor parte de los 1500 judíos de Finlandia residen en el área metropolitana, y la sinagoga del barrio de Kamppi y el centro comunitario adyacente conforman el núcleo religioso y social en el que se estos se congregan.

“Recuerdo lo que solía sentir de pequeño, cuando me asomaba a la ventana para ver a los Papá Noel que correteaban por nuestra calle, de casa en casa”, nos cuenta Kantor. “A lo mejor a esa edad aquello me hacía pensar que tal vez yo no era como el resto de los finlandeses. Pero nosotros tenemos nuestras propias Fiestas. Claro que, a esa edad, uno se siente diferente, porque no hay forma de librarse de la Navidad. Pero no es un problema, porque los judíos tenemos una identidad muy sólida”.

La fiesta judía de Janucá, o Festividad de las Luminarias, coincide con la Navidad y también se les ofrece regalos a los niños. “En la mayoría de las familias y hogares judíos, la Navidad no desempeña papel alguno”, afirma Dan Kantor, “aunque en la actualidad la mayor parte de los matrimonios son mixtos, y ahí es cuando la Navidad suele entrar en escena”.

La luz vence a las tinieblas

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Las compras de Navidad no son para todo el mundo, pero están abiertas a todas las creencias como parte de esa zona indefinida en la que cultura y religión coinciden.Foto: Mikko Stig/Lehtikuva

Hay otras personas que aunque no son cristianas también se suman a las celebraciones, pero en este caso no por respeto religioso. “Mi mujer y yo somos ateos desde nuestra más temprana adolescencia, pero nadie que nos visite en Navidad podrá darse cuenta de la diferencia”, cuenta Jaakko Wallenius, editor del blog Being Human. “Todo aquel que tenga conocimiento de la historia, por muy rudimentario que este sea, sabe que la Navidad no tiene nada que ver con las creencias cristianas. La Navidad, también llamada Yule —cuya etimología se acerca a la del finés, Joulu—, era un gran acontecimiento para las naciones paganas germánicas mucho antes de su conversión al cristianismo.

“La función principal de la Navidad es celebrar los lazos familiares y proporcionar una oportunidad para descansar de las actividades habituales”, continúa Wallenius. “Así hay tiempo para buscar la paz interior y la armonía, al no haber reglas estrictas o lugares a los que hay que acudir. Mucha gente tiene la idea errónea de que dichos sentimientos están conectados de alguna manera a la religión, si bien la religión no es necesaria para llegar a ellos”.

“Esta fiesta siempre ha existido como celebración de la victoria de la luz sobre las tinieblas, aunque parte de la población haya considerado oportuno conmemorar simultáneamente el nacimiento del fundador de su religión. No hay motivo alguno para abandonar tradiciones tan ancestrales, aunque la Iglesia Cristiana lleve siglos intentando hacerse dueña de ellas”.

Como ven, aunque hay muchas personas que no son cristianas, saben disfrutar de lo esencial de la Navidad.

Por Tim Bird

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