El granjero Markus Eerola pasea por sus campos de cáñamo, avena y guisantes durante un magnífico día de verano. Lleva un pantalón pirata, zapatillas deportivas y en su rostro se dibuja una sonrisa de satisfacción. Nos hallamos en una época en la que los productores agrícolas se han visto afectados por el aumento de los precios del combustible y los fertilizantes, dos preocupaciones que, sin embargo, a él no le afectan.
Knehtilä, que es como se llama su granja orgánica, se autoabastece de nutrientes y energía gracias a una cuidadosa planificación a largo plazo y a una pequeña planta de biogás in situ, operada por la empresa de energía Nivos. La explotación se encuentra en el sur de Finlandia, a unos 60 kilómetros al norte de Helsinki, en la ciudad de Hyvinkää.
Energía doméstica limpia
El biogás sirve de combustible para su tractor, su camioneta y sus coches, y está a disposición de más gente en la estación de servicio que hay en uno de los extremos de la granja, aunque los vehículos que pueden utilizar biogás son todavía relativamente escasos. Se trata de una alternativa valiosa ante la creciente necesidad de energía doméstica, asequible y limpia.
“Nuestro biogás es 100 % doméstico y de cero emisiones, o incluso negativo en carbono. Es limpio, inodoro y mucho mejor que la gasolina normal en condiciones de frío”, afirma Markus Eerola.
La demanda de alimentos ecológicos sigue creciendo. “La diferencia de precios entre la producción ecológica y la estándar se va reduciendo, en parte porque no nos hacen falta los fertilizantes. Nuestra granja tiene su propia línea de productos de avena y trigo sarraceno. Los producimos aquí, utilizando un método de cultivo probado y eficaz que se denomina simbiosis agroecológica, mediante el cual los nutrientes y la energía se reciclan eficazmente”.
La economía circular de esta granja de 380 hectáreas lleva una década y media desarrollándose de manera cuidadosamente equilibrada, motivo por el que en 2015 fue galardonada por el WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) por ser un modelo de agricultura respetuosa con la naturaleza. En 2021, la Asociación Finlandesa de Agricultura Ecológica declaró Knehtilä como Empresa Ecológica del Año.
Octava generación, y siempre mejorando
“Yo soy la octava generación de mi familia que cultiva estas tierras”, señala Eerola, que con anterioridad trabajó de manera autónoma como artista de vidrio para la empresa de diseño Iittala. “En la época de mi padre sólo podíamos utilizar algunos campos para cultivar cereales de invierno en varias parcelas, porque el suelo, que era arcilloso, se había deteriorado y no reunía condiciones”. Eerola lleva supervisando con esmero la reconstitución del suelo mediante la agricultura regenerativa desde finales de la década de los 2000.
La clave de esta importante mejora del suelo está en que la rotación de cultivos se planifique meticulosamente, lo cual mejora su resistencia ante el cambio climático. “Hay que pensar a largo plazo. Cuanto mejor es el suelo, mejor resiste las condiciones meteorológicas extremas”, nos explica Eerola.
Cada sembradío se trabaja durante un periodo de cinco años, empezando por el trébol, la alfalfa y los guisantes, que son muy eficaces a la hora de fijar el nitrógeno del aire en el suelo, al tiempo que hacen innecesarios los fertilizantes.
De ahí en adelante, Eerola va cambiando sucesivamente los sembradíos por cultivos como la colza, la avena, la cebada, el trigo sarraceno, el centeno o la Finola, una variedad finlandesa del cáñamo oleaginoso que produce un aceite muy demandado para la exportación.
No hay competencia entre los alimentos y el combustible
En la agricultura ecológica es necesario dejar los campos en barbecho -sin cultivos alimentarios en determinados años- para que el suelo se recupere de manera natural. Ahí es donde entra en juego la producción de biogás, porque durante esos años de descanso los cultivos de cobertura, a los cuales se les añade un poco de estiércol de caballo o ganado, son ideales para producir combustible.
Ni el trébol, ni las demás plantas utilizadas para la fabricación de combustible, merman la tierra arable para la producción de alimentos, según nos explica Kari Koppelmäki, investigador de doctorado del Instituto Ruralia de la Universidad de Helsinki. Koppelmäki lleva años trabajando con Eerola en el perfeccionamiento del sistema circular.
“Nuestro modelo utiliza biomasas que no compiten con la producción de alimentos”, dice Koppelmäki. “Por ejemplo, en Finlandia hay más de 200 000 hectáreas de pastizales que no se cosechan. Añadiéndoles estiércol, podrían convertirse en una importante fuente de energía. En sistemas agrícolas más intensivos, como los de Europa central, el heno o los cultivos de cobertura, que se llevan a cabo después del cultivo comercial, proporcionan materia prima potencial para la producción de energía”.
Koppelmäki afirma que hay otras granjas de cultivos ecológicos que podrían aplicar fácilmente el modelo de Knehtilä. “Es importante diseñar el sistema de forma que la producción de biogás se integre con la producción de alimentos para mejorar el suministro de otros servicios del ecosistema, como el ciclo de nutrientes y el control de la erosión”.
“La producción de biogás puede convertir las granjas consumidoras de energía en productoras de ella, y desempeñar un papel importante en la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles. Si se hace de manera inteligente, también es posible aumentar la biodiversidad en los sistemas agrícolas”, añade Koppelmäki.
Un vibrante ciclo de vida
“Cualquier campo en desuso podría convertirse en esto”, afirma Eerola. “En toda Finlandia podría haber cientos de plantas de biogás iguales a esta”. El estiércol del ganado también representa una enorme fuente potencial de biogás. Además, según el WWF, al retirar el estiércol del medio ambiente para utilizarlo en la fabricación de biogás se evita que éste coadyuve a la contaminación por nitrógeno y a las emisiones de metano.
Knehtilä forma parte de la Global Network of Lighthouse Farms (Red global de granjas faro), un proyecto dirigido por la Universidad de Wageningen (Países Bajos), que involucra a granjas comercialmente viables que ofrecen “soluciones radicales para abordar los retos de la sostenibilidad”. Los visitantes internacionales acuden con frecuencia a Knehtilä para conocer su excepcional sistema.
En Knehtilä, el rico y vibrante ciclo de la vida puede apreciarse no sólo en los exuberantes sembradíos, sino también por la presencia de los insectos y ranas que los frecuentan, y de otros animales como caballos, ovejas, cabras, pollos y conejos. La granja también es un excelente lugar para celebrar eventos, ya que uno de los graneros, de 80 años de antigüedad, ha sido reconvertido en lugar de celebraciones para bodas, representaciones teatrales y conciertos, con capacidad para albergar hasta 100 personas bajo sus altos techos.
Por Wif Stenger, septiembre de 2022