Situadas entre el suroeste de Finlandia y la costa oriental de Suecia, las islas Åland son una especie de anomalía.
El archipiélago tiene su propia asamblea legislativa, y es una autonomía dentro de la República de Finlandia. Resulta asombroso que en un mundo tan turbulento y cambiante como este, esta autonomía, junto con su estatus de territorio desmilitarizado, haya perdurado un siglo.
La población del archipiélago, de 30 000 habitantes, está preparada para un año de celebraciones en honor del centenario. El Día de la Autonomía de las Åland se celebra el 9 de junio, en reconocimiento del aniversario de la primera reunión de la asamblea autónoma, en 1922. El acuerdo que garantizaba la autonomía había sido firmado un año antes bajo los auspicios del Consejo de la Sociedad de Naciones, precursora de la ONU. La “solución de las Åland” fue probablemente el mayor triunfo del Consejo, mientras que el Ejemplo de las Åland continúa siendo un referente mundial en la prevención de conflictos y la resolución de desacuerdos entre minorías.
Perder para poder ganar
El problema era complejo y potencialmente peligroso. Tanto las Åland como el resto de Finlandia habían formado parte del Imperio ruso. (Finlandia fue Gran Ducado del Imperio ruso de 1809 a 1917.) Sin embargo, la cultura del archipiélago estaba estrechamente relacionada con Suecia, hasta tal punto que las Åland eran –y siguen siendo– de habla sueca, por mayoría abrumadora. Para que se hagan una idea, a principios de los años 20 del siglo pasado, el sueco era la lengua materna de más del 10% de la población total de Finlandia, y en la actualidad sigue siendo una de las lenguas oficiales del país.
Cuando en 1917 Finlandia se declaró independiente de Rusia, la mayoría de los habitantes de las Åland se mostró vehementemente a favor de alinearse con Suecia, y así le fue expresado al rey sueco por escrito. Como es natural, aunque Suecia acogió con agrado la idea, la nueva República de Finlandia era reacia a renunciar a cualquier parte de la soberanía que con tanto esfuerzo acababa de lograr.
Aunque a largo plazo el compromiso resultó satisfactorio para todas las partes, no fue así en el momento de la firma. «Se decidió que las Åland tuvieran la mayor independencia posible, sin ser un estado propiamente dicho», nos explica Roger Nordlund, presidente del Parlamento de las Åland y miembro del Partido de Centro, que detenta la mayoría desde la primavera de 2021. «Para las tres partes –Finlandia, Suecia y las Åland– el acuerdo representó una pérdida, porque Finlandia no consiguió la soberanía total, Suecia perdió su demanda de soberanía y las Åland no lograron la unión con Suecia».
Un presente idílico
Según nos comenta Nordlund, los habitantes de Åland no se tomaron la autonomía a pecho hasta pasada la Segunda Guerra Mundial. «En los años 50 y 60 el tráfico marítimo entre Finlandia, las Åland y Suecia empezó a crecer, lo cual contribuyó al desarrollo, y ahora tenemos un estatus de exención de impuestos dentro de la UE. Las leyes sobre educación, medio ambiente, tráfico y cultura que se aprueban aquí están al mismo nivel que las aprobadas en el Parlamento de Finlandia, en Helsinki. Solo las decisiones sobre cuestiones de defensa y política exterior le corresponden al Parlamento finlandés».
Como parte del acuerdo, la cultura, las costumbres locales, la autonomía y la lengua sueca de las Åland están garantizadas. Dichas garantías aseguran una estabilidad duradera y en buenos términos, en la que la relación con el continente al este no supone una amenaza para la identidad propia de los alandeses.
En la actualidad, quienes las visitan, ven en las Åland un lugar idílico, un delicioso mosaico hecho de graneros rojos, molinos de viento y pueblecitos, ruinas de fortificaciones, verdes prados, huertos de manzanos, bosques caducifolios y orillas escarpadas, todo ello conectado mediante transbordadores, carriles para bicicletas y puentes. Resulta imposible imaginar que las islas hayan sido una fuente potencial de conflicto en otros tiempos. Y eso es algo que merece la pena celebrar.
100 años de voluntadLa voluntad, percibida en forma de determinación y constancia en un mundo que no para de cambiar, será el tema central de las celebraciones del centenario. (La palabra en sueco es egensinne, que por sus connotaciones sería prima hermana de la palabra finlandesa sisu). En el momento de escribir este artículo, está previsto que se lleven a cabo los eventos destacados del programa del centenario que les indicamos a continuación, pero estos podrían sufrir cambios si así lo exigieran las normas y restricciones por Covid-19.
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Por Tim Bird, mayo de 2021