La idea del experimento de renta básica de dos años de duración en Finlandia es comprobar si la gente se siente más motivada a la hora de aceptar un trabajo cuando los ingresos adicionales no suponen una reducción de las prestaciones sociales que reciben.
Gané la lotería organizada por el Instituto de la Seguridad Social o, en otras palabras, fui seleccionado para participar en el experimento de la renta básica universal. Soy uno de los raros trabajadores autónomos que alternan breves temporadas de trabajo con periodos de desempleo a los que se les ofreció esta oportunidad.
El objetivo del experimento es simplificar los trámites de la seguridad social y eliminar la trampa del desempleo, que impide que la gente acepte un trabajo por temor a perder las ayudas sociales. En el experimento, 2000 adultos están recibiendo una renta básica de 560 euros al mes durante dos años, sin ninguna condición adicional. Se diseñaron grupos para seleccionar de entre ellos a los participantes, personas desempleadas con edades comprendidas entre los 25 y los 58 años, y que estuvieran recibiendo subsidios de desempleo básicos, es decir, los llamados subsidios del mercado laboral, o la prestación básica por desempleo, en noviembre de 2016.
El experimento de la renta básica comenzó en enero de 2017, recibiendo una gran cobertura por parte de los medios de comunicación de todo el mundo. Hasta la fecha, me han entrevistado para la BBC, la Rai Uno, Tageszeitung y otros medios.
La pregunta que más me hacen es: «¿Cómo ha cambiado tu vida el experimento de la renta básica?».
La respuesta es simple: desde el punto de vista económico, mi vida no ha cambiado. La prensa internacional parece sorprenderse al enterarse de que Finlandia ya tiene un sistema que proporciona una seguridad económica básica a los ciudadanos en diversas situaciones de la vida. Porque en la mayor parte del mundo esto no sucede.
Aceptar pequeños trabajos
Sin embargo, para mí, la participación en este experimento ha tenido muchos efectos psicológicos positivos. Prefiero recibir una renta básica y no tener que luchar con el antiguo sistema teniendo que rellenar sus complicados formularios.
Antes no aceptaba ningún trabajo pequeño por temor a perder las prestaciones y tener que volver a solicitarlas. Desde el punto de vista económico, no merecía la pena aceptarlos, ya que la burocracia que conllevaban era inmensa. Me siento mucho más seguro ahora que los trabajos de corta duración ya no reducen mis prestaciones, ni retrasan el pago de las mismas.
Gracias al experimento, puedo asistir a eventos para promocionar mis libros, por ejemplo. Lo que se obtiene en dichos eventos es muy poco, y por eso antes no tenía sentido asistir a ningún seminario en bibliotecas o colegios. El experimento ha reducido mi tasa impositiva considerablemente. Ahora digo «sí» a todas las invitaciones.
A principios de 2017, recibí una beca de la Fundación Cultural Finlandesa para acabar un libro de no ficción, el cual fue publicado en la primavera de 2017. Actualmente, estoy trabajando en nuevos proyectos de libros, pero hasta el momento, no he recibido ninguna beca más. He enviado varios artículos a editoriales, pero no puedo facturarlos hasta que no hayan sido publicados. Además, he mandado decenas de solicitudes a empresas del sector de la comunicación y el periodismo, pero no he sido invitado a realizar entrevista alguna.
Una renta básica por sí sola no es suficiente para vivir. Mis gastos básicos son de casi 2000 euros al mes. Esa es la cantidad que necesitaría ganar regularmente con la escritura. Normalmente, una persona desempleada puede ganar 300 euros sin perder las ayudas por desempleo. Una vez alcanzado ese límite, el ingreso neto sería el 50% del ingreso adicional.
Solicitar la prestación ajustada por desempleo exige que el solicitante informe de cada ingreso recibido, lo que puede retrasar el pago de la ayuda, debido a los largos plazos de procesamiento.
En el nuevo sistema no es necesario informar de ello. Me puedo concentrar en la escritura y en la búsqueda de empleo. Tengo la impresión de que la renta básica le da a uno mayor libertad y hace que la sociedad sea más igualitaria.
Por Tuomas Muraja, ThisisFINLAND Magazine 2018