El archipiélago de las Åland lo forman más de 6500 islas e islotes registrados, de los cuales aproximadamente 65 están habitados, siendo su población total de unas 29 000 personas. Más de un tercio de la población vive en la capital regional, Mariehamn, mientras que el más pequeño de los 16 municipios de Åland, Sottunga, sólo tiene unos 90 habitantes.
Al ser autónomo, el territorio también disfruta de los derechos de promulgar sus propias leyes y decidir sobre muchas cuestiones clave. Los tratados internacionales precisan que las Åland forman una zona desmilitarizada y neutral, y a menudo son citadas como ejemplo de cómo una cultura minoritaria y autónoma puede prosperar dentro de una nación más grande.
Hoy en día los principales medios de vida son el transporte marítimo, el turismo, la agricultura, la banca y el comercio. Hemos hablado con cinco personas que residen en el archipiélago de Åland para que nos cuentes cómo es la vida en él.
La positividad merece ser premiada
En 2016, la Cámara Júnior de Comercio de Mariehamn declaró a Anders Wiklund y a su esposa Camilla las personas más positivas de Åland, otorgándoles una mención por su trabajo ayudando los miembros más desfavorecidos de la sociedad.
Los Wiklund viven con sus cuatro hijos, un perro y varios gatos en una aldea al norte de Mariehamn, un lugar donde se respira la paz del mar y del bosque, con campos y prados prácticamente a la puerta de su casa. Anders es director general de una empresa local que opera en el mercado global.
“Aunque las cosas que hay aquí existan a pequeña escala, al mismo tiempo se puede acceder al mundo global del trabajo”, nos dice. “¿Qué más se puede pedir?”.
Disfruta de un trabajo estimulante, al tiempo que vive en un lugar seguro, de fácil acceso a los servicios y rodeado de una hermosa naturaleza. Además de practicar a menudo el senderismo y la pesca, Anders se mantiene en forma y corre en varias competiciones cada año. En los días libres le gusta pasar el tiempo en su casita de campo de Kökar, el municipio más oriental de Åland, donde aprovecha para tomarse un respiro de la vida cotidiana y centrarse enteramente en su familia.
“Creo que ver lo diferente que puede ser la vida de otras personas cuando las ayudas es muy motivador”, dice. “Me gusta ver el lado positivo de las cosas. Es el propósito que me hago cada día al levantarme”.
Una teletrabajadora de ida y vuelta
La sueca Mia Hanström se mudó a la isla principal de Åland —así es como los isleños llaman a la más grande del archipiélago— hace más de 30 años, por motivos de trabajo. Unos años más tarde tuvo la oportunidad de trasladarse a Kumlinge, una isla al este de la isla principal con poco más de 300 habitantes. Vive cerca de la naturaleza, lo que le permite experimentar el paso de las estaciones, algo que ella aprecia mucho.
“Por eso no me importa tanto viaje de ida y vuelta hasta Kumlinge”, afirma.
Mia trabaja por cuenta propia como consultora en trabajo juvenil e igualdad de oportunidades. También dirige un grupo educativo y participa en varias asociaciones y juntas directivas. El viaje entre Kumlinge y Mariehamn dura dos o tres horas en coche y transbordador. Su solución ha sido trabajar a distancia, y parece que le funciona bien. Tiene un despacho en su casa de Kumlinge y un espacio de oficina en Mariehamn. Además, el trabajo suele cundirle mucho en el transbordador.
“Me centro en aprovechar al máximo el tiempo que paso viajando”, dice.
En casa tiene a su familia y un buen surtido de animales: burros, caballos, gatos, gallinas, e incluso abejas. “Lo que más me gusta es estar al aire libre con mis animales”, dice. La familia también alberga voluntarios en la granja.
“Esto es calidad de vida: la naturaleza a la puerta de tu casa, y a la orilla misma del agua”, dice satisfecha. “El ambiente del mar le hace bien al espíritu”.
Cartero y levantador de potencia
Kenneth Sandvik, a quien todos llaman “Kenta”, no solo es cartero, sino que además tiene en su haber numerosos títulos obtenidos en campeonatos finlandeses, europeos y mundiales de powerlifting (levantamiento de potencia), incluyendo los récords europeo y mundial. Vive con su esposa e hija en una casa de reciente construcción en Jomala, a las afueras de Mariehamn. Lleva toda la vida en Åland, mientras que su esposa —que también compite en levantamiento de potencia— se mudó desde Eslovaquia en 2005.
“Antes de que nuestra hija naciera, siempre entrenábamos juntos, pero ahora nos turnamos”, dice Kenneth Sandvik. “Nuestro entrenamiento habitual es tres veces a la semana”.
“Kenta” está convencido de que lo más importante en el powerlifting es el sentimiento de comunidad.
“La parte social del entrenamiento y la competición es, cuando menos, tan importante como los logros deportivos”, afirma. “Otra ventaja del powerlifting, es que uno constata de forma real y directa cómo ha progresado en su entrenamiento. Lo que levantas depende de lo bien que hayas entrenado”.
Nos cuenta que el deporte es una parte importante de la sociedad y la vida empresarial de Åland, de modo que siempre se puede disponer de una buena ayuda financiera en forma de aportaciones o patrocinios.
“Claro que viajar a las competiciones cuando vives en una isla se vuelve un poco más complicado”, dice, “pero vivir en Åland es agradable. Todo está cerca”.
Una joven artista de la fotografía
La artista fotográfica Nayab Ikram reside con sus padres y dos periquitos en Åland, concretamente en Mariehamn. Sale a menudo a caminar.
Su hermana mayor se ha mudado al continente, y Nayab ha pasado largas temporadas en Estocolmo. Cuando regresa a Åland después de largos y a menudo intensivos períodos, es cuando más aprecia su isla. Es un lugar donde puede respirar con tranquilidad. La brisa del mar y ver el agua es importante para ella.
“Camino a lo largo de la costa para aclarar mis pensamientos y lograr un poco de paz”, nos explica. “En Åland puedo detenerme y ponerme al día conmigo misma, y lo bueno es que puedo venir aquí cuando quiero. Es para mí un alto en el camino muy importante para mi proceso creativo”.
El Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), el Primero de Mayo y la noche de San Juan, son fechas de gran significado para ella: “Es cuando los amigos y la familia nos reunimos para celebrar algo, porque en otras ocasiones estamos en lugares diferentes”.
El archipiélago de Åland, y su pequeña comunidad, han influido en Ikram, y esto se refleja en su trabajo de artista fotográfica, que aborda la identidad cultural y la formación de la identidad a través de diferentes medios visuales.
“La gente de Åland es muy voluntariosa”, dice, “comparten sus conocimientos y es fácil obtener ayuda. Eso me enternece. Åland ha logrado que me sienta segura”.
Lácteos orgánicos en una granja con historia familiar
Jennifer Sundman vive con su marido y dos hijos en Sund, en el norte de Åland, en la granja que es propiedad de su familia desde 1815.
“Desde niña siempre dije que me haría cargo de la granja y que criaría vacas”, dice.
Al igual que mucha otra gente Åland, se marchó al continente para estudiar al acabar la escuela secundaria. Mientras se preparaba para ser agrónoma zootecnista en Uppsala, Suecia, conoció a su marido, que también es de Åland. Cuando hacia el final de sus estudios se adentró en los conocimientos sobre las granjas de producción de leche, supo de inmediato que aquello era lo que quería hacer en su granja.
Después de graduarse, la pareja regresó a Åland, a la ancestral granja de Jennifer. Construyeron en ella una pequeña lechería, y ahora la leche orgánica de sus propias vacas sirve para hacer quesos, yogur, halloumi y helados. También cultivan cebollas, patatas, grano y forraje para los animales.
“Lo mejor de vivir aquí en Sund y en el archipiélago, es la naturaleza”, nos dice Jennifer.
“La primavera es mi estación favorita. Es tan verde, los días se hacen más largos y podemos sacar a los terneros. La época cercana al solsticio de verano, San Juan, es mágica, pero también me gustan los hermosos días de otoño”.
“Me encanta vivir en esta granja. Contemplar las huellas dejadas por las generaciones anteriores hace que uno se sienta más humilde”.
Por Linda Wiktorsson-Lång, junio de 2017