Cuando las ciudades facilitan el que se pueda llevar un estilo de vida ecológico, la gente suele animarse a hacerlo.
Anna Evilä (39) fue scout de niña, así que sabe bien que hay una respuesta para cada problema. Tres años atrás, la pregunta que acaparaba su atención era cómo fomentar el espíritu de comunidad y compromiso con la sostenibilidad entre la gente de Kerava, su ciudad natal, de 36 000 habitantes.
“Como individuo, deseas actuar de manera ecológica, pero no siempre es fácil”, dice. “Necesitas información y necesitas poder comparar. Cuando llevas una vida ajetreada, resulta complicado”.
“Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de crear un lugar en la ciudad donde estuviera disponible toda la información necesaria. No iba a ser un centro de reciclaje, sino un lugar para compartir ideas y donde se pudiera dar una segunda vida a las cosas, antes de desecharlas”.
Al haber sido concejala, Evilä sabía cómo se tomaban las decisiones municipales. Ha estudiado tecnología ambiental y desarrollo sostenible, es licenciada en administración hotelera y también ha realizado cursos de desarrollo empresarial y educación comunitaria.
“En Finlandia, si puedes argumentar bien un proyecto, las autoridades te darán la oportunidad de probarlo y ver qué sucede. Presenté un borrador del plan ante las autoridades de Kerava y les gustó”. También obtuvo financiación de Sitra, el Fondo Finlandés de Innovación.
Valiéndose de su red de contactos, logró reunir un buen equipo. Una antigua casa de campo vacía, propiedad del municipio, se convirtió en el centro, al que llamaron Jalotus.
“A lo largo de varias conversaciones con el municipio, decidimos qué servicios podían transferirse a Jalotus. En la actualidad, nuestras actividades consisten en reparaciones, préstamos, intercambio de bienes y formas de mejorar la autosuficiencia. También estamos recuperando la tradición maestro-aprendiz”.
Decisiones sostenibles
Evilä cree que las pequeñas cosas pueden marcar la diferencia en el cambio climático, pero se puede lograr aún más haciendo elecciones importantes sobre cómo vivimos y viajamos. Ella misma ha reorganizado su propio estilo de vida para hacerlo más sostenible.
“¿Por qué necesitaría una gran cantidad de espacio personal? Vivo con más gente, aparte de los miembros mi familia. Bajo el mismo techo, pero cada uno en su habitación, vivimos mis dos hijos, Hemmo (5) y Menni (7), mi madre, Marja-Liisa (73), una inquilina, Mira (33), y yo.
“Como tengo mucho sitio en el patio, se lo dejo a mis amigos para que cultiven allí, así que al mismo tiempo aprendo sobre plantas”.
La familia no tiene coche, así que utilizan la bicicleta para desplazarse. Procuran comprar solo cosas que necesiten y que vayan a durar. Raramente comen carne roja. Evilä dice que actualmente está reorganizando su armario:
“Las prendas que uso todo el tiempo, como ropa interior y camisetas, son duraderas y ecológicas. Cuando necesito ropa para ocasiones especiales, la alquilo”.
Sus hijos siempre han estado en contacto con la naturaleza. Es habitual ver ovejas, pollos y conejos en el patio de Jalotus. El reciclaje y el compostaje son algo natural en su vida cotidiana.
“Hace unos años estuve cuidando a mi padre, que tenía una enfermedad terminal”, dice Evilä. “Tuve tiempo de pensar en lo que era importante para mí. Quiero vivir cerca de las personas queridas y quiero poder decirles a mis hijos que he hecho lo posible para frenar el cambio climático”.
Por Marina Ahlberg, ThisisFINLAND Magazine 2020