Parece bastante seguro que en las elecciones presidenciales de finales de enero de 2018 (con una posible segunda vuelta en febrero), Niinistö será reelegido para un segundo mandato.
En el momento de escribir el presente artículo —principios de enero— resulta aún difícil de creer que en Finlandia vayan a celebrarse unas elecciones presidenciales el 28 de enero. El debate político se está caracterizando por la falta de entusiasmo, a pesar de que las elecciones están ya a la vista y de que los ocho candidatos a la presidencia están intentando sacar adelante sus campañas electorales lo mejor posible.
En estos días no cesan las especulaciones sobre la posibilidad de que el actual presidente, Sauli Niinistö, sea reelegido directamente en la primera vuelta, o si por el contrario se verá obligado a enfrentarse en una segunda ronda contra el candidato que más se le acerque en los resultados.
De no haber ningún candidato que gane más de la mitad de los votos en la primera ronda, la segunda tendría lugar el 11 de febrero. El siguiente mandato presidencial de seis años comenzará el 1 de marzo de 2018.
La popularidad de Niinistö es excepcionalmente alta, así que nadie duda de su reelección. Las encuestas de opinión muestran que una clara mayoría de votantes lo respaldan.
Un presidente en ejercicio y siete aspirantes al cargo
En cuanto a la popularidad del actual presidente, no se trata de un fenómeno pasajero. Niinistö lleva siendo el político más popular de Finlandia desde que sacara el mayor número de votos a nivel nacional en las elecciones parlamentarias de 1995.
A sus 69 años, Niinistö ha protagonizado una larga carrera política. Fue miembro del Parlamento de 1987 a 2003 y de 2007 a 2011. Fue ministro de gabinete de 1995 a 2003, un año como ministro de justicia y siete como ministro de economía. También presidió el partido conservador Coalición Nacional (PCN) de 1994 a 2001.
En las anteriores elecciones presidenciales de 2012, Niinistö se presentó como candidato del PCN. Pasó a la segunda ronda, y obtuvo el 62,6% de los votos, mientras que el 37,4% fue para su oponente, el diputado de los Verdes, Pekka Haavisto.
Haavisto vuelve a presentarse, y las encuestas le conceden alrededor de un 10% de apoyo, cifra que se correspondería con el respaldo obtenido en el seno de su partido, según las encuestas internas de apoyo general. Comparativamente, los candidatos de dos de los grandes partidos, el diputado del Partido de Centro, Matti Vanhanen, y la diputada socialdemócrata Tuula Haatainen, han quedado muy por debajo de las cifras de popularidad en el seno de sus propios partidos. También se presentan Laura Huhtasaari, del partido populista Verdaderos Finlandeses, Merja Kyllönen, de la Alianza de la Izquierda, Nils Torvalds, del Partido Popular Sueco, y el veterano Paavo Väyrynen, miembro del Partido de Centro, que se presenta como independiente. Con excepción de Sauli Niinistö y Pekka Haavisto, las cifras de apoyo de los demás candidatos se han mantenido en su mayoría por debajo del 3%.
Un favorito no afiliado
Niinistö eligió presentarse, no bajo el estandarte de PCN, sino como candidato de un “movimiento de ciudadanos” no afiliados. Las reglas obligan a que los candidatos con estas características presenten no menos de 20 000 firmas de apoyo, y la organización de Niinistö logró recoger más de 150 000 durante el verano de 2017.
El antiguo partido del presidente respalda su candidatura y los activistas de PCN participan en el movimiento ciudadano. Niinistö disfruta también del firme respaldo de los líderes empresariales de Finlandia, cosa que se puso de manifiesto a finales de diciembre de 2017 con la publicación de una lista de los principales contribuyentes a su campaña. Entre ellos se encuentran el antiguo presidente de la compañía Nokia, Jorma Ollila, y el actual presidente de esta, Risto Siilasmaa.
Las importantes razones que han suscitado este movimiento ciudadano de apoyo a Niinistö son tres.
La primera es que, cuando un presidente en ejercicio se presenta como candidato de un movimiento independiente, a los votantes les resulta más fácil votar por él en la primera vuelta.
La segunda es que, como candidato de un grupo de estas características, Niinistö no está obligado a participar en las disputas políticas nacionales, cosa que hubiera podido debilitar su popularidad. Niinistö se ha centrado en la política exterior, distanciándose casi por completo de la discusiones políticas de índole nacional.
La tercera razón es la diferencia de opinión de Niinistö y el partido conservador del que era miembro sobre el ingreso de Finlandia en la OTAN. Mientras que el PCN respalda los esfuerzos para unirse a la alianza, Niinistö se opone a ello.
Si Niinistö se hubiera presentado bajo el estandarte del PCN, se hubiera visto obligado a dar explicaciones sobre tan incómoda contradicción.
Es necesario tener en cuenta que solo uno de cada cinco ciudadanos está a favor de solicitar el ingreso de Finlandia en la OTAN, según una encuesta de opinión pública llevada a cabo a finales de 2017. Asimismo, tres cuartas partes de los participantes en dicha encuesta señalaron que estaban satisfechos con la política exterior del país y las medidas de la dirección del gobierno. El presidente recibió buenas notas y se ha centrado en liderar el camino en las relaciones internacionales, tal como lo indica la constitución.
Moderación en los debates electorales
El amplio consenso sobre política exterior también se percibe en los debates de la campaña presidencial. Los candidatos de los partidos más grandes, como Vanhanen (Centro), Haatainen (Socialdemócratas) y Haavisto (los Verdes), así como Niinistö, coinciden unánimemente en los asuntos más importantes de la política exterior. Cualquier diferencia de opinión se debe a meros matices.
Los candidatos de los grupos más pequeños, como Huhtasaari, Väyrynen y Torvalds están intentando desempeñar el papel de rivales. Huhtasaari y Väyrynen son críticos con la UE, mientras que Torvalds se muestra partidario del ingreso de Finlandia en la OTAN. Sin embargo, y a pesar de sus esfuerzos, no han logrado hacerse con el protagonismo en la arena política.
Es probable que el ambiente de la campaña se caldee antes del 28 de enero, y que los debates electorales entre los candidatos se vuelvan más duros, algo que podría alterar la constelación política en el momento en que los votantes acudan a las urnas.
Pero, si hay algo que pudiera socavar la popularidad de Niinistö en la recta final de la campaña, ¿de qué se trataría?
La posición de Niinistö podría debilitarse de suceder a la vez dos cosas: que fracase en los debates finales, y que, simultáneamente, sus rivales logren un gran éxito. Fundamentalmente se trata además de si la ciudadanía finlandesa desea que la competición sea a dos rondas, o de si prefieren hacerlo de una vez y a la primera.
Por Unto Hämäläinen, enero de 2018