La gente suele pensar erróneamente, que las lenguas que se hablan en países vecinos están relacionadas entre sí.
Los finlandeses suelen toparse con preguntas como «¿el finés es como el sueco?» o «¿en Finlandia todo el mundo habla ruso?» La respuesta a ambas preguntas es «no». El sueco –aunque es la otra lengua oficial de Finlandia- y el ruso, pertenecen a la familia de idiomas indoeuropeos, mientras que el finés pertenece a la familia finoúgrica, a la cual pertenecen también el húngaro, el estonio, el sámi (hablado por el pueblo indígena del norte de Finlandia), así como otros idiomas menos conocidos, que se hablan en Rusia. Los idiomas finoúgricos comparten el suficiente léxico y características como para demostrar su origen común. Aunque a lo largo de miles de años los idiomas de esta familia se hayan desarrollado independientemente, sus características comunes incluirían:
1) Ausencia de género (en finés, el pronombre hän se usa igualmente para él y ella).
2) Ausencia de artículos.
3) Palabras muy largas (muchas sílabas) debido a la estructura aglutinante del lenguaje.
4) Numerosos casos gramaticales (declinaciones).
5) Posesión expresada por medio de sufijos.
6) Pospositivos además de preposiciones.
7) No hay un verbo equivalente a tener.
Son varias las teorías que especulan sobre el momento y el lugar de nacimiento de la lengua protofinoúgrica. Según la teoría más aceptada, el finés y el húngaro de hallarían separados por 6.000 años de desarrollo independiente.
La pregunta que siempre ha interesado a los estudiosos finlandeses es cuánto tiempo llevan los finohablantes asentados en Finlandia. En la actualidad se piensa que los hablantes de la lengua finoúgrica han permanecido en el área de lo que hoy es Finlandia desde 3.000 años antes de Cristo. Durante los siguientes milenios, proliferaron los contactos entre los hablantes del finoúgrico y sus vecinos hablantes de lenguas indoeuropeas (lenguas bálticas, germánicas y eslavas). Los numerosos préstamos adoptados por el finés, el estonio y las demás lenguas baltofinesas (carelio, ludiano, vepsio, votio y livonio) demuestran la existencia de contactos entre los hablantes de lenguas finoúgricas y los de lenguas indoeuropeas. Y no sólo se trata de préstamos de vocabulario, sino que éstos también incluyen aspectos gramaticales. La mayor parte de los préstamos presentes en el finés actual, provienen de las lenguas germánicas y escandinavas, especialmente del sueco.
Por Hannele Branch, lectora de lengua finlandesa en la Universidad de Londres