La nieve cae suavemente sobre la superficie helada del lago Saimaa, el más grande del país, mientras un amanecer azul ilumina la Finlandia Oriental. Mikko Uimonen agarra una pala ancha, conocida en finés como lumikola (“quitanieves”) y se pone a amontonar la nieve junto a las rocosas orillas del lago para formar un ventisquero.
Al principio cuesta imaginar el por qué de tan hercúlea tarea, pero Mikko Uimonen y sus compañeros voluntarios lo hacen por una buena causa: ayudar a las focas anilladas, una especie de agua dulce en peligro de extinción cuyo hábitat es el laberinto de bahías e islas que forman el lago Saimaa, y cuya población total se estima que es en estos momentos de unos 360 individuos.
A medida que se acerca la temporada de reproducción, los trabajadores forman estos ventisqueros artificiales para que las focas puedan guarecerse en ellos y criar a sus cachorros. Durante los inviernos con poca nieve, la tasa de mortalidad de estos puede sufrir un acusado aumento.
A finales de enero, son más de un centenar los voluntarios que trabajan amontonando nieve alrededor del inmenso lago helado. Al igual que Mikko Uimonen, la mayoría de ellos son gente de la zona que dedica su tiempo y esfuerzo a a ayudar a sus vecinos, aunque en este caso se trate de unos mamíferos acuáticos. “Para ayudar a las focas solo hacen falta una pala y mucha energía”, afirma. “Es gratificante pensar que con esto estamos ayudando a preservar las focas del lago Saimaa para las generaciones futuras”.
Hay que echarle una mano a la naturaleza
Uimonen acumula una capa de nieve tras otra en el ventisquero artificial, y aplana de vez en cuando la superficie para endurecerla antes de añadir la siguiente capa. Las focas necesitan ventisqueros de casi un metro (39 pulgadas) de profundidad para poder guarecerse en invierno. Debido al cambio climático, los ventisqueros naturales adecuados han sido escasos estos últimos inviernos, por lo que las focas necesitan que estos voluntariosos vecinos les echen una mano.
Pero no sirve de nada amontonar la nieve al tuntún en cualquier parte del lago. Todo el que quiera ayudar debe ponerse primero en contacto con los expertos de Parks & Wildlife Finland, una división de Metsähallitus (la Administración Forestal). Son ellos los que coordinan el trabajo con ayuda de la Universidad de Finlandia Oriental y WWF Finlandia.
Las focas han hecho buen uso de los ventisqueros artificiales. En invierno de 2014, año en el que la nieve fue muy escasa, estos resultaron cruciales para las focas que estaban criando, ya que más del 90 por ciento de los cachorros nacidos durante la estación fueron criados en estas madrigueras artificiales. “A las focas no les importa en absoluto si sus madrigueras son naturales, o hechas por el ser humano”, afirma Mikko Uimonen.
En los últimos tiempos han nacido más de 60 focas por año. La cifra subió a 86 en 2016, pero sólo el tiempo dirá si se trata de una anomalía o del comienzo de una tendencia.
El lago y su fauna son el orgullo de todos
El lago Saimaa ha tenido una gran importancia para Mikko Uimonen durante toda su vida: “Desde mi niñez, siempre he vivido a un tiro de piedra del lago. Cuando era pequeño solía salir a pescar con mi padre y mis tíos y fue en el transcurso de una de aquellas salidas cuando por primera vez me encontré con las focas”.
En los 90, Mikko Uimonen realizo numerosas y largas excursiones de esquí por el lago durante los inviernos, tirando de un trineo en el que transportaba su equipo de supervivencia. En una de aquellas excursiones conoció al famoso documentalista, escritor y fotógrafo Juha Taskinen. Gran parte del trabajo de Taskinen se ha centrado en el lago Saimaa y su vida silvestre, especialmente en las focas. Las historias que Taskinen le contó a Mikko han dejado en él una profunda huella.
“Sus relatos me han servido verdaderamente de inspiración”, afirma. “Es maravilloso que tengamos un gran lago como este… y que lo compartamos con unas focas tan especiales. Realmente, vivir aquí es un privilegio”.
Después de aquellos encuentros, Mikko Uimonen se ofreció voluntario para ayudar en la investigación que la Universidad de Finlandia Oriental estaba llevando a cabo, observando el comportamiento de las focas del Saimaa. Ha ayudado a los científicos en muchas cuestiones prácticas, facilitando así que estos puedan concentrarse en la investigación.
“Aunque las focas anilladas del Saimaa han sido bastante estudiadas, siguen siendo unos animales enigmáticos y aún hay muchas cosas de su mundo submarino que no entendemos completamente”, dice.
La emocionante maravilla del invierno
Para Mikko Uimonen, que trabaja como bombero, el lago Saimaa representa sobre todo un lugar para relajarse y olvidar cualquier preocupación que tenga. “Aunque conozco el lago bastante bien, nunca deja de sorprenderme”, comenta. “Hay en él tantas bahías y ensenadas pequeñas, que una vida entera no bastaría para explorarlas todas”.
Lo que más le gusta es explorar el lago Saimaa durante el invierno. “Todo es paz. Por lo general, no hay nadie en el hielo —raras veces se topa uno con un esquiador o un pescador— y los colores de la naturaleza son simples y puros: la blancura de la nieve, la claridad del hielo y el gris oscuro de las rocas. Nunca deja de emocionarme”.
A Mikko Uimonen no parecen importarle el viento penetrante ni la manera que el frío extremo tiene de traspasarlo a uno y congelarle los dedos. “Esas son sensaciones que lo hacen a uno sentirse vivo de verdad”, dice riéndose.
El tenue sol de invierno se va hundiendo ya en el horizonte cuando Mikko Uimonen y sus compañeros dejan de apilar la nieve, lo cual no quiere decir que el proyecto haya llegado a su fin. Cuando el pleno invierno empiece a convertirse en primavera, Mikko Uimonen se acercará las potenciales madrigueras de cría para contar cuántas han sido ocupadas, y también cuántos nuevos cachorros han sido criados con seguridad, gracias al trabajo de los voluntarios.
El lago Saimaa: un sistema lacustre excepcional y laberínticoEs el lago más grande de Finlandia y el cuarto más grande de Europa |
Por Tiina Suomalainen, febrero de 2017