Ropa de diseño hecha de velas de barco usadas, cepillos para lavar la vajilla hechos de bolsas de plástico, nutrientes para la agricultura a partir de pilas, y chimeneas hechas de escombros: en 2017 Finlandia batió su propio récord reutilizando nada menos que el 99% de los residuos municipales.
El 41% de los desperdicios fueron reciclados como materiales, mientras que el 58% fue incinerado para obtener energía. A medida que la utilización de los residuos ha ido volviéndose más eficiente, el número de basureros ha descendido de manera significativa. En estos últimos años han sido clausurados más de 2000, y en el momento de publicarse este artículo, quedan abiertos menos de 350.
Finlandia continúa esforzándose en incrementar su índice de reciclado de materiales. La incineración de basura para producir energía no está exenta de problemas, ya que produce cenizas y escoria, dos residuos que habitualmente no pueden aprovecharse para nada más. Ambos subproductos han de ser almacenados y hay que agitarlos periódicamente, lo cual consume electricidad.
Casi todo puede reciclarse
«En Finlandia se recoge el papel desde 1910», nos explica Sirje Stén, consejera del Ministerio de Medio Ambiente. «Los trapos y la ropa vieja ya se recogían desde mucho antes. Las prendas solían estar hechas de algodón, que se usaba para hacer papel. El vidrio, y especialmente el metal, eran materiales valiosos, y su recolección viene de muy antiguo».
La recogida de basura orgánica, tal como la conocemos actualmente, comenzó en las ciudades finlandesas en 1990, seguida de la del plástico, en 2010.
Los municipios y las ciudades tienen la responsabilidad de recoger varios tipos de residuos. En Helsinki, por ejemplo, en todos los edificios que tienen como mínimo 20 viviendas tiene que haber contenedores separados de recogida para basura orgánica, papel, cartón y cartulina, vidrio y pequeños artículos de metal, además de los contenedores de basura no selectiva. Muchas comunidades de propietarios también recogen plástico.
Las pilas y las bombillas pueden ser retornadas en cualquier tienda que las venda. Otros residuos domésticos, como muebles, aparatos eléctricos o desechos procedentes de la remodelación de viviendas, suelen llevarse a centros de reciclaje. En la actualidad se está desarrollando un sistema de recogida de residuos textiles.
Cuanto más sencillo, más se recicla
«Las objeciones más habituales a las que se enfrenta el reciclaje es que se considera difícil, que los puntos de recogida están lejos, y que en casa no hay espacio suficiente para ello», dice Asta Kuosmanen, especialista de la Las Martas (en finés, Martat), una ONG que promueve el bienestar y la calidad de vida domésticos. Por eso hay que conseguir que el reciclaje sea lo más simple y gratificante posible.
Los puntos de recogida deberían estar lo más cerca posible, preferiblemente en el patio de cada edificio. Hasta en una casa pequeña caben contenedores compactos y separados para diferentes tipos de residuos, de manera que juntarlos no se convierta en un rollo.
«El asesoramiento y la comunicación también tienen su impacto en el reciclaje: a los consumidores se les debe hablar sobre los beneficios concretos que tiene reciclar y sobre cómo se usan los materiales», nos explica Kuosmanen.
«El sistema finlandés de depósito retornable de envases ha demostrado ser excelente. Recogemos prácticamente el 100% de los envases de bebidas», dice Sirje Stén. Los envases se utilizan para producir nuevas latas y botellas. El resto del vidrio reciclado se usa para hacer tarros de conserva para mermeladas, botellas o fibra de vidrio. El vidrio también se utiliza en proyectos de ingeniería civil.
En Finlandia también se recicla la mayor parte del papel y del cartón. El papel se utiliza para fabricar papel de periódico y toallas, mientras que el cartón se convierte en tubos para los rollos de papel o de textiles.
La economía circular estimula las oportunidades
En una economía circular, la producción, el consumo y los servicios se organizan de la forma más sostenible posible. El objetivo es que artículos y materiales se mantengan en circulación por el mayor tiempo que se pueda, manteniéndolos, reparándolos, dándoles nueva forma y reutilizándolos. Una forma de minimizar la creación de residuos es evitando envoltorios innecesarios y productos de un solo uso.
Cuando se produce basura, se recoge por separado y se utiliza de la manera más eficiente posible. Esto proporciona oportunidades de negocio, ya que las empresas idean nuevas formas de explotar el material recogido. En Finlandia los tractores averiados que ya no pueden ser reparados se desmontan para obtener piezas, el viejo material de los tejados se convierte en materia prima para hacer asfalto, y los posos del café son una excelente base para cultivar champiñones.
Algunos restaurantes finlandeses producen su comida a partir de excedentes alimentarios procedentes de donaciones. Los jefes de restaurantes y tiendas utilizan aplicaciones móviles para vender comida a precio de descuento una vez pasada la hora del almuerzo, o si ven que se acerca su fecha de caducidad. Ciertos grupos reparten excedentes de comida de manera gratuita o a cambio de un precio simbólico. En Helsinki también se han hecho experimentos con frigoríficos solidarios, en los que todo el mundo puede dejar la comida que no necesita, o tomarla si le hace falta.
Ropa nuevecita de segunda mano
Habitualmente, la ropa en buenas condiciones se donaba o se vendía en los rastrillos o en las tiendas de beneficencia, pero en la actualidad surgen continuamente nuevos servicios en línea que facilitan mucho la compraventa de ropa usada.
Las empresas finlandesas están dando uso a textiles que no se pueden vender: Remake Ecodesign se dedica a “supraciclar” prendas de segunda mano en colecciones producidas en serie, mientras que Globe Hope fabrica ropa de diseño y accesorios a partir de excedentes, por ejemplo de viejas telas del ejército, velas y material publicitario. Pure Waste transforma los residuos de la industria textil en materia prima para la nueva industria de la confección.
En estos momentos también se están desarrollando varios proyectos piloto de fabricación de hilos y telas nuevos a partir de ropa inservible y residuos textiles. La meta final es que para 2020 se logre reciclar el 50% de los residuos municipales, y que en 2025 la cifra llegue al 55%.
Por Anna Ruohonen, junio de 2019