La identidad nacional de Finlandia está profundamente unida al Kalevala, una obra de poesía épica recopilada en el siglo XIX a partir de una tradición oral del folklore antiguo y la mitología.
El 28 de febrero es oficialmente el Día del Kalevala y Día de la Cultura Finlandesa.
Numerosos artistas, escritores y músicos han encontrado en el Kalevala su fuente de inspiración, sobre todo durante la etapa del Romanticismo Nacional, a finales del siglo XIX. Sin embargo, pocos han sabido reflejar su espíritu como el pintor finlandés Akseli Gallen-Kallela (1865–1931). Sus ilustraciones de la epopeya agitaron la imaginación y las pasiones de los lectores, que gracias a su pincel pudieron ver cómo los viejos textos cobraban vida.
Algunas de las obras maestras más famosas de Gallen-Kallela inspiradas en el Kalevala, como el tríptico La Leyenda de Aino, se exhiben en el Museo de Arte Ateneum de Helsinki —la sucursal clásica de la Galería Nacional—, y dan testimonio de una idea de Finlandia cuyo origen se remonta al pasado.
Pero, ¿qué significa ser finlandés en nuestros días, y cómo se conecta eso con el Kalevala?
Conectar el pasado y el presente
La actual exposición en el Museo Gallen-Kallela —perteneciente a la ciudad de Espoo, al oeste de la capital— trata de responder a esas preguntas a través de algunas de las obras menos conocidas, pero relevantes, que el artista pintó sobre el Kalevala (hasta el 5 de mayo de 2019). Bajo el título de El Kalevala, En otras palabras, en la muestra están presentes algunos de los bocetos preliminares de sus clásicos, que dan una idea del desarrollo de la obra de Gallen-Kallela sobre el Kalevala, así como obras inacabadas y nunca antes expuestas de este artista que ayudó a formar el carácter de la nación.
«Uno de nuestros objetivos en esta exposición es conectar más el Kalevala con el presente y la época contemporánea», dice Mari Viita-aho, directora de proyectos del museo. «La pregunta a la que queremos responder es “¿Qué significa hoy ser finlandés?” ».
El gran edificio y la torre que albergan el Museo Gallen-Kallela es parte del atractivo de cualquier exposición que se celebre en él. Acabado de construir en 1913 en el bosque de Tarvaspää, a orillas del mar, estaba destinado a ser el hogar de Gallen-Kallela y su familia. Funciona como museo desde 1961, y parte de la exposición En otras palabras ha sido ubicada en el espacioso estudio del pintor, conservado prácticamente tal como era en los tiempos en que Gallen-Kallela trabajaba en él. Las obras suelen exponerse también en lo que fuera cocina, comedor y sala de estar de la familia.
Un ascenso a la cultura y a la historia
Secundando el tema contemporáneo de En otras palabras, en las habitaciones de la torre se expone una muestra de la cultura, la historia y la vida cotidiana de Espoo. Los visitantes pueden subir por las escaleras hasta la sala superior, desde la cual se contempla el amplio paisaje de la ensenada sobre el Báltico. Lintukoto (La Morada de las Aves), la instalación de la Agrupación de Artistas de Espoo, gira alrededor de un gran huevo —símbolo sustancial en el mito de la creación del Kalevala— que se halla suspendido en el aire sobre una construcción a modo de nido. Completan la obra una serie vídeos y grabaciones sonoras realizadas en Espoo.
En otra de las salas pueden oírse grabaciones de audio de narradores locales en nueve de los numerosos idiomas que se hablan en Espoo. Las historias en finés, sueco, ruso, estonio, árabe, inglés, vietnamita, hindi y lituano le proporcionan al antiguo Kalevala un subtexto moderno y relevante. La lengua materna del 16% de los 214 000 residentes de Espoo no es ni el finlandés ni el sueco.
«Cuando montamos la exposición, nos preguntamos de qué trataba realmente el Kalevala», dice Mari Viita-aho. «Llegamos a la conclusión de que trataba sobre personas que se reunían para contar historias y transmitir hacia el futuro la información sobre su patrimonio cultural. Eso es lo que constituye la esencia del Kalevala en los tiempos actuales».
Detalles personales que se revelan
La pieza central de la exposición, ubicada en el estudio de Gallen-Kallela, cuenta la historia de las mujeres del Kalevala. En ella se ponen al descubierto detalles más personales, como que la modelo utilizada por Gallen-Kallela para su representación de Aino, heroína de la epopeya, fue su esposa, Mary.
Para La Madre de Lemminkäinen, obra maestra expuesta en el Ateneum, la modelo fue la propia madre del artista, mientras que para el rostro de Louhi, la malvada reina mitológica, se valió de sus apuntes de los rostros de diferentes mujeres que encontró durante sus visitas al campo finlandés.
«Su relación con el Kalevala fue de por vida, desde edad temprana, porque quedó impresionado desde sus primeras lecturas», afirma Mari Viita-aho. «Gallen-Kallela no fue el único que pintó el Kalevala, pero sus cuadros son los primeros que vienen a la mente cuando la gente habla sobre esta obra».
Por Michael Hunt, febrero de 2019