El verano en Finlandia es definitivamente único: intenso y muy esperado, de una belleza que te deja sin aliento. Merece la pena celebrarlo, y eso es exactamente lo que hacen los finlandeses: se reúnen para disfrutar de las largas horas de luz y de la libertad de los festivales de verano en todo el país. Las ciudades, las islas, las orillas de los lagos e incluso las colinas del norte acogen acontecimientos repletos de gente feliz, comida deliciosa, música en directo y espectáculos artísticos.
Sin duda, hay magia en el aire. El organizador de festivales y artista contemporáneo Aki Roukala lo ha plasmado en festivales boutique alternativos como el Bättre Folk, celebrado en la pintoresca isla de Hailuoto, y el Festivaali en Tampere. Como director creativo de ambos festivales, es el encargado de comisariar alineaciones de artistas que satisfagan y sorprendan a los entusiastas de la música. Eso es lo que mantiene la escena fresca y original, piensa.
«Finlandia no es mundialmente conocida por las grandes estrellas del pop», afirma Roukala. «No tenemos que someternos a la presión de la industria mundial de la música pop. Hemos tenido tiempo y espacio para cultivar músicos y grupos alternativos, que para mí son cabezas de cartel mucho más interesantes que algunos de los artistas más famosos».
Ubicación, ubicación, ubicación

Ruisrock, Turku
Foto: Riikka Vaahtera
Los festivales alternativos siguen siendo marginales en Finlandia, donde los actos más convencionales atraen a un público más numeroso y generan más beneficios. Mientras el Bättre Folk, más íntimo, atrae a unos 3.000 asistentes diarios (y agota las entradas casi todos los veranos), Ruisrock, en la isla de Ruissalo en Turku, atrae a más de 100.000 visitantes cada año. Es el segundo festival de rock más antiguo de Europa y se celebra desde 1970.
Podrías calificar a Ruisrock como convencional basándote en su alineación, pero el escenario dista mucho de ser corriente. El escenario principal está situado en una playa de arena rodeada de aguas abiertas. Hay algo único en miles de personas que sonríen y agitan las manos para saludar a los enormes cruceros que pasan de camino a Suecia.
«La gente pasa días enteros dentro de un recinto en los festivales. Tienes que respetar a los participantes del festival: todo, desde la ubicación hasta la comida, tiene que añadir valor a la experiencia», afirma Roukala.
Como ilustran las playas de Ruissalo, la ubicación desempeña un papel crucial en la creación del ambiente mágico e incluso peculiar de los festivales de verano finlandeses, que van desde desfiladeros rocosos y castillos medievales hasta zonas urbanas rodeadas de rampas de patinaje DIY y pistas de hielo, pasando por aparcamientos.
Espectáculos originales como en ningún otro sitio

Flow Festival, HelsinkiFoto: Samuli Pentti
Aunque los festivales más grandes y tradicionales ya están consolidados, siempre hay sitio para que surjan otros nuevos. Cada pocos años surgen nuevos festivales, a veces sólo durante un único verano. Algunos festivales sólo contratan artistas que cantan o actúan en finés. Eso es lo que suele hacer Aki Roukala.
«Para los asistentes extranjeros a los festivales, nuestra lengua suena exótica e interesante, lo que contribuye a la originalidad general de los actos culturales finlandeses. No veo por qué no podrías conquistar el mundo actuando en finés».
Al fin y al cabo, sin embargo, hay un ingrediente secreto principal en los festivales de verano finlandeses: la gente. El sentido de comunidad y el ambiente hacen o deshacen un evento, dice Roukala.
«El director creativo elabora el programa, el programa determina el público y el público crea el ambiente», resume.
Y no es difícil crear una atmósfera mágica bajo el sol de medianoche -o la suave bruma del crepúsculo que se convierte directamente en amanecer- cuando el único lugar en el que tienes que estar es justo donde estás, en medio de la gente, que está toda aquí para disfrutar.
Por Kristiina Ella Markkanen, ThisisFINLAND Magazine