En las elecciones parlamentarias finlandesas de 2015, dos partidos, el de Centro y los Verdes, han protagonizado un súbito ascenso, siendo los únicos en lograr aumentar el número de sus diputados. Todavía queda mucho margen para las especulaciones acerca de la composición del futuro gobierno.
Con todos los recuentos hechos, el principal resultado es tal y como ya se había augurado: el conservador Partido del Centro, que en 2011 sufrió una gran pérdida, quedando relegado a la oposición, ha vuelto a salir a la superficie, pasando de los treinta y cinco escaños logrados en 2011 (de los doscientos del Parlamento) a los cuarenta y nueve actuales, quedándose a tan solo dos puestos de los logrados en las elecciones de 2007.
Mientras tanto, los populistas Verdaderos Finlandeses han luchado por no hundirse, perdiendo un escaño pero manteniendo los treinta y ocho necesarios para situarse en segundo lugar, un poco por delante de los conservadores moderados de la Coalición Nacional, que han perdido siete diputados y se quedan con treinta y siete. Los Socialdemócratas van a seguir en el juego, con treinta y cuatro diputados: una continuación de su tendencia a la baja, con un descenso de ocho escaños. Los Verdes han recuperado los cinco puestos perdidos en 2011, obteniendo un total de quince y siendo, junto con el de Centro, uno de los dos únicos partidos que han visto aumentada su representación.
Aunque a la Alianza de la Izquierda le han faltado votos y haya sufrido la pérdida de dos escaños, se aferra a los doce obtenidos, mientras que los Demócrata Cristianos han bajado ligeramente, pasando de siete a seis escaños. El Partido Popular Sueco, apoyado principalmente por los hablantes de la segunda lengua oficial de Finlandia, se mantiene estable con sus nueve diputados, tal y como viene haciendo durante las últimas legislaturas.
Resolviendo el rompecabezas del gobierno
Hace cuatro años, los Verdaderos Finlandeses se negaron a unirse al gobierno, puesto que parte importante de su campaña era el compromiso de no apoyar el paquete de rescate para Grecia. En el periodo previo a las elecciones de este año, se han cuidado muy mucho de volver a sugerir siquiera dichas condiciones. Es más, han hecho saber abiertamente que están listos para una posible participación en el futuro gobierno.
Aunque todavía puede suceder cualquier cosa y los expertos van a poder entretenerse especulando por lo menos hasta principios de mayo, Juha Sipilä, cabeza del Partido de Centro, se convertirá en primer ministro con toda seguridad. Es muy probable que forme un gobierno de coalición, ya sea con los Verdaderos Finlandeses, con los Socialdemócratas, o con la Coalición Nacional. Cualquiera de las combinaciones daría un total superior a los ciento veinte escaños que se consideran necesarios para una coalición efectiva.
Todo esto hace disminuir las probabilidades de que veamos una repetición de lo sucedido en 2011, cuando costó un par de meses – algo inaudito en Finlandia – llegar a formar un gobierno mosaico, compuesto de seis partidos diferentes, incluidos los Socialdemócratas, y liderado por la Coalición Nacional.
Como trama secundaria de estas elecciones, queda por ver si el Partido Popular Sueco – que ha sido integrante de la coalición en el poder durante los últimos treinta y seis años – seguirá formando parte del gobierno. Tampoco se descarta por el momento a ninguno de los demás partidos.
A pesar de todo, el progreso continúa
Pero, si uno se fija, los resultados indicarían una corriente más reveladora y tal vez más significativa para los jóvenes votantes que las poses de los pesos pesados de los partidos mientras intentan lograr la fusión de una coalición de gobierno.
Poco a poco las caras de la política finlandesa están cambiando, al igual que la cara de Finlandia, aunque para apreciar dicho cambio sea necesario mirar más allá de los partidos de Centro y Verdaderos Finlandeses. Tras la llegada en 2011 del primer diputado de color a su Parlamento (Jani Toivola, actor y miembro ahora reelegido de los Verdes), Finlandia ha elegido esta vez a sus dos primeros diputados inmigrantes de origen: Nasima Razmyar (Socialdemócratas), que nació en Afganistán y se trasladó a Finlandia a la edad de ocho años, y Ozan Yanar (Verdes), que nació en Turquía y se trasladó a Finlandia a la edad de catorce. Sus precursores son Hella Wuolijoki, finlandesa nacida en Estonia y elegida diputada a mediados de los 40, y otra mujer, Elisabeth Nauclér sueca de nacimiento y representante de la semi-autonomía de las Islas Åland, la cual acaba de terminar su legislatura.
Así mismo, cabe señalar que en el distrito electoral de Helsinki la Coalición Nacional ha obtenido el primer lugar y los Verdes han sumado votos suficientes como para lograr un claro segundo puesto, seguidos de cerca por los Socialdemócratas, los Verdaderos Finlandeses y el resto de los partidos. La capital es también la que ha tenido la mayor tasa de participación de los trece distritos nacionales, siendo esta del 74,9 % de los ciudadanos con derecho a voto.
A nivel nacional, el número de votantes ha alcanzado el 70,1%, porcentaje respetable aunque sea un 0,4 % menor que en 2011. La edad media de los diputados ha descendido levemente a 47,3 años, y son treinta y cuatro los diputados menores de 35. El más joven tiene veinticuatro años, mientras que el de mayor edad tiene setenta y cuatro. Aunque el Parlamento haya perdido a tres de sus representantes femeninas, son muchas las mujeres jóvenes que han ganado un escaño, como la mencionada Razmyar, Li Andersson (Alianza de la Izquierda) y Susanna Koski (Partido de Coalición Nacional).
Por Peter Marten, abril de 2015