Desde comunicarse con los cubos de basura, hasta el seguimiento de coches de rally, las empresas finlandesas están inventando maneras únicas de abordar el Internet de las Cosas.
Es lunes por la mañana y los cubos de la basura están hablando. El fin de semana ha sido largo y los contenedores cuentan que se ha generado una gran cantidad de residuos, aunque también dicen algo más: informan sobre sus temperaturas internas, e incluso pronostican cuándo van a estar completamente llenos.
Pero no todos los contenedores de basura son iguales. Mientras que en una tranquila comunidad de jubilados pueden tardar una semana en llenarse, en un bloque grande de pisos se desbordan a diario. Toda esta información constituye una mina de oro cuando se trata de prestar un servicio eficiente de recogida de residuos en una ciudad, un hueco del mercado en el que la compañía finlandesa Enevo está logrando situarse.
“Por lo general, nuestros clientes operan en rutas programadas con un horario fijo, lo que significa que los transportistas acuden a los mismos contenedores en días determinados, independientemente de que estos necesiten o no mantenimiento”, dice Pirkka Palomäki, director de operaciones de Enevo. “La solución que nosotros les ofrecemos es completa y abarca desde los sensores, hasta hasta la navegación de los camiones. También aprendemos del historial y podemos adelantarnos a los acontecimientos para proporcionar a nuestros clientes una especie de pronóstico meteorológico de los residuos”.
La compañía está dando mucho que hablar en los medios de todo el mundo por su ingeniosa solución de este viejo problema. Los inversores a nivel mundial también se han mostrado interesados y Enevo ya ha obtenido financiación de capitalistas de riesgo de Silicon Valley, del Instituto de Inversiones de Finlandia y del presidente de Nokia, Risto Siilasmaa.
Algo más que basura parlante
El servicio de Enevo constituye un ejemplo del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), la red de objetos físicos que incorporan elementos electrónicos y están conectados a la red. La gran evolución del IoT radica no sólo en los sensores que recopilan datos, o en los transmisores que los envían, sino también en cómo se utiliza la información que proporcionan.
Imaginarse un cubo de basura capaz de medir su capacidad es relativamente sencillo, pero imagínense una ciudad con miles de contenedores llenándose a diferente ritmo, docenas de camiones de basura y millones de rutas potenciales de recogida. Enevo les indica a sus clientes la manera más eficiente para vaciarlos.
“En nuestro análisis de datos, lo fundamental es sacarle el máximo provecho al ahorro, es decir: menos camiones en circulación, menos emisiones de CO2 y un ahorro significativo en cada operación”, dice Palomäki.
Echándole un poco de imaginación, está claro que esta solución tecnológica tendría utilidad en todo tipo de servicios de entrega y recogida, pero Palomäki apunta que, por el momento, la empresa solo se está centrando en la gestión de residuos. “Obviamente, las aplicaciones que podremos abordar más adelante son muchas, pero en este momento es importante seguir centrados en lo que estamos haciendo y ofrecer la mejor solución”.
Las cosas se ponen online
Mientras Enevo se concentra en un único aspecto de la IoT, existe otra empresa finlandesa cuyo acercamiento a la cuestión sería el opuesto. Con sede en Oulu, en el norte de Finlandia, Thingsee se dedica únicamente a crear el hardware y la aplicación móvil, dejando que los usuarios utilicen el dispositivo como mejor les parezca. El aparato incluye un localizador GPS, un giroscopio y un magnetómetro, y la luz, la presión, la temperatura y la humedad se registran mediante sensores.
“He visto algunas innovaciones que están muy bien”, dice Ville Ylläsjärvi, socio cofundador de Thingsee. “Una de ellas es una aplicación fuera de carretera para coches, aunque decir que es “interesante” suena demasiado suave”.
Gracias al dispositivo Thingsee One, un coche de rally puede enviar a su equipo de apoyo datos sobre su aceleración, velocidad, ubicación e inclinación. Otras ideas que Ylläsjärvi ha constatado son un avisador de que el cartero ha pasado y un rastreador para los aficionados a los globos.
Todo el proyecto se basa en la apertura y la flexibilidad. Las personas interesadas en desarrollo pueden crear software, gracias a su plataforma de código abierto. El dispositivo puede utilizarlo desde un novato en cuestiones técnicas que desee proyectar algún hobby, hasta un desarrollador profesional que quiera probar alguna de sus ideas. Pero la versatilidad de Thingsee One no está pensada únicamente para las personas curiosas, y uno de los mayores mercados potenciales son las empresas que construyen sus propios productos de IoT.
“A diario se ponen en contacto con nosotros empresas que quieren construir nuevos servicios”, dice Ylläsjärvi. “Se trata del primer dispositivo inteligente de desarrollo del mundo”.
Por David J. Cord, abril de 2015